El derecho al agua en México: retos y dificultades para el presente y futuro.

El pasado septiembre se establecieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible durante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Estas nuevas metas remplazarán a los 8 Objetivos del Milenio delineados por este organismo internacional 15 años atrás. En esta nueva agenda, se establecieron 15 pasos a seguir para disminuir con muchas de las barreras y problemas que impiden el pleno desarrollo de las personas. Una de las metas que más impulso tuvo durante las negociaciones en Naciones Unidas fue el acceso al agua. El objetivo de desarrollo sostenible número 6 sostiene que se debe “garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos”; esta meta busca facilitar el acceso al agua de todas las personas, lo que le otorga gran responsabilidad al Estado de crear los accesos correspondientes para permitir el uso de este líquido vital para el ser humano.

Ante este nuevo reto global, México no se encuentre en el mejor contexto para brindar agua a grandes sectores de la población. De acuerdo con la Coalición de Organizaciones Mexicanas por el Derecho al Agua (COMDA), 9 millones de mexicanos carecen de acceso a agua entubada y 13 millones que cuentan con la infraestructura necesaria reciben agua pero contaminada. Los estados en donde se ha presentado agua contaminada para consumo humano son Coahuila, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, San Luis Potosí, Sonora,  Baja California, Puebla y Zacatecas. En cuestión de agua potable, existen en México 43 municipios a nivel nacional que carecen completamente de este servicio, siendo Veracruz, Oaxaca y Guerrero donde más se concentran estos problemas.

A pesar de que la mayoría de los municipios del país cuentan con acceso a agua potable, solamente 674 gobiernos locales (de 2,409), cuentan con programas de tratamiento de aguas residuales. Esta deficiencia en la infraestructura deja entonces a 1, 735 municipios sin acceso a agua de calidad. El problema del acceso al agua afecta de manera más grave a las personas más pobres del país y específicamente a los grupos indígenas. Con base en datos del INEGI, sólo 4 de cada 10 viviendas indígenas no cuentan con acceso a agua entubada y 7 de cada 10 no tienen servicio de drenaje.

Esta falta de infraestructura también se refleja en las diferencias que existen entre distintas entidades federativas del país. Por ejemplo, a pesar de que en el norte solo se obtiene un 25% del agua por medio de las lluvias, estados como Nuevo León o Sonora tienen mejor acceso al agua que lugares como Chiapas o Oaxaca que capturan el 49% de su agua de manera pluvial. Por lo tanto, el acceso al agua no es una cuestión únicamente del tipo de clima de una localidad sino de la presencia o ausencia de infraestructura y apoyo gubernamental.

Esta falta de infraestructura se debe en parte a la poca recaudación de México en impuestos en el servicio del agua. De acuerdo con datos de Conagua, nuestro país es una de las naciones que menos impuestos pagan por acceso al agua. Por ejemplo, mientras el promedio de impuestos en la Ciudad de México en el uso de líquido es de 2.76 pesos al mes, en ciudades como Copenhague se paga alrededor de 112.91 pesos. Por lo tanto, nuestro país ha abusado de sus fuentes alternas de agua para así evitar aumentar impuestos y con esto fortalecer la capacidad fiscal del Estado y mejorar el servicio del agua. Sin embargo, las autoridades no podrán sostenerse del acceso al agua natural por mucho tiempo. De acuerdo con datos del Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social (CEIDAS), la disponibilidad del agua potable en nuestro país ha disminuido 87% en los últimos 100 años. Inclusive en lugares como Zacatecas, existe la posibilidad de que en 15 años se acabe el agua dulce de forma sustentable.

México ha avanzado durante los últimos años en abastecer de agua a la mayoría de su población. Sin embargo existen todavía grupos que carecen de acceso completo a agua potable y entubada. Además, la mala operación del Estado ha hecho que en lugares donde se cuenta con la infraestructura necesaria, el servicio de agua es de mala calidad.

El Estado mexicano tendrá que ingeniárselas para cumplir con el objetivo de Naciones Unidas para abastecer de agua a toda la población mexicana pero llevarlo a cabo de forma sustentable, es decir, que permita que futuras generaciones puedan tener un mejor servicio y acceso al agua.

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