César Aira llega al Hay Festival para rechazar su candidatura al Nobel

César Aira, uno de esos escritores que siempre aparecen en la lista de candidatos para ganar el Nobel, es uno de los invitados principales del Hay Festival Querétaro. Con la consigna de “gozar de sus decadencias”, como afirmó en entrevista para el diario El Universal, el escritor llega a Querétaro y a la Ciudad de México, para presentar el lanzamiento de dos nuevas ediciones en su casa editorial mexicana, ERA. Este lanzamiento coincide además con la publicación de dos nuevas novelas en Chile y en Argentina: Una aventura y Eterna juventud. 

Para algunos críticos los libros de César Aira constantemente suscitan la duda: “el emperador va desnudo”, por su sorprendente manejo de temas y su diversidad de estilo. Tan extraño como inclasificable, Aira es un escritor de sentencias puntuales y verdades supremas. Con sus más de 50 libros publicados, el escritor se ha evidenciado como un poeta más que un narrador, pues sus libros, casi nunca rebasan las 100 páginas. Amante de la brevedad y la concisión, se ha refugiado en la imaginación como característica principal de su fuerza literaria. Él mismo ha expresado, en entrevista para el referido diario, lo siguiente al respecto:

“La imaginación es un campo de libertad y también tiene algo de patológico en el sentido de que yo fui un niño maltratado, miope, todo lo que hace que uno necesite escapar por algún lado, evadirse. Yo me evadía con los libros de Salgari, con las aventuras de Sandokán, después creo que seguí evadiéndome con mis propias historias”.

Aira concede tan pocas entrevistas en su país que esto se convierte en una virtud para los periodistas extranjeros. Sin convertirse en un ermitaño, pero con la misma fama, el escritor intenta llevar hasta las últimas consecuencias esa idea de evasión de la realidad. Tal vez por esta razón, el narrador construye cada una de las frases de sus relatos con una minuciosidad exhaustiva, él mismo ha expresado que escribe muy despacio y que cada frase, incluso, “la piensa durante media hora”. Esto no se compagina con el ritmo editorial en que han salido a la luz sus libros, siempre a la velocidad en que el mercado suele moverse para no sepultar en el olvido a los escritores.

Además de ermitaño, el escritor nacido en Coronel Pringles, Argentina, en 1949, es tajante en una cosa, los premios literarios. Al respecto del señalamiento que se le hace como eterno candidato al Nobel, refiere que los premios como el Nobel de literatura son una condena. Y explica: “A mí nunca me van a dar uno de esos premios. Pueden ser una condena de por vida, como le pasó a Borges y a tantos.”

 

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