Crean casas ecológicas para comunidades indígenas en Chiapas

En las comunidades indígenas donde hay escasez de agua o ésta no es limpia, la población sufre enfermedades hídricas, como daño en la piel y diarreas. Para contrarrestar esta situación y mejorar su calidad de vida, un grupo multidisciplinario de investigadores de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) —ingenieros, arquitectos, sociólogos y médicos— participó en el diseño de una casa sustentable que se adecúa a las necesidades de una familia indígena, a sus usos y costumbres, y permite el abastecimiento de agua en temporada de estiaje.

Este proyecto fue premiado con el Global Energy Award, concurso en el que participaron más de 800 desarrollos de 90 países y que es organizado por la fundación austriaca Energy Globe. El doctor Martin Mundo Molina, del Centro de Investigación para el Desarrollo Sustentable de la Facultad de Ingeniería de la UNACH, explicó que este modelo de vivienda fue consensado entre los pobladores de la comunidad tzotzil de Yalentay, en Zinacantán, Chiapas, en donde anteriormente se instaló un colector pluvial comunitario.

La vivienda integra siete ecotecnologías, algunas de las cuales son inéditas, como un piso firme con fibra antibacterial, lo que favorece la salud de sus habitantes, sistema de canaletas y filtros lentos para recolectar agua de lluvia lo que garantizaría su abasto durante meses; asimismo, se ha ideado un fregadero ecológico que limpia las aguas jabonosas para su reutilización, así como un sistema de riego intermitente que ahorra hasta el 50 por ciento del agua en el riego de hortalizas y flores, baño ecológico que no usa agua y que reúsa la orina como fertilizante, regadera eficaz y sistema de bombeo a partir del pedaleo de una bicicleta para elevar el agua desde un colector de agua al tinaco.

Además cuenta con una chimenea para desalojar el humo de la cocina y disminuir las enfermedades respiratorias de la familia, una estufa ecológica que sustituye al fogón, que contribuye a la conservación del bosque usando de forma eficiente la leña y un tanque arremetido en la cocina (medio tanque da al interior, la otra mitad da al exterior).

Todas estas tecnologías, explicó el doctor Mundo Molina, en su conjunto no utilizan energía eléctrica ni combustibles fósiles para su operación, no contaminan el aire, ni emiten gases de efecto invernadero a la atmósfera y conservan el medio ambiente. Cabe destacar que la casa puede emplear material resistente a sismos. El modelo es muy económico y puede construirse en forma modular, es decir, se puede incorporar paulatinamente cada tecnología.

La vivienda contempla en su diseño elementos de la cosmogonía de la etnia tzotzil, refirió Mundo Molina, ya que está presente en cuatro elementos: agua, aire, fuego y agua. Es así que está considerado el sentido comunal de la población con el suelo, la valoración que hace del agua que tiene un carácter religioso demostrado en actos sincréticos cada mes de abril cuando la comunidad entera realiza la fiesta del agua y la limpieza de los pozos sagrados y su apreciación del fuego poniendo a la cocina como un espacio muy importante en la casa en donde además de que se preparan y consumen los alimentos, la familia se resguarda del frío, ya que Yalentay se encuentra en zonas altas y montañosas.

Una de las críticas que regularmente recibe la ciencia en México es que la cantidad de recursos que se destinan a la investigación básica no repercute lo suficiente en la realidad. Por eso es importante seguir el desarrollo de estos proyectos y analizar su nivel de aplicación efectiva y sobre todo destacar la vinculación con la comunidad en la que se está desarrollando la investigación.

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Con información de Agencia ID | Comentarios del Proyecto ALTERIUS

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