El Covid vino a recordarnos la importancia del Decrecimiento
Hace 10 años, el eminente científico Frank Fenner advirtío que de continuar con el sistema ecónomico actual (y su absurda visión del progreso) la humanidad se extinguiría en 100 años, debido a la sobrepoblación, la destrucción ambiental y el cambio climático. La de Fenner es solo una de las voces que han apuntado al problema fundamental del capitalismo; la acumulación de dinero y poder en pocas manos a partir de la explotación de las mayorías y la destrucción del ambiente.
Todos los sistemas de administración a lo largo de la historia humana han tenido un punto de quiebre y el del capitalismo es autoproducido porque va de la mano con la explotación que hace de la biosfera. La crisis que vivimos actualmente por el Covid-19, es sólo una de las formas en las que el colapso de este sistema se hace evidente y nos obliga a pensar, o rescatar, las rutas alternativas para la construcción de un mundo justo y en equilibrio; el único posible si es que apostamos a la continuidad de la especie dentro del planeta1Es notable como para las clases dominantes, las que producen y sostienen las desigualdades sociales, la salida se encuentra en programas como la “colonización” del espacio.
Quienes creen que el sistema funciona no alcanzan a mirar la distancia entre su frágil burbuja de bienestar, que está visto se puede romper en cualquier momento, y los indignantes privilegios de la élite. Estas diferencias no son casuales sino estructurales, y es un grave problema que una mayoría explotada asuma que con esfuerzo (que se traduce en la explotación que padecen miles de millones de personas en todo el mundo) se puede acceder a esa vida de lujos; que de por sí ya es inmoral vivirla en un mundo donde la miseria se extiende imparablemente.
Hay un consenso cada vez más generalizado de que la única vía para detener el colapso es decrecer. El decrecimiento implica una transformación radical no solo en el sistema de producción y consumo, sino en la mentalidad de la sociedad global. El Covid-19, a pesar de sus nefastas consecuencias en la salud y la economía, también nos da lecciones importantes para plantear rutas hacia ese escenario urgente. Además de que nos ha mostrado la fragilidad de un sistema hiperconectado, haciendo ver el valor de la organización local, la producción a pequeña escala y la autonomía comunitaria, también nos ha revelado que lo esencial se reduce a tener acceso al alimento, a la vivienda y a las relaciones afectivas.
Que la salud no sólo es un asunto de medicamentos y hospitales, sino de hábitos alimenticios (que en países como México están definidos sustancialmente más por la oferta que por la demanda). Nos ha mostrado la importancia del buen descanso, el valor de las conversaciones. Pero también ha puesto de manifiesto el carácter opresor de los cuerpos policiales en todo el mundo, la urgencia de los gobiernos (sean de izquierda o derecha) por consolidar esquemas autoritarios y que, sin importar las condiciones, el hartazgo está generalizado y la lucha social es imparable2Nos referimos a las manifestaciones populares contra las políticas fascistas en los Estados Unidos, Chile o Brasil, y no a la estupidez desplegada de la clase empresarial mexicana en sus caravanas de autos de lujo.
Cómo funciona el Decrecimiento
En pocas palabras podemos definir al Decrecimiento como una forma de sociedad y economía que tiene como objetivo el bienestar de todos; entendido desde ese punto, se busca la armonía desde el cuidado, solidaridad y cooperación de cada individuo. Además, la sociedad decreciente debe verse a sí misma como parte de un sistema ecológico planetario. Sólo así, a partir del trabajo micro y macro es posible una vida digna para todos.
Sentar las bases para una sociedad decreciente puede ser sencillo, pero ponerlo en práctica conlleva mucho más esfuerzo. No obstante, reconocer los objetivos del decrecimiento es un paso hacia la transformación. Se requeire una estructura mínima para avanzar hacia una forma de sociedad equitativa y con bienestar social para todos. En este sentido, debemos tener en mente que es necesario:
- Gestión del tiempo: esto incluye desaceleración, bienestar del tiempo y convivencia.
- Reducción de la producción y el consumo. (La liberación del paradigma unilateral de desarrollo occidental).
- Extensión de la toma de decisiones democráticas para permitir una participación política real.
- Cambios sociales orientados a la suficiencia y eficiencia ecológicas (en lugar de cambios puramente tecnológicos).
- Creación de economías abiertas, conectadas y localizadas*.
Ciertamente, alcanzar el decrecimiento es mucho más complejo que proponernos ser mejores personas. La realidad cambia a través de las acciones y lo que necesitan las sociedades de hoy es actuar para transformarse verdaderamente. Pero además, es importante entender que el Decrecimiento requiere de confrontar los esquemas de dominación histórica de países que hoy se pueden plantear estas salidas, porque han logrado buenos niveles de estabilidad social a partir de la dominación y explotación de otras regiones. El Decrecimiento requiere de la redistribución de la riqueza que los países dominantes han acumulado desde sus políticas colonizadoras, de otra manera solo se harán más graves los efectos de la desigualdad en los países empobrecidos.
Al final no se trata de trabajar por encima de cualquier crisis, sino de reconocer sus orígenes, sus posibilidades y a partir de ellos transitar hacia ese Otro mundo posible y necesario. Ahora nos encontramos en un crecimiento que no apunta a la buena vida para todos y, por ello, el objetivo es detener un poco el avance y restaurar las raíces; el Covid-19 ha demostrado que detener el “progreso” no solo es posible, sino urgente. El capitalismo nos empuja hacia el consumo, hacia la vida apurada, el estrés, la tecnología (como mecanismos de captura ideológica y no como herramienta de liberación) y la pérdida de la naturaleza. El Decrecimiento nos guía hacia todo lo contrario; una sociedad en donde exista la convivencia, la calma, la conexión con el medioambiente y, lo más importante, bienestar social y económico para todos.
Texto del Colectivo Alterius | Con información de Phys.org, *Ecoosfera, Contexto y Acción, Los Ángeles Times
Referencias
↑1 | Es notable como para las clases dominantes, las que producen y sostienen las desigualdades sociales, la salida se encuentra en programas como la “colonización” del espacio |
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↑2 | Nos referimos a las manifestaciones populares contra las políticas fascistas en los Estados Unidos, Chile o Brasil, y no a la estupidez desplegada de la clase empresarial mexicana en sus caravanas de autos de lujo |