Kandinsky y el camino a la espiritualidad

Wassily Kandisky siempre trató de pintar las imágenes de su alma, todas sus pinturas están dotadas de la  necesidad de transmitir una compleja y personal geometría espiritual.

El ruso Wassily Kandinsky (1866-1944) es uno de los maestros de las vanguardias de la primera mitad del siglo XX. Considerado por muchos el padre del arte abstracto, aunque esto no sea del todo exacto, su nombre está estrechamente vinculado con la pintura que rompe con la figuración. Es el primero en teorizar sobre esta expresión que buscó proponer una nueva pintura mirando más allá de la realidad.

Kandinsky rindió al arte pictórico una especie de culto personal, para el artista el color era un medio para alcanzar la espiritualidad. En su libro  Sobre lo espiritual en el arte (1911), tratado fundamental que explica su quehacer artístico,  declaró que “el color es un poder que influencia directamente al alma” y que “todos los medios (en pintura) son sagrados cuando son dictados por una necesidad interna”. 

Nacido en Moscú en el seno de una familia de comerciantes de té, realizó estudios en derecho y en economía en la capital rusa. Fue hasta los 30 años cuando tomó la decisión de dedicarse al arte. Esto fue motivado por dos experiencias que le cambiaron la vida:  la contemplación de un cuadro de Monet, un campo con almiares, y la representación de Lohengrin de Wagner.

Fue la obra del alemán que lo hizo comprender que la pintura podía aspirar a ser un arte abstracto al igual que la música, con la misma capacidad de suscitar en el espectador respuestas emocionales. Ésa fue la misión que se fijó en la vida como creador, la cual comenzó con unas primeras pinturas naturalistas que hizo en Rusia: paisajes del Volga, de los Alpes bávaros y paisajes construidos a partir de experiencias cromáticas.

Para Kandisky el arte antiguo era externo, en cambio, el nuevo arte tenía que ser espiritual. Para lograr ese nuevo arte, el artista tendrá que buscar aquellas emociones que no tienen nombre. Toda esta búsqueda será realizada mediante una conexión espiritual, pues sólo el alma del artista puede hacer más profunda la obra artística. Por esta razón, Kandisky siempre trató de pintar las imágenes de su alma, todas sus pinturas están dotadas de la  necesidad de transmitir una compleja y personal geometría espiritual.

Esta idea se emparenta con aquello expresado por el compositor Robert Schumann: “iluminar las profundidades del corazón humano es la misión del artista.” Wassily supo muy bien iluminar estas profundidas a través de la utilización del color. Pero el color tenía que ser complementario al sentido de la obra, cada pintura abstracta debía mostrar una dualidad inseparable entre forma y contenido.  La forma y el color es el lenguaje del artista, pero esta expresión queda vacía si no la sustenta el almaEl color, escribe Kandinsky en su libro, “tiene un fuerza enorme”. La armonía y utilización del color se basa en el “principio del contacto con el alma humana.”

Es importante mencionar la relación que crea Kandinsky, tanto en su obra como en su teoría, entre pintura y músicaEl artista ruso se interesó en las teorías musicales del compositor austríaco Arnold Schönberg, padre del dodecafonismo. Su evolución hacia la abstracción puede considerarse como un camino paralelo a las innovaciones de Schönberg en el campo musical. Llama la atención que Vasili realizó diez composiciones musicales, de las cuales varias fueron destruidas durante la II Guerra Mundial.

Para acercarnos más a este artista, algunas de sus pinturas las podremos ver en las salas del Museo de Bellas Artes como parte de la muestra que cerrará el 2018.

_____

_____

 

Previo

Adiós a la promesa de austeridad en la Cámara de Diputados

Siguiente

Un estándar imposible de sostener

Sin comentarios

Deja un comentario