2022: por la recuperación del matiz

A la Vuelta y Vuelta, una columna recurrente de Carlos Aguirre en Tercera Vía


En La Casa de la Contradicción, último libro de Jesús Silva Herzog Márquez, diserta sobre una idea que vivimos todos los días en México: la polarización, y trayendo al presente un poema de Yeats, afirma que:

“El centro se desploma. Los radicalismos de un rumbo y del opuesto callan a los moderados, arrinconan a los conciliadores tachándolos de cobardes. El ardor, dice el poeta, sofoca a la virtud. Por atreverse a mirar desde otro lado los moderados son denunciados como los cómplices tímidos del enemigo. Se nos exige simplificar fogosamente. Aplastar con hermética convicción al enemigo. Por eso los vehementes dicen que no es tiempo de vacilaciones, sino de definiciones. Y advierten que el diálogo no es solamente una pérdida de tiempo, sino un riesgo de contaminación”

Es por ello, que desde mi visión el mayor reto de 2022 es hacer una defensa masiva del matiz, que la trampa en la que hemos estado atorados desde 2021 es la de la polarización, donde no se permite reconocer algo bueno de la 4T sin ser tachado de ese bando o afirmar que la oposición sí tiene perfiles, discursos y propuestas interesantes sin ser catalogado como villano. 

Por un lado quien se modera o vive en el matiz, es cómplice del enemigo y se invita a no estar con él sino a aplastarlo, en nombre de una heróica defensa del sistema se nos invita a definirnos no a reflexionar ni a pensar con matices sino definirnos claramente, porque según dicen, la tibieza apoya a un bando, que en México es el de la 4T o no es.

Y esta recuperación del matiz pasa principalmente por el algoritmo, que es el reto más complejo de nuestra era, vencer el algoritmo. Es complejo y casi imposible vencerlo, pero debemos entender que funciona desde una premisa básica: la polarización es más atractiva y da más likes que los matices. 

No podemos renunciar al diálogo ni al matiz, porque es naturaleza humana, la trampa que nos plantea nuestra era entre elegir ser pro vacuna o antivacuna, pro 4T o anti 4T, en defensa del INE o en contra del INE, feliz por el campeonato del Atlas o enojado, es una trampa mortal y antinatural. Ni la victoria ni la derrota son definitivas en la vida y nunca, mucho menos un gobierno que tiene fecha de caducidad, mucho menos una idea política que está en constante debate, mucho menos un líder moral, todo eso tiene fecha de caducidad, pero lo que no tiene es el diálogo y la naturaleza humana de los matices, de cambiar de opinión o de rectificarse. 

Hemos caído en la trampa de pensar que la única vía de hacer política en este sexenio tiene cara de polarización y no es así, llevamos tres años y ya deberíamos de haber aprendido, todos los días se nos invita a polarizarnos, a estar o no estar, a definirnos.

Si es momento de definiciones debemos definirnos por el matiz, por el bien del país y citando el poema de Yeats, que las convicciones de los buenos no sucumban ante la vehemencia de la polarización, de ambos lados:

todo se deshace; el centro no puede sostenerse; 

la bruta anarquía se suelta sobre el mundo. 

Se suelta una marea de sangre, y en todos lados se ahoga la ceremonia de la inocencia; los mejores carecen de toda convicción, 

mientras los peores están llenos de apasionada intensidad.

 

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