PinkHawks: Mujeres haciendo robótica y rompiendo estereotipos de género

Hace poco más de 30 años, (1984) la participación de las mujeres en la ciencia era realmente pobre; 283 mujeres enlistaba el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), de acuerdo con el estudio Mujeres en la Ciencia publicado por la doctora María Luisa Bacarlett Pérez. No obstante, en 2017 el escenario ha mejorado gracias a los esfuerzos de las propias mujeres para abrirse camino en un campo que sigue estando controlado por los hombres.

Actualmente el porcentaje de mujeres adscritas al SNI asciende a 39 por ciento del total, y la cuota de género en las becas que otorga el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) asciende a 47 por ciento para las mujeres, mientras que en el caso de las Cátedras Conacyt la participación femenina se estima en 48 por ciento.

Pese al avance en la materia, aún existe camino por recorrer toda vez que sigue habiendo grandes diferencias en la distribución de los puestos estratégicos y siguen existiendo áreas de ciencia y tecnología donde la participación de los hombres es mayor que las mujeres; se trata de áreas donde las mujeres ya comienzan a lograr participación, pero donde en la mayoría de los casos deben limitarse a tareas más básicas en comparación con las asumidas por los hombres, ejemplo de ello es la robótica, donde la mujer todavía no gana tanto terreno, pero donde los esfuerzos por hacerlo son cada vez mayores.

PinkHawks, una iniciativa de TecMilenio en favor del empoderamiento de la mujer

En ese contexto, debe valorarse la participación de las alumnas de nivel preparatoria en la Universidad TecMilenio, quienes en los próximos días participarán en el concurso de robótica First, a celebrarse el 1 y 2 de marzo en Monterrey, Nuevo León.

Se trata de las alumnas de quinto semestre, Evelin Garduño y Paulina Carretero, quienes acompañadas por la directora de la Universidad, Claudia Gutiérrez, relataron que ya habían acudido antes a competencias de robótica, pero que en esta ocasión les resulta muy especial porque ahora lo harán acompañadas de un equipo integrado exclusivamente por mujeres.

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El equipo de nombre PinkHawks surge de un esfuerzo de la propia universidad por fomentar en las alumnas el gusto por la ciencia y la tecnología y donde el principal objetivo es que las niñas entiendan que pueden cumplir las mismas tareas que los hombres y hacerlo incluso mejor que ellos.

“Nosotros en la Universidad TecMilenio fomentamos en los alumnos las fortalezas que cada uno de nuestros estudiantes tiene y, de esta manera, los chicos eligen si participan o no en los diferentes proyectos que les proponemos”, explicó la directora.

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Añadió que bajo esta dinámica y luego de algunas participaciones previas con un equipo mixto, se decidió promover la creación de uno integrado totalmente por mujeres, ello con el objetivo de ayudar a empoderarlas desde esta etapa de su formación.

“Realizamos una convocatoria general a los cerca de mil alumnos, las chicas interesadas se inscribieron y en las aspirantes realizamos una evaluación de ciertas características y fortalezas; no se trató estrictamente de un proceso de selección, sino una evaluación de las aptitudes y así lo hicimos porque no necesariamente todos los alumnos tienen el compromiso y dedicación para participar en este tipo de proyectos”.

Al abordar la respuesta que tuvieron a la convocatoria, dijo que derivó en la conformación de un equipo de 25 integrantes —aunque no todas asisten a la competencia— y entre esos integrantes, se encuentran al menos cuatro chicas que ya han participado en el otro equipo.

Diferencias entre un equipo mixto y uno femenino

Evelin Garduño, estudiante de quinto semestre en la preparatoria TecMilenio, dijo que siente una afición muy especial por la robótica porque le gusta la posibilidad de innovar y fue debido a ello que se sumó al equipo mixto de robótica.

No obstante, cuando la invitaron a sumarse a un nuevo proyecto, un equipo exclusivo de mujeres, se sintió muy motivada porque ello le permitiría asumir nuevos roles en la competencia. “Yo era parte del equipo veterano y cuando me dijeron que se abriría un nuevo equipo, solo de mujeres, me sentí muy emocionada porque me gusta innovar, crear y ayudar a la gente y este nuevo equipo me brindaría la oportunidad de hacer todo eso”.

Paulina Carretero dijo: “Me animé a cambiar de equipo porque considero que en la actualidad las mujeres siguen siendo una minoría en el campo de STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), sumarme para contrarrestar esa minoría y al mismo tiempo enseñar a otras chicas de los primeros semestres lo que aprendimos en el equipo veterano, me resultó muy motivante”.

En torno a las diferencias entre un equipo mixto y uno femenino, Evelin Garduño reveló que en ambos las capacidades son similares; no obstante, el rol de la mujer en cada uno de ellos sí cambia debido a que en los equipos donde hay hombres, hay tareas que sencillamente no dejan que hagan las niñas.

“Yo en particular sí he notado un cambio significativo porque en el equipo mixto siempre tenemos estos estereotipos de que los hombres son más fuertes, que los hombres deben tener el trabajo fuerte y a una como mujer le dejan tareas menos relevantes, incluso hacer la limpieza. En cuanto a la construcción del robot, nos relegan tareas mucho más sencillas”.

La joven añadió que, en contraste, en el equipo femenil las mujeres están inmersas en ambos tipos de tareas, es decir, el trabajo fuerte en cuanto al armado del robot se refiere y eso la ha ayudado a entender que la mujer no es débil ni menos capaz que el hombre, que puede involucrarse en tareas pesadas, físicamente hablando y también en las más relevantes de acuerdo con el nivel de concentración que demandan.

A su vez, Paulina Carretero dijo que otra de las diferencias radica en lo ordenadas que resultan las mujeres. “Las niñas son más ordenadas, más meticulosas y buscan que el trabajo sea más pulcro, pero más allá de esas cuestiones que sencillamente obedecen a la dinámica de trabajo, las capacidades no varían mucho, en ambos equipos existe el potencial”.


El robot de PinkHawks

Para la construcción del robot, que toca a las chicas involucradas en el área de ingeniería, el equipo se dividió en cuatro áreas de trabajo que fueron diseño, mecánica, electrónica y programación. El primer paso tras el lanzamiento del Kickoff fue realizar una lluvia de ideas para que las integrantes del equipo propusieran los mecanismos a desarrollar.

“Una vez que realizamos la lluvia de ideas, avanzamos el trabajo a un programa de diseño (Solidworks) donde plasmamos el robot, diseñamos cada una de las piezas que lo integrarán y cuando tenemos un diseño final, avanzamos al área de mecánica, donde maquinamos y ensamblamos todas las piezas; esta es la etapa más larga porque es donde se realizan varios prototipos hasta llegar al correcto”.

En la siguiente fase del trabajo se lleva a cabo la tarea electrónica, es decir, se conectan todos los cables, los motores, los sistemas neumáticos que se utilizarán para cumplir las tareas que la competencia requiere. “Por último, se realiza la programación, que es la etapa en la que se da vida al robot y esto lo hicimos a través de un programa denominado LabVIEW”, detalló Evelin Garduño.

Con información de Agencia Conacyt | Edición del Proyecto Alterius


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