Musicar: una invitación para habitar la melodía desde la ‘sorditud’

Por María Eugenia Sevilla1Originalmente publicado en Gaceta UNAM

Las perspectivas médicas, culturales y sociales predominantes generalmente consideran la sordera como una deficiencia. Pero para la investigadora canadiense Véronique Leduc, de la Universidad de Quebec en Montreal (UQAM), se trata de una forma de experimentar el mundo y de relacionarse con él.

“Para las personas oyentes [no escuchar] es una discapacidad, por supuesto, pero esto no es ser sordo”, dice vía correo electrónico en entrevista previa a su participación en el II Encuentro Internacional de Cátedras Extraordinarias que se realiza en el marco del Festival Cultura UNAM.

“Mucho más que un nivel de audición [la sordera] es una forma de estar en el mundo”

Limitar la sordera a una mera ausencia de audición, en un mundo audiocéntrico, resulta aún más limitante para quienes, como Leduc, viven con esta condición. Ella se ha dedicado a estudiar el tema desde una perspectiva cultural, con la finalidad de transformar las prácticas discriminatorias y la subrepresentación en Canadá.

Leduc está a cargo de la Cátedra de Investigación de Canadá sobre la ciudadanía cultural de las personas sordas y las prácticas de equidad, del Departamento de Comunicación Social y Pública de la UQAM. Además, es responsable de Nouveu, Programa sobre Discapacidad y Sorditud: derechos y ciudadanía.

Con base en su experiencia, presentará la conferencia Musicar: Cuando lxs sordxs reclaman la música, hoy 13 de octubre a las 16:30 horas en el Auditorio del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), invitada por la Cátedra Extraordinaria Max Aub. La presentación es en español con interpretación de Lengua de Señas Mexicana, y podrá seguirse a través del canal de YouTube de la Unidad Académica de Cultura UNAM.

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La investigadora canadiense | Foto: cortesía Katia Gosselin | Fuente: Gaceta UNAM

En esta conferencia prevé delinear diversas formas de opresión que experimentan las personas sordas. A partir de experiencias particulares, y de sus investigaciones académicas, abre un espacio para explorar maneras de “musicar”, un concepto creado por el académico Chistropher Small, en 2019, el cual –explica– propone que la música no reside solamente en sus obras, sino en participar en el performance, considerándola como un proceso y un verbo en acción.

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Además, imparte un taller en el que se ponen en práctica estos principios, que cerrará con un performance el 15 de octubre a las 13 horas en la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario.

“Se trata de ver la música desde una perspectiva global. Ritmo, vibraciones, dimensiones visuales: todo esto se puede incluir”. Cuenta Leduc que llegó al concepto de musicar a través de su directora de tesis Line Grenier, de la UQAM, con quien actualmente colabora.

“Ser sordo no es no oír; es una forma de relación social”

Destaca la importancia de los estudios académicos sobre esta condición, ya que ofrecen perspectivas que permiten considerar la sordera y a quienes la experimentan de manera diferente. Es así como surge el concepto de sorditud acuñado por el académico sordo Paddy Ladd en 2003, el cual permite considerar la experiencia de las personas con falta de audición más allá del prisma médico.

“Sordera es un término médico que enfatiza la pérdida auditiva. Mientras que el concepto de sorditud permite centrarse en las propias personas, y así tener en cuenta la historicidad, la opresión y, sobre todo, el futuro para considerar otras posibilidades. Porque, efectivamente, lo que significa ser alguien sordo es algo que evoluciona con el tiempo, que no es fijo”, explica.

El cineasta sordo Chase Burton usa un traje vibrador para estimular partes de su cuerpo, lo que le permite sentir en lugar de escuchar sonidos | Fuente: CNN en Español

Para muchas personas que carecen de audición, el problema no es la sordera, sino el audismo, es decir, la discriminación contra quienes son sordos, advierte la investigadora. “Eliminar el audismo significa desarrollar formas de vida que funcionen para todos. Por ejemplo, asegurando la presencia de subtítulos en videos e intérpretes de lenguaje de señas en eventos públicos”.

Participantes en talleres como el de Musicar relatan su placer en su relación con la música, especialmente cuando no hay oyentes presentes. “Las personas sordas aman la música de diferentes maneras… hasta que llega un oyente y les hace sentir que su forma de música ‘no es la correcta’. Ella se da cuenta, por ejemplo, del placer que tenía tocando el violín sola hasta que su hermana mayor entró en la habitación, escandalizada, diciéndole que ¡el sonido que hacía con el instrumento era horrible! O Jack contó lo mucho que le gustaba poner música alta en el auto para saborear las vibraciones… hasta que su novia subió al vehículo y le dijo que la radio estaba ¡entre dos estaciones!

“Históricamente, las personas oyentes han impuesto sus normas y sus formas de hacer y apreciar la música. Nuestra investigación demuestra que quienes son sordos deconstruyen la experiencia de la música, recordándonos que hay diferentes maneras de estar en el mundo y que todas son válidas”.

Referencias

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