Científico mexicano demuestra que una sexta gran extinción está en marcha
En el estudio, Gerardo Ceballos (Universidad Nacional Autónoma de México), Paul Enrich y Rodolfo Dirzo (Universidad de Stanford), hablan de una “defaunación catastrófica” para los diferentes ecosistemas del planeta y advierten que la sociedad no está prestando suficiente atención a estas señales del preludio de una extinción global de los animales.
Esta extinción masiva tendrá numerosas consecuencias ecológicas, económicas y sociales, señalan, ya que la alimentación, el aire y el agua están en riesgo de resultar peligrosamente impactados. Precisan que la reducción del número de animales y de la diversidad biológica implica la pérdida de actividades cruciales para la vida que ofrecen los ecosistemas, como la polinización de las abejas, el control natural de pesticidas o la purificación del agua. Además, altera las redes ecológicas de las que se benefician todos los seres vivos, provocando un efecto cascada.
Meta-análisis de las especies
Los investigadores realizaron un meta-análisis sobre la mitad de las especies de vertebrados conocidas y examinaron la evolución de la población de 27.600 especies de mamíferos, pájaros, reptiles y anfibios terrestres de los cinco continentes, usando la base de datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el inventario más completo de la conservación de la biodiversidad.
Los investigadores se han centrado especialmente en 177 especies de mamíferos y examinado el descenso de sus poblaciones entre 1990 y 2015. Destacan que el 32% de las especies estudiadas están declinando en términos de población y extensión geográfica y que numerosos mamíferos que estaban bien hace 20 años, ahora están en vías de extinción. Una catástrofe, señalan. Lo más grave, añaden, es que casi el 30% de las especies en declive están consideradas como comunes y que todavía no han sido catalogadas como en peligro de extinción.
Los datos son concluyentes: en 2016, el planeta sólo contaba con 7.000 guepardos y 35.000 leones africanos, un 43% menos que en 1993. Las poblaciones de orangutanes de Borneo han descendido un 25% en las últimas décadas para quedarse en 80.000 ejemplares, mientras que las jirafas han pasado de 115.000 especímenes en 1985 a 97.000 en 2015. Los pangolines asiáticos han sido diezmados.
Los animales y especies migratorias tienen cada vez menos espacios para cazar y reproducirse, especialmente en las regiones tropicales y templadas. Además, todos los continentes están afectados por esta destrucción espectacular de la biodiversidad. Las zonas más afectadas para las poblaciones de mamíferos y pájaros son las tropicales, por lo demás las más ricas en fauna. Las regiones con menos fauna registran también tasas similares e incluso más altas en valores relativos, es decir, comparadas con la riqueza de su biodiversidad.
Como consecuencia de la disminución de efectivos, la biodiversidad pierde territorios a un ritmo galopante. Entre las 177 especies de mamíferos estudiadas, el 40% han perdido el 80% del territorio del que disfrutaban en 1900, destaca el estudio. Los grandes mamíferos del Sudeste Asiático son el grupo de animales que ha perdido el mayor porcentaje de territorio habitable.
Un ejemplo claro: el león que reinaba en la mayor parte de África, del sur de Europa y del Medio Oriente, llegando hasta el noroeste de La India, ostenta hoy un reducido grupo de ejemplares dispersos en el África subsahariana y una población simbólica en los bosques de la India.
Esta sexta extinción está produciendo ante nuestros ojos y la consideran tan catastrófica como la que ocurrió cuando la desaparición de los dinosaurios, si bien advierten que, si las anteriores extinciones se debieron a causas naturales, la actual está directamente provocada por la acción humana: destrucción de hábitats naturales, contaminación y aumento cada vez mayor de la población humana.
Los investigadores señalan que la extinción está mucho más avanzada de lo que se pueda pensar, ya que cuando tantas especies comunes ven disminuir sus efectivos en las dimensiones conocidas, es la señal de alerta de la gravedad de la extinción biológica actual. Señalan asimismo que sólo tenemos 30 años para reaccionar y no son optimistas respecto al futuro: “todos los datos indican que se producirán mayores asaltos contra la biodiversidad en los próximos veinte años, dibujando una imagen lúgubre para el futuro de la vida, incluida la humana”.
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