En 50 años acabaremos con el 75% de los primates
En Tercera Vía, ya habíamos advertido el estado crítico por el que pasan los primates mexicanos debido a la actividad del ser humano, uno de los grandes problemas que estamos creando debido a nuestra forma de relacionarnos con nuestro ambiente, favoreciendo un sistema económico que se basa en la acumulación y por tanto en al destrucción de la naturaleza, y que ocasiona conflictos similares en prácticamente cualquier parte del mundo, incluso en las más desconocidas e inhabitadas por la especie humana.
Ahora la advertencia es más alarmante, ya que una revisión científica sin precedentes demuestra que el 60% de las más de 500 especies de primates no humanos (lemúridos, lorísidos, galágidos, társidos, monos y simios) que existen en el mundo está amenazado y el 75% tiene poblaciones en claro declive. Así lo confirma un equipo de 31 primatólogos en el mayor análisis realizado hasta el momento sobre la situación, las amenazas y los esfuerzos de conservación de estos animales.
La revisión –publicada en Science Advances y que combina datos de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, artículos científicos y bases de datos de Naciones Unidas– apunta a las crecientes presiones a escala local, regional y global que el ser humano ejerce sobre estos mamíferos en América del Sur, África, Madagascar y Asia como la principal razón de su delicada situación. Según el trabajo, estas amenazas resultarán en una extinción global de cerca del 75% de las especies en los próximos 25-50 años.
“Para muchas de estas criaturas es realmente su última hora”, confiesa Paul Garber, coautor de la evaluación y profesor de Antropología de la Universidad de Illinois (EE UU). La situación del orangután de Sumatra, que ha perdido el 60% de su hábitat entre 1985 y 2007, es claro ejemplo de ello.
La agricultura acecha a los primates
La rápida y extensa pérdida de hábitat debido a la expansión de la agricultura industrial, la ganadería, la explotación petrolera y minera y la construcción de presas y carreteras para extraer recursos son las principales amenazas de estos animales. Pero se unen otras, como la caza de estos primates o el tráfico ilegal de miles de ejemplares que se convierten en mascotas.
De todas las amenazas, la agricultura es la que genera las peores consecuencias. “Las prácticas agrícolas están destruyendo el hábitat vital del 76% de todas las especies de primates en el planeta”, explica el investigador, que detalla que la producción de aceite de palma, soja y caucho, así como la tala y la ganadería están destruyendo millones de hectáreas de bosque.
“Estos mamíferos se aferran a los bosques de China, Madagascar, Indonesia, Tanzania y República Democrática del Congo y, a menos que la conservación se convierta en una prioridad global, muchas de las especies de primates desaparecerán en los próximos 25 años”, continúa Garber.
Una extinción evitable
Por todas estas razones, los expertos piden una acción urgente a escala regional y global para proteger a las poblaciones de primates silvestres que se encuentran en peligro de extinción por la acción humana, sobre todo en países como Brasil, Indonesia, Madagascar y la República Democrática del Congo, que albergan dos tercios de todas las especies de primates.
Dado que la mayoría de los primates vive en regiones donde las poblaciones humanas tienen tasas de crecimiento de cerca del 3% al año y se caracterizan por altos niveles de pobreza y desigualdad, los científicos proponen iniciativas dirigidas también a mejorar la salud, el control de natalidad, el acceso a la educación de las personas y el desarrollo de proyectos sostenibles.
“Abordar la pobreza local y facilitar el crecimiento demográfico es un componente necesario de la conservación de los primates. Construir economías basadas en la preservación de los bosques y sus habitantes y ampliar las oportunidades educativas para las mujeres sería el comienzo para dirigir algunas de las mayores amenazas de estos animales”, expone Garber.
“Tenemos una última oportunidad para reducir o incluso eliminar las amenazas humanas hacia los primates y sus hábitats, para orientar los esfuerzos de conservación y aumentar la concienciación. Después de todo, los primates son nuestros parientes biológicos más cercanos”, concluyen los investigadores.
Cabe señalar que uno de los firmantes, y primer autor del trabajo, es el primatólogo mexicano Alejandro Estrada, que comparte créditos con un equipo internacional que incluye también a científicos peruanos, argentinos y brasileños.