El vínculo entre el racismo y la falta de conciencia ecológica
En las últimas semanas, una intensa ola de calor azota al hemisferio norte, que ha alcanzado los registros de temperatura más elevados de los últimos tiempos. Esta situación no sólo plantea un problema medioambiental grave que afecta a la agricultura y al acceso al agua, sino que supone también un serio problema de salud pública.
Al mismo tiempo, un grupo de investigadores ha encontrado una relación interesante entre racismo e ignorancia sobre temas ambientales, ya que las personas viejas, con inclinaciones políticas hacia la derecha conservadora y blancas, son más propensas a negar la veracidad del cambio climático. Por lo menos esto se desprende de un estudio publicado en Environmental Politics, en donde también se concluye que las personas que niegan el consenso científico sobre la crisis climática también tienden a ser más racistas.
Esta relación es un fenómeno relativamente reciente, que ocurrió a raíz de las elecciones de Barack Obama en 2008. Las personas que impulsaron a Obama a tomar medidas sobre el cambio climático a menudo lo criticaron por ser demasiado cauteloso en relación con los riesgos económicos, ambientales y de salud pública que plantea el cambio climático.
Pero el estudio plantea que, por moderadas que fueran las políticas de Obama, la mera existencia del primer presidente afroamericano de Estados Unidos que habló de cambio climático en el discurso sobre el Estado de la Unión y se unió al acuerdo climático de París, se relaciona con un número significativo de estadounidenses blancos que decidieron no secundar la política sobre el cambio climático.
Esta relación también se ha documentado con respecto a la reforma de la atención de la salud: después de que el gobierno de Obama la convirtiera en una prioridad, un conjunto de estadounidenses blancos que habían apoyado el tema durante la administración Clinton, repentinamente cambió su posición.
“No estoy tratando de afirmar en el estudio que la raza es el componente individual más importante o necesariamente masivo de todas las actitudes ambientales”, explica Salil Benegal, autor del estudio, pero es algo significativo que deberíamos observar”.
Benegal llegó a esta conclusión al observar dos colecciones de datos: Pew Data y los Estudios Electorales Nacionales de Estados Unidos (ANES), que entrevistan a una muestra nacional de votantes, antes y después de cada elección presidencial, sobre lo que denominan “resentimiento racial” contra los afroamericanos.
La ideología política define la opinión en temas ambientales
Descubrió que el porcentaje de estadounidenses blancos que dijeron que creían que el cambio climático es un problema muy grave, disminuyó durante la administración Obama. También que los republicanos blancos mejor posicionados por su resentimiento racial tenían tres veces más probabilidades de estar en desacuerdo con la afirmación de que el cambio climático era real.
En otro artículo publicado por Benegal y Lyle Scruggs en la revista Climatic Change, se puso de manifiesto, a través de las encuestas Gallup sobre el estado de la opinión pública, que la creencia en el cambio climático como real y causada por los humanos, ha disminuido entre los votantes republicanos en el último año.
Anteriores encuestas de Gallup, realizadas a finales de los años 90, reflejaron una pequeña brecha entre demócratas y republicanos en sus respuestas al cambio climático. Sin embargo, hoy los votantes demócratas tienen casi el doble de probabilidades que los republicanos de estar de acuerdo con el consenso científico sobre el cambio climático, posiblemente porque los políticos republicanos están bajo una mayor presión por parte de los donantes y otros republicanos, para no reconocer su existencia.
Deriva racial del discurso político
Los políticos han desplegado incesantemente mensajes políticos con trasfondos racistas, porque recurrir a los prejuicios y la paranoia realmente motiva a las personas racistas y paranoicas a presentarse y votar, señala Benegal.
Esta mezcla de racismo y política en lo que respecta al cambio climático es especialmente peligrosa porque, históricamente, cuando el racismo y la política se juntan, el resultado es una política realmente terrible, añade.
Tomar decisiones políticas sin tener en cuenta el racismo ha tenido efectos desastrosos en el pasado, entre otros el hecho de que las industrias contaminantes se hayan desplazado a comunidades no blancas, en lugar de limpiar su actividad tóxica o cerrar sus instalaciones.
En la actualidad, el criterio racista conduce todavía a que programas estatales, locales y federales, respondan selectivamente a la amenaza planteada por el cambio climático y consideren que algunas comunidades son más dignas de ayuda que otras, después de los desastres climáticos.
Benegal concluye: “creo que lo importante es entender que las actitudes raciales y la identidad partidista se están alineando más estrechamente y van de la mano para un número creciente de problemas. Estamos notando las interacciones entre estos factores con mayor frecuencia. Es importante entender cómo la raza y el partidismo están unidos en tantos asuntos”.