Claytrónica: El futuro está hecho de cátomos.
El CGI nos ha permitido construir realidad sintéticas dentro del ordenador. El siguiente paso es hacer lo mismo en el mundo real, en vez de manipulando bits, manipulando átomos. O más bien, cátomos.
De este modo, las cosas que nos rodean podrán transformarse en otras, en función de nuestras necesidades. Por ejemplo, un sillón convirtiéndose en un sofá, como si fuera un Transformer.
Si la radio ha hecho posible la transmitió de audio, y la televisión, de imágenes, los materiales programables transmitirán al objeto en sí mismo. Por ejemplo, las próximas videoconferencias podrán crear una versión tridimensional de nuestro interlocutor allá donde estemos.
Seth Goldstein, investigador del Instituto Carnegie Mellon, es uno de los responsables de ésta investigación que emplea una nueva clase de materiales basados en la claytrónica. El término procede del inglés claytronics, que es la mezcla de electronics y clay (arcilla o plastilina, es decir, maleabilidad). Tal y como explica Michio Kaku en su libro La física del futuro: Con las mismas técnicas que se usan para grabar millones de transistores en obleas de silicio, él podía grabar cátomos microscópicos de tan solo unos milímetros de diámetro. De hecho, eran tan pequeños que tuve que mirarlos con un microscopio para verlos claramente. La intención de Goldstein es conseguir, mediante el control de sus fuerzas eléctricas, que esos cátomos se dispongan adoptando cualquier forma solo con pulsar un botón.
La claytrónica trabaja con cátomos, y cada uno de ellos representa un ordenador de tamaño inferior a un milímetro que contendrá en sí mismo su propia CPU, una batería, una conexión inalámbrica a internet y un mecanismo que propine el agarre versátil para permanecer unido al resto de cátomos sin perder su libertad de movimiento.
Por el momento, se está trabajando en hacer cada vez más pequeños los cátodos, y en ampliar a las tres dimensiones su capacidad de reconfiguración. Así, no sólo su forma, sino también su color y sus funciones podrían ser reprogramadas. A la vez, como cada cátomo carga su propio procesador y memoria, sería posible incluir una programación general.
Con todo, la idea más ambiciosa para este tipo de sistemas sería la creación de líneas de producción metamorfoseables en el sector indutrial. El transporte, clasificación, manipulación y montaje de objetos podría ser llevado cabo por una manada de robots capaz de adaptar su forma y configuración a las demandas cambiantes de la línea de producción.
Tal y como asegura Jesse L. Silverberg, de la Universidad de Cornell, mediante la combinación de técnicas de origami, metamateriales, cristalografía y programación de materiales se diseñarán dispositivos más versátiles y fáciles de construir que nunca antes en la historia. ¿Alguien ha pensado en el metal líquido polimórfico que constituye el T-1000 de Terminator 2.
Con información de Xataka.