GitHub: Otra revolución del software de código abierto

El futuro del software pasa por una red social para desarrolladores llamada GitHub, una plataforma para el desarrollo de software en abierto, que funciona como un repositorio público y que ya cuenta con más de 40 millones de usuarios y cuya cuarta parte se ha sumado a esta red en 2019.

Y aunque lamentablemente los principios que le dieron forma quedan en entredicho al haber sido adquirido por Microsoft el año pasado, quien desembolsó más de 7.500 millones de dólares en esta operación, lo cierto es que sigue siendo una plataforma revolucionaria que demuestra como pocas el poder del desarrollo colaborativo y los efectos positivos de la apertura en la Internet.

Ahora, investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) han analizado cómo funciona este modelo de trabajo altruista, en el que participan desde multinacionales hasta desarrolladores a título personal mediante la creación código de programación, que puede ser aprovechado por cualquier usuario o, incluso, evolucionar gracias a los propios participantes. Los resultados del estudio se publican en la revista Scientific Reports.

Los investigadores de la UOC han estudiado 65 proyectos que corresponden a más de 28.000 desarrolladores que colaboran en esta plataforma para crear y compartir con su comunidad códigos de proyectos profesionales propios. Tal cual como se observa en el desarrollo de software libre, por ejemplo los sistamas operativos GNU/Linux, en Github se reúnen expertos, profesionales o aficionados, para compartir y contribuir en los códigos que ya figuran en la plataforma.

Javier Cánovas, investigador del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) que ha realizado el estudio apunta que “hay grandes empresas, como por ejemplo Facebook o Netflix, que realizan desarrollos en GitHub y cualquiera puede ver abiertamente cómo evolucionan sus proyectos e incluso, aunque la mayoría no se atreva, hacer aportaciones”.

Para Cánovas, el trabajo colaborativo en Github favorece la transparencia y aunque las empresas siguen desarrollando proyectos de software de forma privada, esta forma de desarrollo abierto está en auge.

El escaparate del software

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Aunque la mayor parte de los proyectos en GitHub son pequeños, y no por eso menos valiosos que los desarrollos de grandes corporaciones, un buen ejemplo de lo que se puede lograr en esta plataforma lo pone Tensorflow, una biblioteca de código abierto para aprendizaje automático impulsada por Google, en el que han trabajado más de 10.000 usuarios de todo el mundo.

Por otra parte, GitHub también proporciona visibilidad curricular. “Hay quien usa esta plataforma como repositorio personal, porque al ser visible para otros expertos de este ámbito, estos pueden contactar con la persona para colaborar o incluso pueden contratarla”, puntualiza María José Palazzi, también investigadora del IN3.

La mayoría de sus desarrolladores son hombres de entre 23 y 32 años y provienen de Estados Unidos y Europa.

Organización del trabajo colaborativo

Esta plataforma tiene mucho que enseñar, no sólo en términos de desarrollo de código y tecnología, sino en otras formas de organización. Palazzi explica que “los proyectos en GitHub no se organizan con una estructura vertical como en una empresa y la jerarquía no se determina en las interacciones entre los desarrolladores, sino en la composición del proyecto: una persona puede haber decidido trabajar en un módulo, y otra, en uno diferente de la misma iniciativa”.

De hecho, el objetivo de los investigadores fue analizar qué fórmula organizativa es la habitual en los proyectos que avanzan con mayor éxito, tomando como muestra 65 de los 100 más populares. La plataforma permite, como en las webs de compra en línea, valorar con estrellas los proyectos, de forma que adquieren mayor visibilidad los más populares, independientemente de su tamaño o antigüedad.

“Hay una subdivisión de las tareas: no está todo el mundo trabajando en todas las partes del proyecto. Más bien hay subdivisiones de desarrolladores enfocados a diferentes partes. Puede haber también una jerarquía en la que los impulsores del proyecto dediquen sus esfuerzos a la mayoría de las cuestiones y ocasionalmente alguien externo haga una contribución puntual”, explica la investigadora. Esto no quiere decir que la organización del trabajo sea anárquica, sino que “se observa que los proyectos tienen una estructura interna en subgrupos, que tienen una estructura anidada”, aclara Palazzi.

El límite de relaciones entre las personas

Sobre el tamaño de los grupos de trabajo, en principio, virtualmente no existe una limitación para su crecimiento, pero los autores creen que sí emergen unos límites. “Hay una especie de tope no marcado para el tamaño de los grupos y sobre cómo se distribuyen los colaboradores en el proyecto, independientemente de la dimensión del conjunto”, indica la investigadora.

Palazzi apunta que de media los proyectos analizados tienen unos 400 desarrolladores y el mayor que han estudiado cuenta con más de 1.700. En el caso de los subgrupos, los investigadores han detectado que el tope figura en torno a 200 desarrolladores, independientemente de que se trate de los proyectos más grandes.


Estos máximos, según la experta, están relacionados con los que tienen lugar en general en entornos sociales. “Existe un límite en el número de relaciones factibles entre las personas que tiene que ver con nuestra limitación cognitiva”, añade. Para muestra, en el caso de Twitter, “el volumen máximo de interacciones que tienen los usuarios con el resto o está relacionado con una cuestión tecnológica, sino humana”, concluye Palazzi.

Superando a Netflix gracias a GitHub

Hay dos cosas cuestionables en GitHub, una ya la mencionamos y es el hecho de que haya sido comprada por Microsoft. Cuando se trata de propuestas que intentar cambiar los principios de competencia y explotación del sistema dominante, el diablo siempre saber meter las manos; desembolsar 7,500 millones de dólares ya dice mucho de lo que implica para la corporación que históricamente ha impedido que el software de código abierto llegue a más dispositivos 1Que alguien prefiera pagar por un Windows 10 a usar un sistema base GNU/Linux es una cosa, pero que las instituciones públicas sigan pagando ingentes cantidades de dinero por costosas licencias para usar software que tiene alternativas de código abierto y libre es un problema social que debemos revisar.


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El otro problema es el trabajo gratuito que empresas multimillonarias logran aprovechando el movimiento de software libre. En GitHub, las multinacionales como Google, Facebook, Microsoft, entre otras tienen cientos de empleados que realizan trabajo fantasma y que no reciben un sólo peso por ello. Para quienes se involucran, puede resultar benéfico adquirir experiencia y reconocimiento por haber participado en proyectos de largo alcance, pero es importante analizar los efectos de esto en la perdida de derechos laborales.

Sin embargo, hay un montón de proyectos interesantes que están desarrollándose en GitHub, tan sólo como ejemplo tenemos la plataforma de contenido multimedia Popcorn-Time que sirve como un Netflix descentralizado y gratuito y que en muchos sentidos lo superará en poco tiempo (sobre todo en calidad de contenido) gracias a la lógica de colaboración inherente en GitHub y los archivos Torrent 2Desde que Popcorn apareció causó miedo por su eficiencia en compartir contenidos multimedia, así que desde entonces la estrategia para detener su avance ha sido difundir información sobre conflictos de seguridad y asociarlo con la idea de “virus cibernético”. Pero lo cierto es que en términos de seguridad ningún usuario común está libre de infecciones y el uso de una plataforma como Popcorn Time (que puede usarse con seguridad si se toman las medidas necesarias), no hace ninguna diferencia en tiempos donde Facebook, Google, Microsoft, Netflix, Youtube, Uber y demás empresas de tecnología digital te roban todos los días tus datos, los venden, los utilizan para encerrarte en burbujas ideológicas y mercantiles, y los comparten con Gobiernos y demás estructuras de control social..

Texto del Colectivo Alterius con información de Scientific Reports, Agencia SINC, GitHub, | 

 

Referencias

Referencias
1 Que alguien prefiera pagar por un Windows 10 a usar un sistema base GNU/Linux es una cosa, pero que las instituciones públicas sigan pagando ingentes cantidades de dinero por costosas licencias para usar software que tiene alternativas de código abierto y libre es un problema social que debemos revisar
2 Desde que Popcorn apareció causó miedo por su eficiencia en compartir contenidos multimedia, así que desde entonces la estrategia para detener su avance ha sido difundir información sobre conflictos de seguridad y asociarlo con la idea de “virus cibernético”. Pero lo cierto es que en términos de seguridad ningún usuario común está libre de infecciones y el uso de una plataforma como Popcorn Time (que puede usarse con seguridad si se toman las medidas necesarias), no hace ninguna diferencia en tiempos donde Facebook, Google, Microsoft, Netflix, Youtube, Uber y demás empresas de tecnología digital te roban todos los días tus datos, los venden, los utilizan para encerrarte en burbujas ideológicas y mercantiles, y los comparten con Gobiernos y demás estructuras de control social.
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