Escuchar música cuando aprendemos mejora las funciones cerebrales

En Tercera Vía, ya hemos revisado algunos estudios que demuestran los efectos neuronales de escuchar o interpretar música, los cuales suelen ser muy positivos. Hoy un estudio, ha descubierto indicios de que la música combinada con algunos ejercicios audiomotrices de relativamente poca intensidad, producen cambios rápidos y estructurales en el fascículo arqueado del cerebro (una estructura neuronal que está íntimamente relacionada con la comprensión y producción del lenguaje).

El sonido suele emplearse para ayudar a aprender movimientos y en tareas de rehabilitación. Además, moverse al ritmo de la música es una actividad de la que disfruta mucha gente. No obstante, la base neuronal de esta relación sigue sin conocerse en profundidad.

En un artículo recientemente publicado, un equipo internacional de investigadores demuestra que practicar un movimiento básico aumenta la conectividad estructural de las rutas de la materia blanca entre las regiones del encéfalo que controlan el movimiento y procesan el sonido.

Ya se sabía que las vías corticoespinales, las vías piramidales y el cuerpo calloso se modifican al estudiar música. También que el aprendizaje musical puede influir en los circuitos audiomotrices.

Nuevo paradigma de enseñanza

Pero en este estudio, el equipo diseñó un paradigma de enseñanza nuevo en el que los participantes aprendieron cuatro secuencias de ocho movimientos (intercalando en diferentes combinaciones los dedos de la mano izquierda) utilizando una pantalla con música (grupo 1) o sin ella (grupo 2). Los sujetos emplearon veinte minutos de aprendizaje tres veces a la semana durante cuatro semanas.

En la prueba participaron treinta voluntarios sanos con edades de dieciocho a treinta años con los que se contactó a través de un sitio web de contratación de estudiantes de la Universidad de Edimburgo. Todos eran diestros y no habían sufrido con anterioridad afecciones neurológicas ni psiquiátricas.

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La cantidad media de formación musical de cualquiera de los participantes era de 1,4 años con un máximo de 6 y ninguno participaba en actividad musical alguna. Todos se sometieron a un escáner de Imagen por Resonancia Magnética (IRM) y a una evaluación del comportamiento antes de poner en marcha el experimento.

Los participantes se sometieron a otro escáner tras el experimento. Los resultados mostraron que el grupo con música mostró un aumento considerable de la conectividad estructural en la vía de materia blanca que une las regiones auditiva y motora en el hemisferio derecho del encéfalo. El grupo de control no mostró cambios significativos.

Si bien desde hace mucho que se sabe de la existencia de una respuesta cerebral a la música, este tipo de investigación en particular provee información importante para diseñar nuevos programas de rehabilitación motora.

Con información de Brain and Cognition y Agencia T21 | Selección, edición y notas del Colectivo Alterius

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