El fracking, la minería y otros megaproyectos pueden producir terremotos
La nociva práctica del fracking se extiende por el territorio gracias a la corrupción imperante de nuestro sistema político y a raíz de los eventos geológicos recientes se vuelve urgente traer a debate la continuidad y los efectos de la extracción de gas natural por dicha técnica*.
Antes que nada, es importante entender que fenómenos como los terremotos pasados son impredecibles y no pueden vincularse con prácticas específicas como las pruebas nucleares de Korea, las supuestas intenciones del proyecto HAARP o cualquier otra explicación conspiranoica de las que tanto se habla en redes*.
Esa forma de capturar el pensamiento colectivo y llevarlo a cualquier cosa que parece coherente, sólo por la mera ilusión de correlacionar fenómenos, es la base en la que se sustentan las múltiples y burdas teorías de conspiración. Pero es tan absurdo pensar y dejarse llevar por estas hipótesis, como lo es no mirar los peligros que realmente subyacen en las políticas aplicadas en nuestro país*.
Y es que resulta que lo que si está científicamente validado, es la correlación de una práctica como el fracking y el incremento en la probabilidad de sufrir temblores. Hay decenas de estudios como los siguientes*:
https://phys.org/news/2014-10-hydraulic-fracturing-linked-earthquakes-ohio.html
https://phys.org/news/2012-08-wells-small-earthquakes.html#nRlv
https://phys.org/news/2014-07-usgs-small-earthquakes-central-oklahoma.html#nRlv
https://phys.org/news/2014-09-wastewater-culprit-quakes-southern-colorado.html#nRlv
Y de hecho, una nueva investigación confirma que los terremotos causados por la actividad humana están creciendo en todo el mundo, según la base de datos de seísmos inducidos HiQuake.
Las actividades que se han analizado en relación con episodios sísmicos incluyen la construcción de embalses de agua, la extracción de agua subterránea, carbón, minerales, gas, petróleo y fluidos geotérmicos, excavación de túneles, gestión de residuos de industrias extractivas, recuperación asistida de petróleo, fracturación hidráulica, almacenamiento de gas natural y almacenamiento de carbono. La fracturación hidráulica (fracking) es una técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo. La inyección subterránea de agua residual que usa esta técnica para la producción de gas y petróleo es la principal actividad humana desencadenante de seísmos, según los datos históricos recogidos por HiQuake.
Este proceso puede aumentar el estrés en las fallas geológicas y provocar pequeños terremotos, un fenómeno que se observó claramente en Oklahoma (USA) a principios del año 2010 como consecuencia de la inyección de aguas residuales.
Además del fracking, la minería y la construcción de presas son las actividades humanas más impactantes sobre la actividad sísmica, según el estudio que publica la revista Earth Science Reviews, del que la Universidad de Durham informa en un comunicado.
De los 730 casos de seísmos inducidos, los proyectos de minería destacan con un 37 por ciento (271 casos), seguidos con cerca del 23 por ciento por el agua contenida en las presas y con el 15% por la obtención de petróleo y gas. La construcción de rascacielos o las pruebas nucleares subterráneas también figuran entre los factores desencadenantes de seísmos, aunque de forma inusual.
En este estudio, los investigadores, dirigidos por el Gillian Foulger, del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Durham, recopilaron un registro completo de más de 700 terremotos que se atribuyen a la actividad humana en los últimos 148 años, entre 1868 y 2016.
La mayoría de ellos eran pequeños, entre las magnitudes 3 y 4. Pero la lista incluye también varios grandes terremotos destructivos, como el de magnitud 7,8 que ocurrió en Nepal en abril de 2015, relacionado con el bombeo de agua subterránea.
El equipo de investigación descubrió que tanto la frecuencia de casos, como la mayor fuerza registrada por un terremoto inducido por humanos, han aumentado durante este tiempo.