La estadística demuestra que las grandes pandemias son más frecuentes de lo que pensábamos

La enfermedad forma parte de la historia de la humanidad de manera intrínseca. En la actualidad estamos sufriendo el coronavirus, pero desde que el ser humano empezó a organizarse en sociedad y a crear núcleos de personas que convivían juntos en un mismo espacio territorial, las enfermedades contagiosas tomaron un especial protagonismo.

A medida que la población mundial fue creciendo, cuando una enfermedad se extendía y afectaba a varias regiones del planeta, convirtiéndose en una amenaza para la población, se empezaron a documentar las primeras pandemias. Estas pandemias en ocasiones transformaron las sociedades en las que aparecieron y, muy posiblemente, han cambiado o influido decisivamente en el curso de la historia.

Ahora, un equipo internacional de científicos ha utilizado el registro de grandes epidemias ocurridas en los últimos cuatro siglos para estimar su intensidad y probabilidad de que se repitan en los años posteriores al brote inicial.

Según las conclusiones del estudio, publicado este semana en la revista PNAS, la probabilidad de que en el futuro surja una pandemia con un impacto similar a la covid-19 es de un 2 % en cualquier año, lo que significa que actualmente una persona nacida en el 2000 tiene un 38 % de probabilidad de experimentar una.

Y esa probabilidad no hace más que aumentar, lo que, según los autores, pone de manifiesto la necesidad de ajustar la percepción del riesgo de pandemias y las expectativas para prepararse frente a ellas.

“La conclusión más importante es que grandes pandemias como la covid-19 y la gripe española son relativamente frecuentes”, advierte William Pan, profesor asociado de la Universidad de Duke (EEUU) y uno de los coautores del trabajo, quien añade: “Entender que los brotes pandémicos no son tan raros debería reconfigurar nuestra lista de prioridades en el futuro, en cuanto a la prevención y control de este tipo de eventos infecciosos”.

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El Imperio bizantino se encontraba en uno de sus momentos de mayor esplendor cuando una epidemia de peste vino a oscurecer el mandato del emperador Justiniano. Es la primera epidemia de peste de la que se tiene constancia. La enfermedad –y con ella el miedo y la histeria- se expandió por Constantinopla, una ciudad de casi 800.000 habitantes, a una velocidad vertiginosa. Y de allí a todo el Imperio. Incluso el propio Justiniano fue víctima de la peste, aunque terminó recuperándose | Fuente: National Geographic

Las grandes pandemias, cada vez más frecuentes

El estudio, liderado por el profesor de la Universidad de Padua (Italia) Marco Marani, usó un nuevo método estadístico para medir la escala y frecuencia de brotes infecciosos, para los que en su momento no había un tratamiento médico, a lo largo de los últimos cuatro siglos.

El análisis, que cubrió patógenos como los de la peste, la viruela, el cólera, el tifus o nuevas variantes del virus de la gripe, demostró que hay una gran variabilidad en la frecuencia con la que las pandemias han ocurrido en el pasado, pero también permitió identificar patrones para calcular la probabilidad de que este tipo de eventos vuelvan a ocurrir.

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En el caso de la pandemia más mortal de la historia moderna, la mal llamada gripe española —que mató a más de 30 millones de personas entre 1918 y 1920—, la probabilidad de que apareciera una enfermedad de las mismas características varió entre un 0,3 % y un 1.9 % al año durante el período estudiado.

Dicho de otra manera, es estadísticamente probable que una pandemia tan extrema como la gripe española ocurra en los próximos 400 años.

Pero los datos también muestran que el riesgo de brotes intensos crece rápidamente. Basándose en el ritmo con el que nuevos patógenos como el SARS-CoV-2 se han desatado en las poblaciones humanas en los últimos 50 años, el estudio estima que la probabilidad de que se produzcan brotes de nuevas enfermedades probablemente se triplique en las próximas décadas.

Usando este factor de riesgo creciente, los investigadores estimaron que la aparición de una enfermedad de escala similar a la de la covid-19 es probable en los próximos 59 años, un resultado “mucho más bajo de lo esperable”, según indican los autores.

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En marzo de 1918, durante los últimos meses de la Primera Guerra Mundial (1914-1919), se registró el primer caso de gripe española, paradójicamente, en un hospital de Estados Unidos. Fue bautizada así porque España se mantuvo neutral en la Gran Guerra y la información sobre la pandemia circulaba con libertad, a diferencia de los demás países implicados en la contienda que trataban de ocultar los datos. Esta virulenta cepa del virus de la gripe se extendió por todo el mundo al mismo tiempo que las tropas se repartían por los frentes europeos. Los sistemas de salud se vieron desbordados y las funerarias no daban abasto. Estudios recientes han revelado datos más precisos. Se estima que la tasa global de mortalidad fue de entre el 10 y el 20 por ciento de los infectados, llegando a morir, en todo el mundo, entre 20 o 50 millones de personas | Fuente: National Geographic

Cálculos para una gran pandemia final

Aunque no está incluido en el artículo publicado en PNAS, los autores también calcularon la probabilidad de que aparezca una pandemia capaz de borrar del mapa a los humanos: podría ocurrir en algún momento de los próximos 12.000 años.

“Esto no quiere decir que podamos contar con una prórroga de 59 años para una pandemia similar a la de la covid-19, si no que la probabilidad del brote es la misma cada año durante ese tiempo” advierte Gabriel Katul, profesor de hidrología y micro meteorología de la Universidad de Duke, y otro de los autores del estudio.

Según Katul “cuando un fenómeno excepcional, como una gran inundación, sucede estadísticamente cada cien años, no implica que dentro de ese tiempo el evento ocurrirá otra vez, si no que uno puede experimentar la misma ‘riada del siglo’ al año siguiente”.

Como científico especializado en salud medioambiental, Pan especula sobre las razones por las que los brotes sean cada vez más frecuentes, indicando que el crecimiento de población, los cambios en la alimentación, la degradación medioambiental y los cada vez más frecuentes contactos entre humanos y animales portadores pueden ser factores importantes.

También subraya que el análisis estadístico solo pretende caracterizar los riesgos, no explicar los motivos por los que se presentan. Pan confía en que el estudio fomente nuevos análisis sobre los factores que pueden hacer más probables las grandes pandemias y cómo contrarrestarlas.

“Es importante dar una rápida respuesta a estas pandemias y desarrollar procedimientos que nos permitan controlarlas mejor a escala local y global, así como establecer una agenda de investigación que permita entender por qué los grandes brotes son cada vez más frecuentes”, concluye el autor.

Con información de PNAS, National Geographic y Agencia SINC


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