Obama publica un artículo en Science en defensa de las energías limpias

Barack Obama ha querido expresar su convicción de que el cambio de modelo energético es irreversible en todo el mundo, a pesar de que su país haya elegido a Donald Trump, un negacionista del cambio climático, como nuevo presidente; y lo ha hecho firmando un artículo en Science, la revista científica de mayor prestigio de EE UU.

“Las evidencias económicas y científicas me hacen confiar en que se mantendrá la tendencia hacia la economía basada en la energía limpia que ha emergido durante mi presidencia, y que las oportunidades económicas para que nuestro país se sume a ella no harán más que crecer”, dice Barack Obama en el artículo.

El aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y el incremento de las temperaturas supondrán, si se mantiene este ritmo, un aumento de 4 ºC en las temperaturas de finales de siglo. Aunque el impacto del cambio climático es claro, el curso que deben seguir las políticas estadounidenses sigue debatiéndose, y más aún ante la transición política que supone el nuevo mandato de Trump. Pero el aún presidente de EE UU se muestra confiado.

“El mercado de la energía limpia está creciendo y la tendencia puede prolongarse independientemente de las políticas federales a corto plazo”, dice Obama

“Sabemos desde hace tiempo, basándonos en registros científicos masivos, que es urgente mitigar el cambio climático, no podemos ignorarlo. En los últimos años también hemos visto que el argumento económico para la acción –y contra la inacción– es igual de claro: el mercado de la energía limpia está creciendo y la tendencia puede prolongarse independientemente de las políticas federales a corto plazo”, sostiene.

Cuatro razones a favor de la energía limpia

Para demostrar su confianza, Obama expone cuatro razones. En la primera señala que de 2008 a 2015 la economía creció más de un 10%, mientras que las emisiones de dióxido de carbono procedentes del sector energético cayeron un 9,5%. Este resultado demuestra que “se debería poner fin al argumento de que combatir el cambio climático requiere aceptar un menor crecimiento”, recalca.

Por otra parte, las empresas están viendo de primera mano cómo la reducción de emisiones no beneficia únicamente al medioambiente. También les aporta a ellas ciertas ventajas, lo que se traduce en la reducción de costes para los consumidores y mayor rentabilidad para los accionistas.

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En su tribuna de opinión política, el presidente destaca varias firmas estadounidenses que han minimizado sus residuos energéticos para ahorrar dinero e invertir en otras áreas de sus negocios, esfuerzos que contribuyen a crear empleos. Es el caso de General Motors, que se ha comprometido a reducir la intensidad energética de sus instalaciones en un 20% respecto a los niveles de 2011.

En tercer lugar, Obama subraya un sector eléctrico estadounidense cambiante, que pasa de la producción centrada en el carbón a la del gas natural, por ejemplo, y en gran parte debido a las fuerzas del mercado. La caída en los precios de la electricidad renovable entre 2008 y 2015 ha provocado que Google planee impulsar el 100% de sus operaciones utilizando energía renovable en 2017.

Por último, el presidente estadounidense señala el impulso global que está atravesando la energía limpia. De hecho, en el Acuerdo de París que ha entrado en vigor el pasado mes de noviembre, las naciones se han comprometido a proponer políticas climáticas inteligentes. “Es un buen negocio liderar una revolución tecnológica y definir las tendencias del mercado”, asegura.

Para Obama, Donald Trump podrá trazar su propio curso político, pero “la ciencia y la economía más recientes proporcionan una útil guía sobre lo que traerá el futuro, independientemente de las opciones políticas a corto plazo, cuando se trata de combatir el cambio climático y de pasar a una economía de energía limpia”.

No todo es energía

Sin embargo, lo que no considera Obama, es que las energías limpias tampoco serán suficientes para sostener el ritmo de desarrollo que sostiene el sistema capitalista, sobre todo si su impulso es justo por los caprichos del mercado; dado que los códigos de acumulación no sólo requieren de la generación de energía sino que conllevan a un ecocidio permanente en busca de materias primas.

La crítica más difundida entre los conservacionistas refiere a modelos de decrecimiento económico, los únicos capaces de lograr un auténtico equilibrio ambiental; la señal más clara de que esto no sucederá pronto, es la continua represión que dirigen los gobiernos de todo el mundo, en colusión con grandes corporaciones transnacionales, hacia los pueblos originarios que defienden sus territorios.

La pregunta en realidad es si los encargados de las políticas globales, Obama incluído, podrán reconocer este fenómeno y desarticular un sistema de producción (o de transformación indiscriminada de la naturaleza) que les representa la continuidad de sus privilegios. Aun así, es buena señal que las políticas del país más poderoso del mundo consideren la crisis ambiental global un asunto de Estado, ya que representa un logro de las y los activistas de todo el mundo por la conservación del ambiente.

Con información de Science y Agencia SINC | Comentarios del Proyecto ALTERIUS

 

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