Valeria Sandi Peña #VocesVioletas
#VocesVioletas es un espacio semanal dedicado a compartir poesía escrita por mujeres de México y Latinoamérica.
Valeria Sandi Peña (10 de Abril de 1991, Santa Cruz- Bolivia) Escritora, productora y abogada. Autora del poemario ambidiestros en el 2014, en co autoría con Quincho Terrazas. Y en el 2016 nace su poemario en solitario La luna lleva sal de ediciones Jota de Nelson Jaliri (Potosí), en el 2016 también participó en el libro de poesía y cuento breve El tiempo está después (Uruguay), forma parte del libro artesanal Ilusión Liquida de ediciones Jota en 2016 (Potosí) .Y la re edición de “La luna lleva sal” fue publicada por la cartonera ediciones chanchito (2018). Participó en la muestra de poesía Iberoamericana en 2018, Ángeles de Papel Editores (Perú). Entre Manos antología de poesía y cuento, Editorial El Rumbo 2018 (Uruguay)
Desde 2014 forma parte del colectivo poetas bolivianos comunidad dedicada a la interacción y la difusión de poesía nueva. Desde el 2018 Organiza ciclos de lecturas poéticas mensuales llamado “Trueque poético” y con apoyo del poeta Eduardo Álvarez se realiza de manera conjunta lecturas mensuales en el Etno Café de la Paz, con el mismo sello.
A continuación presentamos una breve selección de su obra poética:
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Agitada
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Ahí
donde la segunda mitad de mi vida
fueron esperas
donde los sueños
de tan maduros
se fermentaron
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Soy
La que ha juntado sus cenizas
pero en la primera esquina
las ha ido derramando
derramando su suerte
haciendo caer sus barajas
lentamente
Por su rostro calcinado.
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Nunca supe lidiar
Con tanta sombra
Escucha nuestro podcast
soy la del nombre
que no le ha cabido tantas derrotas.
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Soy de sal mojada
Y mis palabras
me comen
cuando el silencio
cae en mi noche
y mi sangre pálida
no conoce de lunas
Ahí
Donde el espejo
te mira con tristeza.
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En este espacio
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En este espacio
perforado está el cielo
la nube de polvo
oscurece nuestro cuerpo.
No hay luz
arremete la miel
sobre las veredas.
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La sombra
de los verdugos
buscan
nuestros pájaros
quieren lapidar
nuestro día.
Su escritura
final
nos va alcanzando.
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Mis venas
están sueltas
transpiro
los sueños
Va en picada
esta memoria.
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Sigo caminando
se tiñen
mis pies.
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No quiero olvidar
es aquí dentro
donde llevo
un pájaro
de vasta luz
que cierra los ojos
cuando el silencio
regresa
y me habita.
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La vela
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Es de noche
cuando
la carne oscurece
y el incienso
lleva en su humo
el olor
de lágrimas
por toda la casa.
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Colgada
la mañana
el sueño
se ausenta
Partidas mis uñas
crujen maderas.
Mojadas están
mis manos
para encender la vela.
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A la orilla
cae el cuerpo
entra
el desvelo.
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Salado retorno
del incienso
a mi almohada
Tiene tapiz
de sombra
mi pared
Y a éste cuarto
sólo
llega la noche.
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Luna
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La luna herida
me tocó el rostro
ésta noche
sabe de mis ojos
sin sueños
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Ella tampoco duerme
alumbra los autos perdidos
aúlla junto a los animales
de la noche.
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Su mirada
acompaña los cartones
de las avenidas
que no abrigan los sueños
de los habitantes de la noche.
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La luna
quiere sus noches blancas
por eso no duerme
ella alumbra
las penas
de los que no podemos soñar.
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En silencio
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Y para qué retener
jardines en la mirada
o acumular lluvias
si mojada estoy de esperas.
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Y minado está mi pecho
de tanta pólvora que albergan
estas pulsaciones.
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Mi tiempo
se ha entregado
al barro de sus orígenes
ahora estás fragmentado
en mis costados que sangran.
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Regálame silencios
porque tu voz
es fruto
esparcido por mi vientre
que palpita.
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Déjame cerrar los ojos
quiero ver
cuando la noche arranque
nuestras últimas flores del edén
para ofrendarlas
a la muerte.
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Se mueve la despedida
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Estoy de nuevo
en plena vía del recuerdo
los latidos del cielo
agitan las gotas
anunciando
marcar mi piel.
Son los duelos de la carne
queriendo abrir
este cuerpo
En tajadas.
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Abanico del sollozo
mueves mi dolor
a las entrañas del olvido
En tus ojos
me fragmento.
¿A dónde miras ahora?
Me derramas
las venas
en cada uno de tus pasos.
El tiempo nuestro
es un brebaje
a fuego lento
desde donde tomamos
todo el desgarro.
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Nuestro soporte
Llevaba menos calcio
en los huesos.
Me cae invierno
en las vertebras
¿Dónde miras ahora?
No es ni mediodía
Y me apuntan
Todas las ampollas
abiertas del cielo.
Tienen olor a humedad
éstos ojos
mi cuerpo
está doblado sobre el adiós.
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