Panorama adverso para la educación: escasez recortes y corrupción
El pasado 30 de junio, el diario El País anunciaba que México invierte más en educación que países europeos. Gran cantidad de medios de comunicación nacionales replicaron la información en días posteriores. La nota señalaba que: “El país invierte más en educación que España o Alemania, pero la mayor parte del total se destina al pago de nóminas”. Esta aseveración en medio del actual conflicto entre el gobierno y la CNTE, así como los recortes a la educación que están por presentarse en septiembre de este año en el Presupuesto de Egreso de la Federación 2017, tienen un papel importante en la construcción de la opinión pública, por lo cual cabe tener cautela ante la información y preguntarse: ¿Es verdad que invertimos más que países Europeos?
Si bien es cierto, que como se dice en la nota, el 80% del presupuesto de educación se destina al pago de nominas y se pierde en la estructura de burocracia y corrupción, lo que no es verdad es la supuesta gran inversión que se insinúa. El diario afirmaba: “El país (México) destina el 5,2% del PIB al sistema de educación pública, según un estudio de la OCDE de 2015. Es de los países que más dedican a esa partida de todos los que conforman el organismo, por delante de Alemania y España y muy similar al de Francia.”
Entonces ¿cómo es que hay tanta inversión pero los resultados son tan precarios? Y si México es de los países de la OCDE que dedican un mayor porcentaje de su PIB a educación ¿cómo se mantiene con tan bajo nivel educativo?
Sucede que en efecto Francia gasta un porcentaje de su PIB similar al que México en educación (Fr 5.4%; Mx 5.2%) aunque obteniendo resultados diametralmente distintos. La razón es que el gasto neto dispuesto en el país galo a educación es mucho mayor y se dirige a 66 millones de ciudadanos y ciudadanas francesas, que equivale a la mitad de la población que habita en nuestro territorio.
Si bien se establece una similitud entre la inversión en educación de Francia y México, la realidad es que nuestro país, con un PIB de 1,298 billones de dólares para una población de 125 millones, está muy lejos de la inversión francesa, que cuenta con un PIB de 2,829 billones de dólares destinados a 66 millones de personas. Lejos de la paridad, la inversión de México en educación por habitante es tan sólo una cuarta parte de lo que Francia destina a este rubro.
Ahondando al respecto, encontramos que Alemania, con la economía más rebosante de la Unión Europea, invirtiendo el 4.3% de su PIB, cuadriplica la inversión de México en educación por habitante. A su vez, el inferior 4.2% del PIB español dirigido a educación, la dúplica.
Mientras tanto, con su anunciada tendencia ha reducir presupuesto a educación, México en realidad permanecerá en el rezago, si se compara con los países de la región que han favorecido notoriamente su política educativa, como es el caso de Cuba, que invierte el 12.4%, y Costa Rica, con el 6.3%. Estos países, por sus características demográficas y económicas, son un mejor parámetro de comparación que los países europeos.
De este modo, la educación en México se enfrenta contra tres males: por un lado, no se invierte más que en Europa -como se afirma-. Por otro, del ya escaso presupuesto, la mayor parte se gasta en burocracia. Finalmente, el impasible Gobierno Federal recorta las partidas a la educación, golpeando agresivamente el sustento de este Derecho con una anunciada disminución de gasto de 3 mil 660.2 millones de pesos.