Las ilusiones ópticas y nuestro vínculo con… ¿Las moscas?
Entender el proceso evolutivo nos permite ampliar nuestra perspectiva de la inmensa red que conecta lo vivo. En un momento de la historia en el que necesitamos reconciliar nuestra relación con la naturaleza, sabernos parte de ella y no mirarla más como ese algo que hay que controlar para nuestro beneficio, buscar lo que nos hace parte de una misma historia y de un mismo tejido puede ser la clave para resolver crisis como la que actualmente vivimos.
Ese tejido, es de hilos tan finos que puede esconderse en los ojos de un insecto. La percepción del movimiento en imágenes fijas, que da lugar a diferentes ilusiones ópticas, se concreta de la misma forma en el ser humano que en las moscas. El estudio de este mecanismo y su impacto en el cerebro permitirá a los especialistas conocer más sobre el sistema visual y la percepción, de acuerdo a una investigación realizada por neurocientíficos de la Universidad de Yale.
Según el estudio, las ilusiones ópticas engañan a las moscas tan fácilmente como a los humanos. El estudio desarrollado en Yale ha explorado las huellas cerebrales de este fenómeno, encontrando grandes similitudes en las manifestaciones que se observan en los insectos y en el ser humano.
Los neurocientíficos se han visto seducidos desde siempre por el misterio que supone la percepción de movimiento en imágenes estáticas, intentando encontrar explicaciones a este fenómeno. Ahora, las moscas parecen tener la clave, ya que también son engañadas con la misma facilidad por estas ilusiones. Los experimentos realizados en Estados Unidos con moscas y humanos avanzan en la comprensión del proceso.
Las ilusiones ópticas se concretan, por ejemplo, cuando al apreciar una imagen estática vemos círculos en movimiento y girando en múltiples direcciones. El efecto se multiplica al mover los ojos o parpadear. ¿Cómo se produce esta ilusión? Precisamente los diminutos cerebros de las moscas son perfectos para analizar el comportamiento neuronal relacionado con los aspectos visuales.
Neuronas de detección del movimiento
Los neurocientíficos estadounidenses evaluaron las reacciones de las moscas al presentarles ilusiones ópticas, constatando que los insectos se movilizan en la misma dirección que lo hacen los humanos cuando perciben los patrones visuales mencionados. Además, los expertos encontraron dos variedades específicas de neuronas que gestionan la detección del movimiento, descubriendo interesantes relaciones.
Por ejemplo, cuando se activan o se apagan estas neuronas en los experimentos los investigadores han apreciado notables variaciones en la percepción del movimiento producido por las ilusiones ópticas. Al desactivar uno de los grupos de neuronas, las moscas veían el movimiento ilusorio en un sentido contrario al habitual. Cuando se apagaban las dos tipologías, la ilusión era eliminada.
A partir de estos datos, los especialistas concluyeron que la ilusión óptica se genera como resultado de desequilibrios muy sutiles y eventuales en las neuronas encargadas de la detección del movimiento. Por efecto de estos leves cambios, las moscas pueden ver o no los movimientos ilusorios.
También en humanos
Atendiendo a las similitudes existentes en el procesamiento visual de moscas y humanos, los científicos crearon experimentos para comprobar si la teoría esbozada con los insectos podía tener aplicación en el caso del ser humano. Una prueba realizada a once participantes permitió verificar que el mecanismo ilusorio se concreta de forma similar, aunque por supuesto los sistemas visuales humanos son mucho más complejos.
Según los expertos, es sorprendente que dos especies cuyo último ancestro común existió hace 500 millones de años compartan metodologías similares en cuanto a la percepción del movimiento. Sin embargo, este descubrimiento puede sentar las bases para futuras investigaciones relacionadas con la comprensión a fondo del sistema visual humano y de los misterios de la percepción.
Aún con la aplastante evidencia de que los seres humanos solo somos el resultado de una historia interconectada que dio paso de lo inerte a lo vivo y su diversificación, nos seguimos mirando alejados ya no solo de los insectos sino de organismos mucho más cercanos.
Este tipo de investigaciones produce un conocimiento que va más allá del uso potencial en desarrollo tecnológico o terapias médicas. Apreciar la belleza de la evolución, nos abre la mirada y puede mejorar nuestra experiencia existencial. Que las ilusiones ópticas sean experimentadas por igual entre esos pequeños animales y nosotros, puede parecer una noticia absurda e irrelevante, pero es uno solo de miles de ejemplos que no queremos mirar y escuchar para abrazar y defender lo que estamos poniendo en riesgo por sostener una visión antropocéntrica y egoísta del Universo.
Con información de la Universidad de Yale y Tendencias21 | Edición y notas del Colectivo Alterius