¿Es irreverente alguien que “bromea” con la violación? Muere Marcelino Perelló

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Marcelino Perelló ha fallecido esta semana, reportan medios nacionales. Fue uno de tantos líderes de Movimiento del 68, además de haber sido empleado de la UNAM en décadas recientes. Hasta hace poco cobraba como profesor y funcionario universitario, además de tener un espacio en Radio UNAM muy poco escuchado. ¿Por qué afirmo que no tenía audiencia? Resulta que cuando Reporte Indígo rompió la red con el audio de las declaraciones machistas de Perelló al aire, aquellas de Si no hay verga no hay violaciónpasaron semanas antes de que sucediera un escándalo mediático debido a la limitada audiencia e impopularidad de dicho contenido.

El resto es historia. Su programa de radio fue cancelado, aunque Perelló seguía siendo parte de la UNAM, y el catedrático parecía no entender el porqué del súbito linchamiento mediático debido a su infamia y misoginia. Retomamos de nuestra nota de abril de este año:

Marcelino Perelló sigue cobrando en la UNAM ya que tiene el cargo de secretario auxiliar de rectoría y secretario general de Museo del Chopo.

La versión del infame académico es que su retiro de las clases es porque la Facultad de Ciencias de la UNAM decidió que por su seguridad, no sería prudente su asistencia. Incluso, Perelló habló de un mitín en su contra con “personas agresivas”.

Luego de eso, el tema Perelló cayó en relativa oscuridad, hasta el día de hoy que se ha reportado su fallecimiento a los 73 años en un centro médico de la CDMX.


¿Fue gracia la de Perelló? Algunos consideran que fue irreverente

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Otros, no olvidan sus declaraciones y lo recuerdan como violador confeso:

Algunas reflexionan sobre lo que debe hacer la UNAM con su legado:

¿Bromear con el tema de la violación es ser anarquista?


¿Es irreverente un eufemismo para definir a una persona que toma a broma experiencias traumáticas para otros?


Escucha nuestro podcast



El legado Perelló

Por lo que muchos recordarán al catedrático, será por el acoso a mujeres en cabina o sus tuits que no se sabe si eran un intento patético de humor o confesiones trasnochadas.

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2 comentarios

  1. Miguel Lozano
    25/08/2017 at 17:29

    Estoy parcialmente de acuerdo con él; creo que no se expresó muy bien, considerando que es un tema sensible para mucha gente. Pero el punto más rescatable de lo que dijo es que hay que entender no se puede llamar a todo violación y pensar que por eso ya es super grave; hay una diferencia enorme entre meterle los dedos a alguien y copular con alguien (algo que puede terminar en un embarazo y una transmisión de enfermedades sexuales); hay una diferencia enorme entre lo que significaba la violación de una mujer en la época en la que no existían los anticonceptivos y en la que una mujer con un hijo bastardo ya no podía casarse y sólo podía ser una prostituta, despreciada por el resto de su vida, y una violación en la época de la libertad sexual, los anticonceptivos, y donde la mujer no necesita ser virgen para construirse un futuro. Hay gran diferencia entre una mujer que es violada en la calle por un cualquiera, que una mujer que es violada como parte de un juego sexual con su pareja sexual, aún en el caso en que haya un abuso y no hubiese estado claro el consentimiento mutuo. Con esto no digo que se convierta en bueno por ejemplo meterle los dedos a una mujer por debajo de la falda; sino que como dice con toda la cordura del mundo Perello; no es algo por mucho tan grave como lo que sería una verdadera violación en la definición y perspectiva antigua.

  2. Iréne
    19/05/2019 at 22:23

    ¿Por lo único que se lo recuerda ahora es por un frívolo y pasajero chiste radial sobre una violación? ¿Pero eso qué sentido tiene? Estamos hablando de un líder político, de un dirigente estudiantil, de un matemático, de un exiliado, de un intelectual. ¿Se imaginan que se recuerde en Europa a Cohn-Bendit solamente por sus comentarios pedófilos en El gran bazar o a Federica Montseny sólo por sus comentarios homófobos vertidos en una entrevista?
    Que se lo recuerde solamente por tan ínfimo momento de su vida pública demuestra el paupérrimo nivel cultural de la sociedad mexicana y el férreo macartismo de sus medios de comunicación.