No hay mancha que le quite brillo a la poesía: Juan Manuel Roca y las mafias literarias

"No hay mancha que le quite brillo a la poesía. Quienes la niegan o la desprecian no le hacen más daño que quienes dicen adorarla", escribe el poeta Ángel Carlos Sánchez sobre el caso Juan Manuel Roca y Círculo de Poesía

Por Ángel Carlos Sánchez

“El vuelo de ciertos pájaros espanta los caballos”

Juan Manuel Roca

No deploro que la poesía se vea envuelta en escándalos. Sabemos bien que el fenómeno estético que conocemos con ese nombre, aunque sea generado por un suceso ordinario que nos revela algo extraordinario del mundo, seguirá ahí después de limpiarle dimes, diretes, mentiras y, aún peor: “verdades”. No hay mancha que le quite brillo a la poesía. Quienes la niegan o la desprecian no le hacen más daño que quienes dicen adorarla.

Pienso que el verdadero problema de los comentarios alrededor del último intento de “hazaña” del grupúsculo autodenominado Círculo de poesía, es el mismo que ya el gran Enrique González Rojo Arthur escribió en su exordio-prólogo a una muestra poética independiente de hace casi diez años y que había señalado más de medio siglo antes: “algunas mafias y ‘capillitas privadas’ —que no pueden sobrevivir sin la ubre oficial—, nos muestran el espectáculo triste y desolador de un puñado de poetas que son ganados por el afán de poder, el ansia de reconocimiento y hasta por las prebendas malolientes que se pueden obtener en un mundo cultural como el nuestro”.

Así que escribo esto no para defender a un amigo —ya que el amiguismo es una de las principales formas en que se disimulan los intereses no estéticos comunes entre quienes comparten un “proyecto” cultural, ademas de que Juan Manuel Roca y yo sólo nos saludamos una vez que seguramente él no recordará ni tiene por qué— sino para resaltar el hecho de que en los tiroteos verbales en que derivan la mayor parte de las discusiones para defender o atacar a los protagonistas de una disputa por cuestiones accesorias al mundillo literario, lo que más se olvida es precisamente el asunto estético.

No meto las manos al fuego por casi nadie de los que opinan alrededor de la reputación o el prestigio tanto de quienes atacan como de quienes defienden al poeta aludido. Ni siquiera puedo intervenir por él porque realmente no lo conozco. De hecho, creo que algunos nombres que vi en los comentarios están y han estado a su vez relacionados con escándalos parecidos en otros momentos: gente que además de lo ya instituido sólo lee y publica a sus amigos y, por lo tanto, como jurado —para otorgar premios, becas, puestos culturales, publicaciones, etcetera— sólo permite el paso de aquello que le es afín. Tampoco es que sugiera la iniquidad de cualquier grupo. Al contrario, creo en las colectividades que se construyen con base en la solidaridad que ayuda a crear lazos para desentramar un poco el peor lado del mundo. Pero aquellos que únicamente se reúnen para sacar ventaja violando la equidad que daría oportunidad a otros me parecen viles sean de la profesión que sean: los “poetas” y “artistas” que actúan de ese modo no son menos mafiosos porque se dediquen a cuestiones no convencionales.

Entiendo que el “libre mercado” neoliberal con sus triquiñuelas ha colonizado la mente de la mayor parte de la sociedad y que la necesidad de sobrevivir sujeta como un ancla dentro de un pantano. Sé que los poetas y los artistas también están atrapados en la trama socioeconómica que nos asfixia cada vez más. Por eso mismo, de vez en cuando es necesario recordar que uno de los pocos horizontes comunes en el que alguna vez coincidieron los creadores artísticos es en el de la comprensión si no la búsqueda o la construcción de la libertad. Cualquier cosa que eso sea. No espero que las cosas mejoren ni un poco a partir de escribir esto —dudo incluso que sea leído por más de 20 personas—, pero igual trato de hallar una razón para que tengan sentido la escritura y la defensa de lo escrito. Aprovecho lo que una vez el poeta Luis Reyna mencionó: que un sólo verso le era suficiente para que un libro tuviera sentido. Aparte de planteamientos teóricos o retóricos, me quedo con eso. Para mi lo importante de esta discusión es el verso de Juan Manuel Roca con que abro este texto. Y con el que cierro: “El vuelo de ciertos pájaros espanta los caballos”.

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