Sigue pedaleando… la bici te salva de la contaminación ambiental

Una de las medidas que toma el gobierno de México ante la contingencia ambiental es la de evitar la actividad física en el espacio abierto. Cabe preguntarse si ésta medida es adecuada y si realmente tendría un impacto positivo en las personas que deciden aceptar dicha recomendación.

Sin duda el ejercicio es una práctica indispensable para mantener un estado de salud favorable, ayuda a fortalecer el sistema inmune y previene muchas enfermedades cardiovasculares, distintos tipos de tumores y la obesidad (junto a sus patologías asociadas, como la diabetes o la hipertensión). Pero al mismo tiempo sabemos que miles de personas pierden la vida anualmente por los altos niveles de contaminación de las grandes ciudades, así que quizá reducir la actividad en momentos críticos como los que atraviesa la CDMX en estos días es una medida inteligente.

Sin embargo, un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) muestra que caminar o andar en bicicleta son actividades muy saludables incluso en las ciudades más contaminadas y que dichas actividades superan por mucho los efectos negativos de la contaminación, siempre y cuando no resulten excesivos.

Los «resultados indican que los beneficios para la salud de caminar o andar en bicicleta […] siempre superarán los riesgos asociados a la contaminación. Incluso en una ciudad como Nueva Delhi, una de las ciudades más contaminadas del mundo […] la gente tendría que pasear o andar en bicicleta más de cinco horas semanales antes de que los riesgos de la contaminación fueran mayores que los beneficios para la salud», explica Marko Tainio director de la investigación publicada en la revista Preventive Medicine.

 

Los autores utilizaron un modelo informático para comparar los riesgos y beneficios del ejercicio físico en función de su intensidad y duración en distintas ciudades del mundo. Como refieren los autores, el suyo «es el primer modelo en el que se evalúan los riesgos y beneficios de caminar y de andar en bicicleta en un amplio rango de áreas contaminadas de todo el planeta».

Los resultados mostraron que los riesgos asociados a la contaminación ambiental no contrarrestan los beneficios para la salud que conlleva la práctica de ejercicio –en este caso, pasear o andar en bicicleta– en la inmensa mayoría de áreas urbanas de todo el mundo. Pero exagerar en la práctica de la actividad física si podría generar efectos negativos.

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Como apunta Marko Tainio, «hay que recordar que hay una pequeña minoría de trabajadores en las ciudades más contaminadas que, caso de los mensajeros en bicicleta, pueden estar expuestos a unos niveles de polución suficientemente elevados como para eliminar cualquier beneficio sobre la salud asociado al ejercicio físico».

Al respecto, James Woodcock explica que «si bien la investigación demuestra los beneficios de la actividad física con independencia de la calidad del aire, no supone en ningún caso un argumento para la inacción a la hora de combatir la contaminación. De hecho, ofrece apoyo para la inversión en infraestructuras para que la gente deje sus coches y coja las bicicletas, lo que de por sí reduciría los niveles de contaminación a la vez que alentaría la actividad física».

Aunque faltaría revisar si los resultados de la investigación se mantienen en situaciones de emergencia como la que vivimos actualmente, está claro que la actividad física moderada es benéfica aún en situaciones de contingencia ambiental, por lo que es un buen momento de tomar una bicicleta para recorrer ésta ciudad sin padecer el tráfico permanente, mejorar tu salud y coadyuvar a detener el desastre ambiental en el que estamos metidos por seguir la lógica del automotor. Por supuesto, no se trata de que todos los habitantes de la CDMX tomen la bicicleta para hacer todos sus recorridos, sino de que podamos convertirla en el transporte preferido para los múltiples trayectos cortos que hacemos cotidianamente en esta ciudad monstruo.

Con información de abc.es

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