La interesante historia de una mariposa descubierta en México
A la edad de 17 años, Thomas Emmel emprendió una gran aventura junto al ornitólogo L. Irby Davis al sur de México y en Honduras. Aunque la pasión del adolescente eran las mariposas desde que su padre le fabricó a los ocho años una red para capturar estos insectos, el propósito del viaje, de tres meses de duración, fue grabar canciones de aves. Davis le propuso un trato muy sencillo: si el joven era capaz de manejar el reflector parabólico del amanecer y atardecer, podría pasar el resto de su tiempo recogiendo mariposas.
Estos ejemplares acompañaron durante décadas a Emmel, que más tarde se doctoró en la Universidad de Stanford, hasta finalmente acabar en la Universidad de Florida en EE UU. Los lepidópteros quedaron almacenados sin clasificar junto a otras mariposas hasta el pasado otoño, cuando llamaron la atención de Andrew Warren, entomólogo en el Museo de Historia Natural de Florida y del Centro McGuire para la Biodiversidad de Lepidópteros, fundado y dirigido por Emmel.
“Saqué el cajón e inmediatamente pensé: ‘Esto es nuevo”, señala Warren. “Subí a la oficina de Tom y le dije: ‘Oye, ¿qué estabas haciendo el 26 de marzo de 1959?’ Tom dijo: ‘Oh, bueno, fue una hermosa mañana soleada. Estaba en las tierras altas de Chiapas”, continúa el investigador, responsable de las colecciones del museo.
Tras analizar las notas de Emmel tomadas en 1959 y los propios ejemplares, el equipo de Warren confirmó que esas trece mariposas mexicanas representaban una nueva especie a la que llamaron Cyllopsis tomemmeli, en honor a su descubridor. El estudio se ha publicado en la revista Zootaxa.
Una colección única en el mundo
Emmel fue “la única persona que las recogió, y ocurrió en esa extraordinaria expedición cuando tenía 17 años”, recalca Warren, para quien el hallazgo y el nombre de la especie suponen un verdadero homenaje a un científico de ahora 76 años que ha dedicado su vida a comprender y conocer mejor el mundo de las mariposas.
“Ha inspirado a muchas personas a lo largo de los años, no solo sobre las mariposas, sino también en muchos campos. También fundó la única institución en el mundo dedicada exclusivamente a la investigación de mariposas y polillas. Ese fue el gran sueño de Tom y lo hizo realidad”, cuenta Warren.
La nueva especie permite ascender a treinta el número de Cyllopsis. Estas mariposas de color marrón oscuro y de unos 5 cm son expertas en tallar su hogar en pequeñas áreas de su hábitat. Esto que explicaría por qué, después del descubrimiento de Emmel, nadie más volvió a encontrar ejemplares. Para el científico, Cyllopsis tomemmeli es un ejemplo de lo valiosas que son las colecciones de los museos.
“El hecho de que se pueda preservar algo para que los futuros alumnos y profesionales lo estudien en el momento en que haya nuevas técnicas disponibles para confirmar el hallazgo es muy importante”, declara Emmel. Los especímenes pueden conservarse durante cientos de años, y siempre permitirán comprender los cambios del pasado. “Cambio climático, pesticidas, contaminación de metales pesados en el aire, todo lo que se registra en las alas y cuerpos de mariposas se puede constatar”, concluye el experto.