Chela y música: Una combinación infalible

Investigadores de la Vrije Universiteit de Bruselas y la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) han descubierto que escuchar música mientras uno bebe una cerveza puede influir en cómo percibimos su sabor y, por tanto, en si nos gusta más o no. Sus hallazgos sugieren que hay una serie de informaciones multisensoriales como el sonido, la sensación, la forma y el color, que pueden influir en la forma en que hay una serie de informaciones multisensoriales como el sonido, la sensación, la forma y el color, que pueden influir en la forma en que percibimos el sabor.  

Ambas universidades pusieron en marcha la iniciativa ‘The Brussels Beer Project’ en colaboración con la banda británica The Editors y produjeron una cerveza de estilo ‘porter’ inspirada en la identidad musical y visual de este grupo. Así, la bebida presenta un cuerpo medio y usaba té ‘earl grey’ –mezcla de té negro aromatizado con aceite de bergamota– que le daba un toque cítrico, en contraste con los sabores malteado y chocolate de la mezcla de granos utilizados en la producción. Todo ello para tratar de asemejarse a las sensaciones que transmite el último álbum de ‘The Editors’, bajo el título ‘In Dreams’.

Posteriormente, los investigadores diseñaron un experimento para ver si la influencia de la música y el diseño del envase podía derivar en una experiencia gustativa más positiva, para lo que contaron con 231 participantes a los que dieron a probar esta cerveza en tres contextos diferentes. La primera situación sirvió como grupo control y, en ella, bebieron la cerveza de una botella sin etiqueta y sin escuchar una canción en concreto. En la segunda ocasión pusieron a prueba la influencia de los envases, probándola tras ver la etiqueta de la botella. Y en última instancia, se bebían la cerveza mientras sonaba la canción ‘Oceans of Light’, del disco que sirvió de inspiración para la producción de la cerveza.

Antes de la prueba, los participantes puntuaron el sabor que pensaban que tendría la cerveza tras describirle sus ingredientes. Y, después de probarla, debían evaluarla de nuevo para ver si se corroboraban sus expectativas. Los resultados mostraron que los que se beben la cerveza con el etiquetado y la música muestran un mayor disfrute que cuando la bebían sólo con la etiqueta o sin ella y sin música. “Hemos visto que las personas tienden a sentir más placer al beber con sonidos que forman parte de la identidad de la bebida”, ha reconocido Felipe Reinoso Cavalho, uno de los autores de este estudio.

Asimismo, han visto que a las personas que ya conocían la canción que se utilizó en el experimento no sólo le gusta más la experiencia multisensorial de beber cerveza mientras la escuchan, sino que también les gusta más la cerveza. “Es cómo si el placer causado por la canción se transfiriera al sabor de la cerveza”. Este experto reconoce que el próximo paso es evaluar cómo los sonidos pueden modular la percepción de otros atributos del sabor de alimentos y bebidas, como el amargor, el dulzor, la acidez o la cremosidad. Y, asimismo, ver si los sonidos pueden influir en la toma de decisiones y si puede hacer que la gente opte por alimentos más saludables. De hecho, están convencidos de que esta investigación sobre la interacción entre las diferentes informaciones sensoriales del gusto abrirá el camino para que la industria alimentaria diseñe nuevas experiencias al comer y beber.

Con información de Frontiers in Psychology y Science Daily | Selección, edición y notas del Colectivo Alterius

 

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