Penilla de Morena: Señalan presuntos vínculos del Abogado del “Mayo” Zambada con la 4T

Si el escándalo político tuviera su propio diccionario, la entrada de “daño control” tendría como sinónimo esta historia. Aquí se entremezclan abogados con prontuarios de clientes cuestionables, políticos con memoria selectiva y partidos que, entre acusaciones y desmentidos, han logrado convertir a Juan Pablo Penilla Rodríguez en el personaje del momento.

Pero, ¿quién es Juan Pablo Penilla y por qué su nombre ha desatado una tormenta política? Vamos por partes.

Capítulo 1: El abogado de todos y de nadie

El nombre de Penilla Rodríguez, un abogado mexicano con una carrera notablemente versátil, saltó a los reflectores cuando Ismael “El Mayo” Zambada, fundador del Cártel de Sinaloa, envió una carta al consulado de México en Nueva York exigiendo su repatriación. En el documento, el capo dejó claro que su asesor legal en Estados Unidos era Frank Pérez, pero para los trámites en México tenía a dos juristas de confianza: Juan Pablo Penilla Rodríguez y Juan Manuel Delgado González.

Las alarmas no tardaron en encenderse. Rápidamente, miembros de la oposición, encabezados por el Partido Acción Nacional (PAN), vieron en esto la oportunidad perfecta para señalar que Morena y el gobierno de Claudia Sheinbaum estaban directamente ligados con un abogado de capos. La evidencia: fotografías de Penilla en eventos de la 4T, menciones honoríficas en el Congreso y hasta un supuesto nombramiento como “asesor honorífico” del gobernador morenista Américo Villarreal, en Tamaulipas.

Capítulo 2: El desmarque exprés de Morena

Morena hizo lo que cualquier partido en apuros haría: negar todo y borrar evidencia a velocidad récord. En una tarjeta informativa, la dirigencia del partido guinda, encabezada por Luisa María Alcalde, afirmó que tras una “revisión exhaustiva” en sus bases de datos, no se encontró ningún registro de que Penilla haya trabajado con ellos en el proceso electoral de 2024.

Pero aquí viene la primera ironía del caso: el mismo partido que se desmarcó de Penilla es el que hace menos de un año lo reconocía por su trayectoria jurídica. En diciembre de 2023, legisladores de Morena lo galardonaron con el “Reconocimiento Nacional Pro Humanitas 2023”, una ceremonia en la que no faltaron los elogios y donde el abogado aprovechó para dedicarle algunas palabras melosas al entonces presidente López Obrador. Pero claro, cuando el nombre de “El Mayo” entra en la ecuación, todo reconocimiento se vuelve un mal recuerdo.

Y aún hay más. La gubernatura de Tamaulipas también se apresuró a emitir un comunicado asegurando que el supuesto nombramiento de Penilla como asesor honorífico “quedó anulado” tras una valoración posterior. En resumen: lo nombraron, pero luego dijeron que no, y el documento quedó invalidado, pero aún circula en redes. Todo clarísimo.

Capítulo 3: El PAN también juega

Mientras Morena intentaba lavarse las manos, la historia dio un giro inesperado. El PAN, el mismo que acusaba a Morena de tener nexos con Penilla, resultó ser también un club de admiradores del abogado.

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El diputado Sergio Gutiérrez Luna, de Morena, sacó un as bajo la manga y reveló documentos donde el PAN, a través de la diputada María Teresa Castell, organizó un evento en la Cámara de Diputados en julio de 2023 donde se le otorgó a Penilla el título de “Embajador Internacional por la Paz”. O sea, el abogado del capo más poderoso de Sinaloa fue condecorado por la bancada blanquiazul por su “excelencia profesional”. ¿Lo mejor? El evento se celebró en el Salón Legisladores del Palacio Legislativo, lo que deja poco margen para negar el reconocimiento.

Cuando el PAN intentó desmarcarse, Morena no perdió la oportunidad de devolver el golpe con ironía: “¿Cómo está eso de que el PAN le da premios a los abogados del narco y luego se hace el sorprendido?”. La bancada panista, en un arranque de indignación, respondió que lo que hicieron fue “un evento genérico de excelencia jurídica”, pero que Morena “tiene a este personaje metido hasta la cocina”.

Capítulo 4: ¿Y entonces, qué significa todo esto?

El caso de Juan Pablo Penilla Rodríguez ha terminado por exhibir una de las constantes más evidentes en la política mexicana: cuando hay un escándalo, la culpa es del otro. Morena dice que no tiene nada que ver con él, pero hay fotos, eventos y reconocimientos en los que lo presentan como una eminencia jurídica. El PAN grita que es el abogado del narco que trabaja para la 4T, pero resulta que también lo galardonó en San Lázaro.

El caso también revela la flexibilidad con la que los partidos manejan los vínculos incómodos: cuando alguien se vuelve un problema, simplemente se dice que nunca existió, que la información fue manipulada o que hay una confabulación de la oposición. Eso sí, no importa si ayer alguien era un aliado; si hoy estorba, se convierte en el enemigo público número uno.

Y mientras los partidos siguen jugando al ping-pong con la reputación de un abogado, en el fondo, la pregunta más relevante sigue sin respuesta: ¿Qué hará el Gobierno mexicano con la solicitud de repatriación de “El Mayo” Zambada? Porque entre comunicados, tarjetas informativas y negaciones, parece que lo único que no se ha discutido a fondo es si realmente México está considerando interceder por uno de los capos más influyentes del narcotráfico.

Pero claro, eso sería hablar de política seria. Y eso en México, es mucho pedir.

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