El petróleo de la 4T: ¿detonador de éxito o fracaso anunciado?

#EspíritusAnimales por Dario Riva Palacio (@dariorp), y Eduardo Mejía

En memoria de Cosme Rosado Gil

Si nada nos salva de la muerte,

al menos que el amor nos salve de la vida – Neruda.

Para Carlos Matus, quien fue especialista en Alta Dirección y Planificación estratégica, la situación de un país es en por general la manifestación fenoménica resultado de las relaciones entre tres geno-estructuras: lo político-jurídico, lo económico-social, y lo ideológico-cultural.  Y es en este esquema que proponemos un análisis de la apuesta por PEMEX en la 4T.

Las condiciones iniciales están puestas. El otrora pulmón económico mexicano que representaba la industria petrolera hoy está en jaque, con una deuda de más de 100 mil millones de dólares, debido a un mal manejo político. El rescate y la eventual reacción que la industria pueda tener se traducirá en un impacto significante el los resultados de la actual administración. Pero a pesar del peso que tiene PEMEX en las finanzas nacionales, el proyecto de rescate a la paraestatal no es meramente económico, sino político e ideológico (aquí sostenemos que el modelo neoliberal es un modelo ideológico).

Dos ejemplos claros ilustran este punto. Primero, el gobierno de transición manda el mensaje al mercado de que está dispuesto a cubrir las inversiones necesarias para la estrategia trazada que no sean suficientemente atractivas para la inversión privada. En este tenor, la relación entre la política económica y la ideología se manifestaron en el anuncio de que el Estado intervendrá en la construcción de la refinería en Dos Bocas.

El otro ejemplo es el anuncio de los bancos HSBC, JP MORGAN y MIZUHO de que constituirán un fondo para disposición de la petrolera mexicana. Esta atracción de capital es un trabajo político con un fin económico, que además pone sobre la mesa un cambio conceptual ideológico como se desarrolla a continuación.

Los neoliberales justificaban la inacción del gobierno basados en que éste debería limitarse a trabajos de defensa y administración. Estas escuelas de pensamiento económico han sostenido que la intervención del Estado en la economía podría ocupar asientos de la inversión privada, desplazarla. A esto se le conoce en economía como el efecto Crowding-out.  

La nueva apuesta por PEMEX es económica por el lado de la inversión, política por el lado de la intención, e ideológica por el lado conceptual. Y este parece ser el modelo que se implementará en los proyectos de la 4T con el Tren Maya y el corredor transistmico. En otras palabras, éste será uno de los escenario donde los espectadores podremos evaluar la implementación del llamado modelo post-neoliberal a partir de cambios geno-estructurales.

En materia económico, el Estado está dispuesto a intervenir, es un Estado mixto que encuentra un símil con el rol que tenía en la época del desarrollo estabilizador, que logró un crecimiento muy por encima del presentado en el período neoliberal. Se busca la producción y sustitución e importaciones de gasolinas, entre otros componentes de valor, como el aprovechamiento del gas, incluso la generación de combustibles para aviones y aceites industriales. Existen también casos en el mundo en donde la petroquímica también es enfocada a productos tales como cosméticos, medicamentos, detergentes, llantas, parafinas, autopartes, pinturas, fibras textiles, ….

En lo político, el respaldo social y del poder legislativo para facilitar cambios jurídico que permitan la implementación del plan le ha quitado a Andrés Manuel la opción del “no me dejó el congreso” que tomaron los fracasos panistas como justificación de resultados.

En lo ideológico, se comienzan manejar otros conceptos: el Crowding-in; esto es cuando la acción del Estado atrae y se complementa con la inversión privada.

Una industria que contribuyó al Milagro Mexicano, y que terminó endeudada y con decrementos de producción en el Neoliberalismo será retomada como una apuesta estratégica para el crecimiento en el nuevo modelo de desarrollo.