Ivette Pradel #VocesVioletas
Ivette Pradel (Ciudad de México, 1989) estudió la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas. Escribe mejor los cuentos. Inunda la red de poesía a través de su cuenta de twitter: @ivettepradel
A continuación presentamos una muestra de su poesía:
Yaya
◊
Mi viejita yaya,
mujer arraigada al pueblo y matriarca de su linaje…
perdiste ya tu piel de chabacano y tus cabellos de chapopote.
Madre de dos generaciones, señora tenaz e incansable,
te llenamos tu carita de surcos y ahora navegan sin rumbo tus lágrimas.
To-da tu vida trabajando:
tejiendo sueños y abotonando carácter,
remendando heridas y bordando enseñanzas.
Mujer entera,
◊◊◊◊◊◊◊◊eterna.
Te pertenece el campo.
Mujer golpeada, magullada pero nunca débil.
Dedicaste tu vida a nosotros,
nos trenzaste una casa.
Tu casa,
llena de piecitos, huellas imborrables de barro seco.
Tu casa,
templo de recuerdos, altar de tus hijos, consuelo de nietos.
Te pertenece el campo. Naciste del ahuhuete y el pirul.
Mujer recia.
◊◊◊◊Mi yaya…
¿Cuántos llantos secaste con tu mandil?
¿Cuánta incomprensible paciencia nos tuviste?
Abuela,
una noche se instalaron con violencia los cambios en tu vida:
Noté cómo te hacías chiquita, cuando murió el abuelo,
y empezaste a caer, a dejar de escucharnos…
Te quedabas en tu cuarto, sola, con tu piernita temblando.
Te enraizaste en las memorias pre póstumas,
◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊huiste de la realidad.
Otro día, olvidaste mi nombre, ya no comías…
Te volviste pálida y huesuda:
era como si la muerte se reflejara en tu cuerpo.
Me enervé de miedo, miedo de ti.
¡Mi yaya!
Tus labios ya eran salados de tanto llorar.
No dormía por el temor de no verte despertar, te dejaste descender
◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊más
◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊y
◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊más…
Mujer fuerte,
decidiste refregar tus males con piedra pómez,
no importaba si dolía, lo de adentro dolía más.
Curaste tus ojitos con gotas de manzanilla
y la sonrisa te la devolvió el té de buganvilia.
Tu boquita sonreía de nuevo, pero no igual, tu boquita de piloncillo.
Y sigues aquí.
◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊Entera,
◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊eterna.
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Dúlcemente soñé con tu cariño
(Poema reconstruido de la memoria de mi abuela)
◊
A Miguel Flores
Dúlcemente soñé con tu cariño
y bordé con mis sueños
un nido donde siempre enamorados te cantaban mis rezos,
y en el sagrario azul de la esperanza
recé la letanía de mis anhelos
y de mi corazón -en lo más hondo-
musité madrigales de silencio.
◊
Todo a mi rededor tenía el encanto
de tus divinos ojos nazarenos.
El timbre alegre de tus risas llegaba hacía mí
en alas del viento,
y el eco de tu voz
dulce y sencillo
como un arrullo de emociones trémulo,
convertías en rosas de sonido,
y llegabas a mí y me amabas con un beso.
◊
Y ahora, bien amado, que tan sólo me quedan tu recuerdos.
Ahora que mi vida es una noche oscura,
sin estrellas, sin flores y sin cielo,
quiero darte toda mi angustia
encerrada en la cárcel de mi beso.
Quiero darte las gracias por el mañana que floreció en mi mente
y la alegría que aleteó en mi sueño.
María de la Luz Padilla
Penélope
◊
La niña está sola en un cuarto lleno de púas.
No importa dónde esté.
Está herida.
◊
Le duele la indiferencia
en este inacabable pasar de los días,
las voces que no son más un susurro
apenas audible en un país lleno de muertos.
◊
Le duele la inacción
y la respuesta esperada de tu apatía
porque si algo te ocurriera
ella pasaría la vida buscándote.
◊
No tú. Tú estás ocupado.
Te enteras de poco y te interesas menos.
◊
Ni tú eres Ulises para fingirte loco
y evadir una guerra de diez años,
ni yo soy Penélope para tejer mi cabello
durante veinte.
Reconocimiento
◊
Tras copiar unos apuntes sobre la glándula tiroides,
palpo mi cuello en busca de algún signo anormal.
No hay nada, sólo tú atravesado en mi garganta.
Prescripción
◊
Escribes indicaciones médicas
para un piso lleno de muertos.