La mitad del planeta está intacto pero se está acelerando la sexta extinción masiva

El 50% del planeta Tierra, en zonas sin hielo, ha logrado permanecer sin influencia humana significativa, según un estudio realizado por un equipo de investigación bajo la dirección de la National Geographic Society y la Universidad de California.

La investigación realizó una comparativa entre cuatro mapas globales en los que se aprecia la conversión de tierras naturales para uso antropogénico. Los resultados han sido muy claros y muestran cómo las ciudades, algunas tierras de cultivo y zonas muy explotadas, son las principales afectadas por la acción humana, según los datos directos obtenidos del análisis.

Jason Riggio, autor principal del estudio, investigador postdoctoral en el UC Davis Museum of Wildlife and Fish Biology, ha señalado en un comunicado“la conclusión alentadora de estos datos es que, si actuamos rápida y decisivamente, hay una ventana a la esperanza, ya que aún podemos conservar aproximadamente la mitad de la Tierra en un estado relativamente intacto”.

Es insuficiente

Esto sin duda es un buen punto de partida para trazar rutas de conservación que frenen la destrucción ambiental que produce el sistema capitalista, basado en un ritmo insostenible de producción, consumo y acumulación. Pero los programas de conservación son insuficientes ya que, según los investigadores, apenas el 15% de la superficie de nuestro planeta azul y un 10% de los mares y océanos están bajo algún tipo de protección gubernamental. Unos porcentajes que a criterio de la Nature Needs Half y Half-Earth Project debe llegar para 2030 como mínimo al 30% y a un 50% para 2050.

Los investigadores recuerdan que las tierras naturales que permanecen intactas permiten purificar el agua y el aire, aumentar los nutrientes mejorando la fertilidad de los suelos, contribuyen a polinizar las plantas y a eliminar y descomponer los productos de desecho. Algo que, si lo tuviéramos que pagar de nuestro bolsillo directamente, costaría billones de dólares cada año, y resultaría insostenible.

En 2014 y 2015, los biólogos mexicanos Gerardo Ceballos y Andrés García, ambos adscritos al Instituto de Ecología de la UNAM apuntaba que habíamos entrado a la Sexta extinción masiva. Paradójicamente, Ceballos que hoy es defensor del Tren Maya (proyecto de un Gobierno que quiso desaparecer a l CONANP, el organismo encargado de la conservación ambiental en México, y que sin duda tendrá un impacto ambiental significativo y que no ha tenido el debate necesario entre los expertos en Ecología)1En su defensa al Tren Maya Gerardo Ceballos, y otros científicos como Javier Velázques Moctezuma (neurocientífico de la UAM, experto en trastornos de sueño y coordinador científico del megaproyecto), parten de varias falacias argumententativas; una de ellas es que la destrucción de la Selva ya se lleva a cabo y que por eso el Tren Maya no impactará de manera negativa. Esto no tienen ningún sentido lógico, toda vez que la propia MIA (la cual debería ser plenamente independiente y auditada por expertos en el tema) que presenta Fonatur para el proyecto contempla solo en la Fase 1 deforestar 11 mil árboles. Lo correcto, lo verdaderamente honesto, sería decir que el Tren Maya solo agravará la situación en la zona. Otra de sus falacias, es la de presentar los corredores biológicos como la respuesta absoluta para conservar la fauna local. Los corredores de paso, también acarrean problemas negativos, incluyendo la invasión de especies y la extensión de enfermedades que en términos poblacionales pueden derivar en procesos de extinción, tituló el segundo de estos artículo como: “La acelerada modernidad humana, induce la perdida de especies: entrando en la sexta extinción masiva”. En este texto se demostraba que las especies terrestres desaparecían casi 100 veces más rápido que en momentos de extinciones masivas del pasado. 

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Ahora, Ceballos y colaboradores han publicado un nuevo artículo en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) Ehrlich, donde han constatado que la tasa de extinción es mucho más alta y que está erosionando la capacidad de la naturaleza para proporcionar servicios vitales a las personas.

Datos estremecedores

Los científicos estiman que en todo el siglo XX, al menos 543 especies de vertebrados terrestres se han extinguido y que es probable que casi el mismo número de especies se extinga solo en las próximas dos décadas. Descubrieron además que otras 515 especies de vertebrados terrestres, el 1.7 por ciento de todas las especies que analizaron, están al borde de la extinción, lo que significa que les quedan menos de 1.000 individuos: alrededor de la mitad de las especies estudiadas tienen ya menos de 250 individuos.

Según el estudio, la mayoría de las especies en peligro de extinción se concentran en regiones tropicales y subtropicales afectadas por la invasión humana. Además de las crecientes tasas de extinción, la pérdida acumulada de poblaciones (grupos individuales y localizados de una especie en particular) ha llevado a la extinción de más de 237.000 poblaciones de esas 515 especies desde 1900, según las estimaciones de los investigadores.

Efectos dominó

Con menos poblaciones, las especies no pueden cumplir su función en un ecosistema, al mismo tiempo que la pérdida de criaturas en peligro de extinción podría tener un efecto dominó en otras especies, según los investigadores. La gran mayoría – el 84 por ciento – de especies con poblaciones menores de 5.000 individuos viven en las mismas áreas que las especies con poblaciones menores de 1.000.

Esto crea las condiciones para una reacción en cadena en la que la extinción de una especie desestabiliza el ecosistema, poniendo a otras especies en mayor riesgo de extinción, advierten los investigadores.

Cascada de amenazas

Los efectos en cascada de la tendencia incluyen una intensificación de las amenazas a la salud humana, como COVID-19, según los investigadores. “Cuando la humanidad extermina a las poblaciones y especies de otras criaturas, está cortando la extremidad en la que se asienta, destruyendo partes funcionales de nuestro propio sistema de soporte vital”, explica el profesor Ehrlich, uno de los autores del artículo.

Presiones humanas

Las presiones humanas, como el crecimiento de la población, la destrucción del hábitat, el comercio de vida silvestre, la contaminación y el cambio climático, son las principales amenazas para miles de especies en todo el mundo.
Los ecosistemas, que van desde los arrecifes de coral y los bosques de manglares hasta las selvas y los desiertos, dependen de las relaciones de estas especies para mantener su funcionamiento y hacerlas resistentes al cambio.

Sin esta robustez, los ecosistemas son cada vez menos capaces de preservar un clima estable, proporcionar agua dulce, polinizar cultivos y proteger a la humanidad de los desastres naturales y las enfermedades… “La extinción genera extinción”, escriben los autores del estudio.


Con información de Agencia T21 | Edición y comentarios del Colectivo Alterius

Referencias

Referencias
1 En su defensa al Tren Maya Gerardo Ceballos, y otros científicos como Javier Velázques Moctezuma (neurocientífico de la UAM, experto en trastornos de sueño y coordinador científico del megaproyecto), parten de varias falacias argumententativas; una de ellas es que la destrucción de la Selva ya se lleva a cabo y que por eso el Tren Maya no impactará de manera negativa. Esto no tienen ningún sentido lógico, toda vez que la propia MIA (la cual debería ser plenamente independiente y auditada por expertos en el tema) que presenta Fonatur para el proyecto contempla solo en la Fase 1 deforestar 11 mil árboles. Lo correcto, lo verdaderamente honesto, sería decir que el Tren Maya solo agravará la situación en la zona. Otra de sus falacias, es la de presentar los corredores biológicos como la respuesta absoluta para conservar la fauna local. Los corredores de paso, también acarrean problemas negativos, incluyendo la invasión de especies y la extensión de enfermedades que en términos poblacionales pueden derivar en procesos de extinción
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