América Latina expone a las mujeres a un sistema de salud “tipo lotería”: AI
Amnistía Internacional ha publicado un reporte en el que se analizaron los sistemas de salud sexual y reproductiva en ocho países: El Salvador, República Dominicana, Paraguay, Chile, Argentina, México, Perú y Uruguay.
El diagnóstico: La vida de millones de mujeres y niñas de toda América Latina está a merced de sistemas “tipo lotería” de asistencia a la salud que anteponen los estereotipos y la doctrina religiosa a la vida del paciente.
Acceso a servicios básicos como la contracepción, el aborto sin riesgos o la esterilización normalmente depende de la capacidad adquisitiva de la paciente y de las convicciones religiosas y personales de los profesionales de la salud o de cargos públicos.
El aborto está prohibido sin excepciones en siete países de América, aun en el caso de que la vida de la mujer o la niña dependa de él: Chile, El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Surinam. En la mayoría de los restantes países, aunque sea legal, el acceso a un aborto para salvar la vida resulta muy difícil porque algunos profesionales de la salud se niegan a practicarlo por motivos ideológicos. Un ejemplo de esto es Uruguay, donde se legalizó el aborto en 2012, pero muchos profesionales de la salud se declararon “objetores de conciencia” y se negaron a facilitar interrupciones. Lo anterior ocasiona que los abortos clandestinos no se eliminen permanentemente.
Incluso en casos donde la vida de la madre corra peligro, médicos se niegan a practicar el aborto. Este fue el caso de Rosaura Arisleida Almonte Hernández, dominicana de 16 años que murió de leucemia en agosto de 2012 cuando los médicos pospusieron su tratamiento debido a su embarazo y no le proporcionaron el mejor tratamiento posible en su estado. Rosaura solicitó varias veces someterse a un aborto, lo que le habría permitido recibir el tratamiento urgente que necesitaba, pero se le denegó, puesto que el procedimiento está prohibido en todas las circunstancias. Finalmente, Rosaura empezó a recibir tratamiento para el cáncer unos días después de sufrir un aborto espontáneo, pero ya era tarde para salvar su vida.
Las esterilizaciones forzadas también son un gran problema en la región según el reporte. Doctores realizan este tipo de procedimientos sin autorización expresa de las mujeres y en ocasiones por malas prácticas o la falta de información de las pacientes, tienen consecuencias trágicas.