Evangelion es un estudio sobre la depresión disfrazado de anime

Yo era igual que tú. Pensaba al anime como un medio de expresión artística inferior, muy de nicho y lejano a mis aspiracionales gustos occidentales: la fantasía de que sí conectamos con los contenidos ingleses y gringos, desde la realidad de mi región desértica en el tercer mundo (o en desarrollo, dicen). Incluso, todavía después de reconciliarme con el medio gracias a Evangelion, sigo diciendo que son programas de chinos con todas sus cosas nocivas: machismo, demasiado eye candy, sexualización irracional de personajes en pubertad y un diálogo original (en japonés) que me parece alienante. Sí, contrario a mis principios al ver cine/series en un idioma occidental (desde House of Cards, hasta Merlí, O Mecanismo y Dark), prefiero las versiones en español, evitando lo posible el idioma nativo con subtítulos.

Un ensayo en Polygon, sobre su creador Hidekki Anno y la depresión, me hizo sumarme a la vorágine mediática de Evangelion en Netflix. Al igual que muchos, pensé que era una producción setentera y de más de 200 capítulos. Algo en su particular estética me hacía pensar en Eva como un producto lejano pero mítico. Estaba equivocado: me motivé por la poca duración (menos de 30 episodios), el dub en español latino y -esto es lo más lunático- que se hizo a mediados de los noventa.

Algo que no evitar pensar, es en la experiencia única de disfrutar Eva luego de que hasta las cosas más generalistas (piensa en King of the Hill) lo referencian, además de que incluso hay tomas o ideas visuales retomadas por otros cineastas (piensa en cuando a Scott le hacen close up y aparece en otra escena, en Scott Pilgrim de Edgar Wright). Ante mi ignorancia sobre el mundo amplio del anime, más allá de los reglamentarios Dragon Ball Z Sailor Moon porque tele abierta, me sorprendió el pensamiento cinematográfico de Eva a nivel composición y montaje. El primer capítulo es deliciosamente anticlimático, sin acción y acabando en negros, mientras que el 18 es de las cosas que más tensión me han causado en toda la tele que he visto.

El ánimo deconstruccionista de Eva lo vuelve ideal para una inmersión especialmente en aquellos que usualmente no han ven anime. Y no puedes evitar pensar que Del Toro y Travis Beacham caminan tenuemente entre plagio y homenaje con Pacific Rim. Habría que ver los depósitos de Legendary a Gainax.

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