La Evolución: El gran beneficio de las extinciones masivas

En Tercera Vía, hemos revisado las consecuencias desastrosas de las actividad humana actual. Diversos estudios demuestran que actualmente nos encontramos en la sexta extinción masiva de especies, esta vez acelerada por la actividad humana. Pero visto de esa manera simplista todo parece ser catastrófico, cuando lo cierto es que las extinciones son el marco que propicia los procesos evolutivos que en algún momento nos dieron forma.

Las extinciones masivas fueron seguidas por períodos de baja diversidad en el que ciertas especies nuevas dominaron regiones anchas del supercontinente Pangea, informa un nuevo estudio.

Los hallazgos, publicados en Nature Communications, indican que las extinciones masivas pueden tener consecuencias predecibles y proporcionar información sobre cómo se espera que las comunidades biológicas cambien en el futuro como resultado de las actuales altas tasas de extinción.

Se cree que las extinciones masivas producen “faunas de desastres”, comunidades dominadas por un pequeño número de especies extensas. Sin embargo, los estudios para probar esta teoría han sido raros y de alcance limitado, tales como centrarse en regiones pequeñas.

Los investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (EE.UU.), de la Universidad de Leeds (Reino Unido) y del CONICET, evaluaron los cambios a largo plazo en la biodiversidad del supercontinente Pangea. Específicamente, analizaron los cambios en casi 900 especies animales entre aproximadamente 260 millones y 175 millones de años atrás (que abarca desde el Pérmico tardío hasta el Jurásico Temprano). Este período fue testigo de dos extinciones en masa, los orígenes de los dinosaurios y muchos grupos de vertebrados modernos.

Estos eventos de extinción fueron muy importantes en la conformación de la historia evolutiva de la vida. El evento que marca el final del Pérmico eliminó muchos de los grupos que dominaron la vida en la tierra en el momento. De esta manera, liberó nichos ecológicos y permitió la evolución de nuevos grupos, incluidos los primeros dinosaurios, cocodrilos y especies que dieron origen eventualmente a mamíferos y lagartos. Por su parte, el evento que definió el final del Triásico volvió a destruir a muchos grupos importantes, ayudando a preparar el escenario para que los dinosaurios asumieran el control.

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Crédito: Elenarts/Shutterstock

El equipo comparó la similitud de las comunidades animales de diferentes regiones del globo basándose tanto en qué especies compartieron hábitat, como en los relaciones estrechas entre especies de una región con las de otras. Esto les permitió calcular la similitud general de las faunas de todo el mundo a través del tiempo – algo que han llamado “la conexión biogeográfica”.

David Button, investigador postdoctoral en la Universidad Estatal de Carolina del Norte y residente Brimley Scholar en el Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte, dijo: “Estos resultados muestran que, después de ambas extinciones en masa, las comunidades biológicas no sólo perdieron un gran número de especies, sino que fueron dominadas por especies de amplio rango (aquellas que muestran más resistencia y capacidad adaptativa para extenderse geográficamente) y de nueva emergencia evolutiva (es decir nuevas especies), lo que conduce a una baja diversidad en todo el mundo; lo que sugiere que las extinciones masivas tienen influencias predecibles en la distribución de los animales y pueden tener el potencial de guiar los esfuerzos de conservación modernos “.

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Richard Butler, Profesor de Paleobiología de la Universidad de Birmingham, dijo: “Las extinciones masivas fueron desastres mundiales que cambiaron radical y fundamentalmente a los ecosistemas. Nuestros nuevos análisis proporcionan datos cruciales que muestran cuán profundamente estos eventos cataclísmicos cambiaron e influyeron en la distribución animal”.

Martín Ezcurra, investigador del Museo Argentino de Ciencias Naturales, dijo: “El registro fósil tiene el potencial de probar hipótesis evolutivas en largos períodos de tiempo, lo que no es posible si las investigaciones evolutivas se limitan a plantas y animales vivos. Gracias a ese registro podemos estudiar cómo los patrones macroevolutivos se desarrollaron en el tiempo y pueden ayudar a predecir cambios ecológicos a gran escala en el corto plazo”.

Debido a la actividad humana, estamos actualmente en la sexta extinción en masa. Ya hay preocupaciones de que los seres humanos están conduciendo a las faunas globales a ser más homogéneas como resultado de la simplificación del paisaje, el aumento de las temperaturas y la introducción de especies exóticas. Este estudio identifica una contribución adicional a este riesgo, ya que se espera que la pérdida continua de la biodiversidad resulte en una “fauna de desastre”, es decir especies más similares en todo el mundo.

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