Draupadí de Mora #VocesVioletas

#VocesVioletas es un espacio semanal dedicado a compartir poesía escrita por mujeres de México y Latinoamérica.

Draupadí de Mora (Ciudad de México, 1984) es licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM, donde también hizo la maestría en Literatura comparada. Se dedica a la traducción del portugués y ha publicado el libro capicúa de poesía Yo ya/El jardín de los violadores amables con Martín Cinzano, (Go Ediciones, 2016) y Lo merecemos todo (Mantra Edixxxiones, 2017). Es co-editora de la revista cartonera PUF!

A continuación presentamos una breve selección de su obra poética:


*

los poemas suenan como recetas de cocina

y está bien

las pisadas de alguien sobre el musgo suenan a pólvora mojada

_____

_____

las repeticiones pop y las enumeraciones postpunk suenan como anuncios de Benetton   /   la calle suena a anuncios de compra-venta

los poemas son manuales de objetos perdidos

los poetas están enamorados de los instructivos

y está bien

todo eso está muy bien

sigamos escribiendo

yendo al trabajo diario

sigamos acumulando

latas cartón    cáscaras de huevo

no vayamos más allá de nuestras firmes fronteras ideológicas


ni claudiquemos en nada / hay que seguir la línea del pavimento

seguir escribiendo / con audífonos / sin mirarnos

hundirnos en silencio

como barcos en un mar helado


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morderles las uñas a los muertos y sonar a caja de cereal

está bien

pero saber de poesía       una o dos cosas

estaría

realmente

muy     bien

(Inédito)


*

es posible que jamás seamos invernales

como los apancles

que bajo nuestros pies no crezca más la hierba

es posible, pues

que sigamos siendo lo que somos hasta ahora

copitos de caca cayendo dulcemente

a lo largo y ancho de la noche

es posible, repito, con voz perdida

que en la nariz del siglo dejemos

de existir o existamos, peor aún

oh, hermanos copos, empapelaremos el suelo

cuando por fin toquemos tierra

y otros copos vengan a oscurecernos el sol

y a darnos una suave lección de olvido

(Inédito)


*

antes de que naciera

habían fracasado varias revoluciones

desaparecido decenas de pueblos

corrido millares de cerrojos

se habían saltado cientos de bardas

en televisión a colores

pasaban las ruinas de los cines

autos a fuel injection

y Senna en la séptima vuelta de San Marino

los viejos socialistas eran más viejos cada día

se inventaron los diarios

las oficinas, los trajes de poliéster

el viaje a la luna

las compresas desechables  guerras

invasiones

furúnculos

antes de que naciera se habían firmado

cientos de tratados y acuerdos democráticos

se habían llevado a  cabo referendos  contubernios

plebiscitos      golpes de estado     asedios

se habían fotografiado todas las regiones de la tierra

y las fuentes de los ríos aparecían en national geographic

ya había muerto todo por lo que habríamos de morir

(kodak, polaroid, agfa)

aun así     nacimos

en nuestras fauces que gritaban volver

dejaron un grano de arena

una gota de sangre de indio

un traje de burócrata en lunes

y un casco de soldados enanos

para nunca volver

sobre nuestros pasos

(en Lo merecemos todo, Ciudad de México, 2017)


 

*

 

pasábamos horas frente a los televisores

horas frente a los escaparates

horas frente a los papeles de la oficina

horas frente al pizarrón verde de la escuela

horas frente a la pantalla azul de word

horas frente a la comida rápida

horas frente a la verdad histórica

horas frente al túnel del tiempo

horas frente al cañón oscuro

horas frente a una división con punto

horas frente a recuerdos que parten

horas frente al perro del vecino

horas frente a los asesinos

horas frente a los cables que cruzan el cielo

frente a una ciudad destruida

frente a un centro de tortura

frente a películas con trenes

frente a redondas letras

frente a un muro

frente al universo ovillado

pasamos horas

frente a las horas        que pasaron de largo

(en Lo merecemos todo, Ciudad de México, 2017)


nietos del polvo

tenemos los abuelos polvosos de cuando

los camiones   las cotas   los caminos de tierra

de cuando los puentes de ciudades que no he visto vomitaban soldados

y en habitaciones color lynch

jovencísimos abuelos creían

que la vida era un don

y al frente de todo la llevaban como una nariz heroica

no para detener balas

sino para enterrarlas  de golpe

entre los pocos pelos que les cruzaban el pecho

granadas sostenidas con ambas manos

manos donde brotaban ramos de callos

callos que al final

se metieron una de esas balas

en la sien

(en Lo merecemos todo, Ciudad de México, 2017)


fantasmas

vengo de donde los que no somos hombres / aún se refugian / en fantasmas sin fantasmas

de donde aún se necesita el refugio

para la falta de sueño y el ojo seco

de donde se destapan cervezas verdes

al volver sobre el viejo positivismo

todavía envuelto en su suave polvo

vengo pero no llego sino que vengo vengo y vengo

y mi venganza es tan sin blanco tan silenciosa

como el vacío de una pierna amputada

invisible /

como los fantasmas que nos acogen en sus brazos vanamente felices

(en Lo merecemos todo, Ciudad de México, 2017)

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