Juan Gabriel fue alguien poco convencional en un país hipócrita

Juan Gabriel está muerto. Era demasiado joven (66 años en 2016 es apenas el inicio de una vejez plena) y realmente, aún si hubiera tenido 90 años, como pueblo nuestra opinión sería que fue demasiado pronto. JuanGa era alguien con quien contábamos, un icono y más bien el raro caso donde el personaje supera a la persona. En nuestro México Mágico, estamos llenos de avatares como La Tigresa, Carlos Salinas, Chachita, Lópéz Tarso, Cantinflas, La Tartamuda, Polo Polo, Ortiz de Pinedo, Gutiérrez Vivó y hasta el mismo Pedro Infante. Ninguno como JuanGa.

La música es el verdadero lenguaje universal, ya que si bien las telenovelas suelen estar en el ADN y canasta básica mexicana, esas no se pueden disfrutar en un camión urbano, en la calle desde las bocinas de una Farmacia Similar, en el estéreo de casa o en la soledad de unos audífonos. La popular mexicana está llena de ídolos como Angélica María o El Pirulí pero [insisto] nadie como JuanGa. El Noa Noa en cada boda o graduación. ¿Qué canción de JuanGa no queda en cualquier verbena mexicana?

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Una de las reflexiones más comunes en las últimas 24 horas, me atrevo a opinar, es aquella acerca de que Juan Gabriel siendo una persona poco convencional ponía a bailar, cantar y llorar a cualquier persona. Siendo poco convencional, un eufemismo para afirmar que el Divo de Juárez era un icono mexicano que resultaba ser homosexual. Políticos, sacerdotes, ejecutivos y hasta los jefes de familia más mochos se rendían ante los encantos de las composiciones de Juan Gabriel, un fuera de serie y modelo único. Una excepción en un país que castiga ser diferente.  Si tenemos que ponerle un declarante, se puede retomar lo que dijo el dramaturgo y actor Sergio Zurita hoy en MVS Radio, “¿Se van a quejar los jerarcas de la iglesia católica en Bellas Artes con pancartas y gritos? La iglesia católica, que tiene una campaña en contra de la diversidad sexual”.

¿Qué canción de JuanGa no queda en cualquier verbena mexicana?

Me encanta la definición de JuanGa como alguien poco convencional y me enternece como no tienen idea. Lo que se puede juzgar al no conocerlo en persona, el acto con el que se hace famoso, este personaje delicado y genial, es de dar envidia. A inicios de este año muere otro no convencional, David Bowie, otro a quienes millones lloraron. Bowie era genial y un camaleón pero [con miedo a ser linchado por hordas de roqueros] no representaba la idiosincrasia de todo un país y cultura. JuanGa y todo alrededor de él, era nuestro México; Rosa, alegre, con momentos oscuros, festivo y peculiar, de matices.

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De niño siempre llamó la atención ver a sujetos homófobos o machistas que se volvían locos con las canciones de Juan Gabriel y tal vez era una reflexión muy de infante pero no entendía el porque el rechazo a lo diferente en general para luego aceptar a un hombre que gritaba diversidad y aceptación. Es algo raro, por eso en el título hablo de un país hipócrita.

Un hombre que gritaba diversidad y aceptación

César Alan, mi director en Tercera Vía, me dijo que estaría padre escribir algo de Juan Gabriel. Quedé algo pasmado, ya que como mexicano me cala pero no soy el más grande fan debido a que escucho otro tipo de música, si bien conozco a JuanGa como cualquier compatriota. Por mis gustos muy personales lloré con Bowie y José Emilio Pacheco. Incluso por algo tan lejano como el creativo de Nintendo que falleció el año pasado (soy gamer).

JuanGa y su muerte me entristecen, pero es un vacío diferente. Algo que no creía ver. Un aspecto que dabas por hecho. Mis gustos musicales son más Panamerika Club Fonograma pero Javiera Mena, Gepe, Fobia, Neon Indian, Belanova, Zoé, Centavrvs y Carla Morrison simplemente no existirían musicalmente de no ser por la influencia del cantautor mexicano más grande.

La semana pasada el New York Times publicó un texto sobre la mexicanidad en creadores modernos, destacando a Natalia Lafourcade. Hace unos años, con mis colaboradores en /AUTONOMÍA de La Jornada Aguascalientes traté de hacer una reflexión así ante un hecho impactante: Carla Morrison en tres años de carrera mainstream había logrado lo mismo que Zoé con sus entonces ritmos británicos en quince años. Y hoy León Larregui toca boleros indie.

Sonará a cliché, pero todo parte de cómo se interpretan cosas como el Yo no nací para amar. Y por más que vistamos a la mona de seda o digamos que nos late The Clash, Beastie Boys o Stone Roses, en nuestro corazoncito siempre hay un lugar más grande para el feel de Querida. Es nuestra herencia.

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Y hoy decía César Alan en Facebook: ¿Quién no tocó Amor Eterno en la flauta dulce Yamaha?

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