NASA libera la imagen más clara de Neptuno y sus anillos gracias al Telescopio Webb

Neptuno ha fascinado a los investigadores desde su descubrimiento en 1846. Ubicado 30 veces más lejos del Sol que la Tierra, Neptuno orbita en la región remota y oscura del sistema solar exterior. A esa distancia extrema, el Sol es tan pequeño y tenue que el mediodía de Neptuno es similar a un crepúsculo tenue en la Tierra.

Este planeta se caracteriza por ser un gigante de hielo debido a la composición química de su interior. En comparación con los gigantes gaseosos, Júpiter y Saturno, Neptuno es mucho más rico en elementos más pesados que el hidrógeno y el helio. Esto es evidente en la característica apariencia azul de Neptuno en las imágenes del Telescopio Espacial Hubble, en longitudes de onda visibles causada por pequeñas cantidades de metano gaseoso.

Ahora el extraordinario sucesor del Hubble, el telescopio espacial James Webb, ha captado la vista más clara de los anillos de Neptuno en más de 30 años, mostrando a este gigante de hielo desde una perspectiva completamente nueva. Lo más llamativo en la nueva imagen es la nítida vista de los anillos del planeta, algunos de los cuales no habían sido detectados desde que Voyager 2 se convirtiera en la primera nave espacial en observarlos durante su sobrevuelo de Neptuno en 1989.

Imagen de Neptuno, con sus anillos y algunas de sus lunas, captadas por el Webb. / NASA, ESA, CSA, STScI

Además de varios anillos brillantes y angostos, la imagen del Webb muestra claramente las bandas de polvo más tenues de Neptuno y algunas de sus lunas. En concreto, siete: Galatea, Náyade, Talasa, Despina, Proteo, Larisa, y Tritón. Esta última se destaca como un punto de luz muy brillante (arriba a la izquierda), con los picos de difracción característicos que se ven en muchas de las imágenes del Webb, el telescopio espacial de la NASA, la ESA y la agencia espacial canadiense.

La cámara de infrarrojo cercano de Webb (NIRCam, por sus siglas en inglés ) que se ha utilizado genera imágenes de objetos en el rango del infrarrojo cercano, por lo que Neptuno no se ve azul. De hecho, el gas metano absorbe con tanta fuerza la luz roja e infrarroja que el planeta está bastante oscuro en las longitudes de onda empleadas, excepto donde hay nubes de gran altitud. Estas nubes de hielo de metano se destacan como rayas y manchas brillantes, que reflejan la luz solar antes de que sea absorbida por el gas metano.

Con información de la NASA y Agencia SINC

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