La genética nos hace replantear el origen de la agricultura
Por Enrico Nicosia1Texto original en italiano publicado en Le Scienze
La aparición de la agricultura, hace unos 12.000 años, cambió radicalmente el curso de nuestra historia, pero todavía se desconocía quiénes fueron los primeros agricultores del planeta. Ahora, un estudio publicado en Cell apunta a que los primeros humanos que adoptaron un estilo de vida basado en la agricultura procedían de una mezcla de poblaciones cazadoras-recolectoras de Europa y Oriente Medio.
Así lo ha aclarado un equipo internacional de investigadores, dirigido por genetistas de la Universidad de Berna, la Universidad de Friburgo y la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia, en un trabajo que emplea nuevos indicios genéticos para arrojar luz sobre el origen de las primeras poblaciones de agricultores. Los expertos concluyen que la idea de vincular la aparición de la agricultura a un único grupo humano de una sola región ya no sería viable.
Para reescribir la historia de las poblaciones que comenzaron a cultivar plantas, los investigadores adoptaron un enfoque basado en dos técnicas: por un lado, la obtención de genomas antiguos de gran calidad a partir de hallazgos prehistóricos; y, por otro, la modelización demográfica. El método, que los autores han denominado «modelización demogenómica», permite elaborar modelos demográficos a partir de ADN antiguo.
El enfoque consiste en secuenciar varias veces el genoma de antiguos seres humanos, un proceso de «secuenciación profunda» que genera datos genéticos de alta calidad. «Así se obtienen muchos más detalles sobre la historia demográfica de estas poblaciones, desde su divergencia y su expansión hasta los momentos en que entraron en contacto», explica Laurent Excoffier, experto en genética de poblaciones de la Universidad de Berna y coautor del estudio. Los trabajos anteriores, basados en genomas incompletos, no podían alcanzar tal grado de detalle.
Los análisis genómicos previos sugerían un origen complejo para los primeros agricultores de Oriente Medio. Asumían que, hace unos 25.000 años, una gran población inicial se dividió en dos grupos. Uno de ellos habría emigrado a Europa y habría sufrido una reducción drástica de su tamaño y un empobrecimiento genético debido al enfriamiento de las temperaturas globales.
Mientras, el otro grupo habría permanecido en Oriente Medio y de él habría surgido la población responsable de la transformación más importante de nuestra historia: la transición del modo de vida «salvaje» de los cazadores-recolectores al mundo «domesticado» de los agricultores.
Los recientes hallazgos ofrecen una nueva interpretación de la dinámica de esas poblaciones. «Hemos descubierto que los primeros agricultores de Anatolia y Europa surgieron de una población mixta de cazadores-recolectores procedentes de Europa y Oriente Próximo», relata Nina Marchi, genetista de la Universidad de Berna y coautora del estudio. La secuenciación profunda del genoma de quince agricultores y cazadores-recolectores de Europa y del suroeste de Asia, que vivieron hace entre 7000 y 9000 años, ha demostrado que las poblaciones del Neolítico temprano eran mucho más grandes de lo que se pensaba. Y eso implicaría que estaban más conectadas, según los autores.
Ese antiguo escenario demográfico sienta las bases de una nueva teoría sobre la aparición y la expansión de la agricultura. Esta hipótesis sostiene que, durante las fases más cálidas del último período glaciar (la glaciación Würm, o edad de Hielo, entre 100.000 y 11.000 años atrás), las poblaciones que habían estado aisladas se dispersaron y entraron en contacto. Hace unos 14.000 años se habría producido un encuentro entre un grupo occidental y otro oriental que ya presentaba una gran diversidad genética. De ese contacto habría surgido una población en el Creciente Fértil, la franja de tierra situada entre los ríos Tigris y Éufrates y la desembocadura del Nilo, que habría dado lugar a la agricultura. De acuerdo con los autores, ahí se encuentra el origen genético de los artífices de la primera revolución agrícola.
La historia de los primeros agricultores continuó entonces hacia el oeste, donde se desplazaron en busca de nuevas tierras para cultivar. Hace unos 9000 años, algunos grupos que vivían en Oriente Medio emprendieron largos viajes (tanto por mar, siguiendo la ruta del Mediterráneo, como por tierra, remontando el Danubio) y se inició así un periodo de diferenciación genética entre las poblaciones europeas y de Oriente Medio. Gran parte de la población actual de Europa desciende de los grupos que llegaron al continente hace unos 7000 años.
El estudio reescribe así la historia evolutiva de las poblaciones humanas de Europa y Oriente Próximo, aclarando el origen de las primeras comunidades agrícolas del mundo. Los resultados también ponen de manifiesto la importancia de la secuenciación genómica profunda del ADN antiguo para reconstruir la evolución humana «con alta resolución». Los autores prevén aplicar el método a etapas posteriores del Neolítico y la Edad de Bronce.
Con información de Cell y Le Scienze | Traducción y edición del Colectivo Alterius
Referencias
↑1 | Texto original en italiano publicado en Le Scienze |
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