Juan Carlos Osorio: ni el más bueno ni el más malo a la cabeza del Tri

Se terminó la Copa Confederaciones realizada en Rusia, ese torneo previo a un año mundialista, se compone por dos grupos de cuatro equipos; participan el campeón de Sudamérica, de Centroamérica, de Europa, Asia, África, Oceanía, el anfitrión y el campeón del mundo del reciente mundial.

México ganó este torneo en 1999, en esa ocasión, la Copa se realizó en México. La mejor exhibición futbolística de la selección nacional se dio en la Copa de 2005 en Alemania; ese equipo de La Volpe que ha dejado la vara alta a todos los entrenadores que se sientan en el banquillo de la selección.

Juan Carlos Osorio, técnico colombiano es multicriticado en el ambiente futbolístico, los comentaristas y periodistas como Zague o Faitelson han declarado que México no juega a nada, sin embargo la Copa Confederaciones que realizó México dejó algunas reflexiones positivas y otras negativas sobre el futuro:

Las buenas

  • Juan Carlos Osorio cumplió su objetivo

Unas semanas después de firmar contrato como director técnico de la Selección Mexicana, Juan Carlos Osorio se planteó 3 metas: calificar al mundial sin complicaciones, ser semifinalista en la Copa Confederaciones y ganar la Copa Oro. Hay dos metas cumplidas. La primera, sobre la clasificación al mundial, debería ser motivo para conservar al colombiano al menos el siguiente proceso mundialista; en 2002 se calificó en los últimos partidos con un bomberazo de Javier Aguirre, en 2010 se repitió la fórmula y en 2014 fue Vucetich, Tena y Miguel Herrera quienes salvaron a México de no ir a un mundial; el colombiano podría dirigir a la Selección a calificar en primer lugar, algo que ni La Volpe hizo.

Ser semifinalista de la Copa Confederaciones es una buena meta y es la realidad de la Selección Nacional, no es malo ni bueno, es la realidad, al menos hoy. El futbol de Centroamérica, la CONCACAF, está por debajo del nivel futbolístico de la UEFA de Europa y que la CONMEBOL de Sudamérica. El cuarto lugar de México solo está por debajo de Portugal de la UEFA, de Chile de la CONMEBOL y de Alemania de la UEFA: en la realidad mexicana.

  • México juega a algo muy atrevido

Cuando José Manuel de la Torre dirigía al equipo nacional era criticado porque ganaba pero sin forma, sin ser ofensivo. Hoy Juan Carlos Osorio pierde contra Alemania siendo ofensivo, atrevido en exceso. Para muestra, las estadísticas (algunos critican que ese sea el argumento de Osorio, es un error pensar así, las estadísticas son reflejo de la verdad, son hechos y no inventos), en el partido contra Alemania, México intentó anotar en 25 ocasiones, Alemania en 12.

Por otra parte, México fue el equipo que más remates realizó en la Copa; 85 en total, superando a Alemania y Chile, finalistas.

Ese estilo se construye a través de un sistema de rotaciones, aunque Osorio ha explicado la ausencia de jugadores clave en momentos importantes, como la de Carlos Vela frente Alemania, podría esta probando un sistema en donde 23 jugadores sean competitivos, es ambicioso y en la actualidad la Selección no puede reunir 23 del mismo nivel, de lograrlo pudiéramos estar hablando de una Selección coronándose en la Copa Confederaciones y en una copa sub 21, como lo hizo Alemania.

  • El equipo tiene actitud

El equipo de Juan Carlos Osorio demostró algo que no se acostumbra a ver en un equipo de futbol mexicano: actitud ante la adversidad. En la ronda de grupos inició perdiendo todos los partidos, el primero lo empató con Portugal en los últimos minutos, el segundo lo remontó para terminar 2 a 1 frente a Nueva Zelanda y en el tercero aplicó la misma dosis.

Era más común ver que a México le empataran e incluso ganaran: Alemania en el 98, Argentina en el 2006 y Holanda en el 2014 que ver una remontada. La sensación que produjo la selección mexicana en el mundial 2010 era derrotista desde el primer gol argentino, este equipo dirigido por Osorio logra que la afición crea en una remontada, incluso ante Alemania al ir perdiendo 2-0 en los primeros minutos: eso es mucha responsabilidad del sistema de Osorio.

Se jugó sin timidez y sin temor frente a Alemania y Portugal, dos elecciones de alto calibre, aunque el marcador frente a los teutones fue accidentado, la realidad es que en el desarrollo del juego no hubo una superioridad aplastante.

Las malas

  • Temperamento

La persona que dirige desde el banquillo, responsable de cuidar la estrategia, de hacer las modificaciones quirúrgicas, de vigilar el funcionamiento del equipo, de mantener la calma y serenidad, no puede salirse de los estribos y salir expulsado de un juego. Aunque el árbitro haya cometido la injusticia más grande del mundo.

  • No soportar la presión

México es un equipo que vive presionado por los aficionados al futbol y críticos del deporte. Se exige más allá de su nivel, se exige más allá del talento, se exige ser campeón del mundo en cada mundial. Nadie había enseñado a la afición futbolera a ganar hasta los mundiales sub 17 y los Juegos Olímpicos de 2012.

La realidad de México es el lugar 16 del ranking FIFA, porque ese es el lugar de quienes no juegan el quinto partido en un mundial, su límite son los octavos de final. Por encima de México, se encuentran selecciones a las cuales ha vencido con cierta facilidad y otras con las que el resultado sería incierto por la igualdad de condiciones; solo se daría ampliamente favorito sobre México a Alemania, Brasil y Argentina.


Ante la presión de los aficionados, los jugadores y el cuerpo técnico cometen errores absurdos y el nerviosismo los invade para fallar anotaciones claras.


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  • Sistema defensivo

El punto débil del sistema agresivo de México es la defensa, recibió 10 goles, dos más de los que realizó. En esas condiciones nadie puede coronarse campeón. Es claro que la circunstancia de este torneo fue peculiar: Rafael Márquez ya no puede ser defensa central, Héctor Moreno no puede solo, Miguel Layún no estaba en su mejor nivel, Carlos Salcedo no es lateral y se lesionó, Diego Reyes no es lateral y no hubo coordinación con los otros tres defensas, Araujo fue de los mejores hombres en un sistema que por ser ofensivo quedó desprotegido.

Dentro de las fallas, algunos atinaron en culpar a Guillermo Ochoa de la derrota ante Alemania, uno de los mejores porteros del orbe e incluso entre los tres mejores del continente. Ahí no hay debilidad, si te atacan diez veces a bocajarro, seguro Ochoa podría atajar algunas, no todas.

La realidad es que la selección nacional de México cumplió su misión en la Copa Confederaciones, calificar a semifinales y ensayar para el gran momento, reconociendo sus grandes errores y defectos, pero sin perder el sistema ofensivo que ha dado identidad a un grupo de futbolistas que no puede hacer desaparecer la presión en los momentos importantes.

Para hacer un mejor mundial: ya hay tarea.

 

 

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