Sabrina Barrego #VocesVioletas
#VocesVioletas es un espacio semanal dedicado a compartir poesía escrita por mujeres de México y Latinoamérica.
Sabrina Barrego (1987, Luján, Buenos Aires) Vive en Mendoza, Argentina. En 2016 editó el poemario Trinchera con la editorial Mar adentro de la provincia de Mendoza. Ha publicado textos en blogs y revistas virtuales (Emma Gunst, Córdoba, Panero, Mendoza y Op cit poesía, Buenos Aires). Y participado como editora invitada en la revista de la secretaría de cultura de Mendoza, El viajero indeciso. Editó los fanzines Estepa y Errante.
Ganó una mención del Premio Provincial de Poesía vendimia 2018 con “Trinchera”, que será reeditado. Actualmente es editora del fanzine El día de la vieja con la artista visual Inti Pujol (y del fanzine de Feminoise). Participa en la red feminoise latinoamerica con artistas mujeres no binarias, lesbianas y trans. Como también del colectivo de escritoras por la legalización de la IVE Argentina. Es editora y escritora junto a Pablo Grasso y Alejandro Olaguer de la revista La intemperie de Mendoza, Argentina.
A continuación presentamos una breve selección de su obra poética:
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Animal doméstico
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la indecisión del sol
nos está matando.
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la lluvia lava el polen
de las flores.
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la mano que acaricia se desvanece,
el rastro de su tacto no se borra.
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en su biblioteca,
la máquina que escribe
se relame con metáforas.
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poco sabe
del hambre de las abejas.
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el epitafio de un dique
inscripto en una placa de metal.
la tristeza invernal
de las lamas muertas
en la orilla del río
y el río que
llega con los colores de la tarde
cuando mira al cerro.
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el otoño
se extingue
en el follaje
con la caducidad
de los juegos de la infancia.
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la medida del tiempo
es el chico que
toma agua de la canilla;
ese instante de belleza plena
de su boca bebiendo
y de las gotas golpeando
contra la tierra
—yo lo miro enrojecida
como ocultando un amor—.
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y la brisa, viento casi,
y el infinito a su lado.
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de Trinchera, Mar adentro, 2016, que será reeditado por ediciones culturales de Mendoza durante 2019.
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Mil veces sobre la misma tierra (aunque siempre pareciera que fuese la primera vez) aparece el ngen del agua en forma de serpiente.
Presente e invisible. Kai Kai Vilu hace ascender las aguas inundando las tierras bajas, los valles, las serranías.
Guiados por su estrella los hombres y las mujeres, formas dulces de tierra, elevan sus cánticos y promesas. Sus súplicas y lamentos pidiendo por su salvación:
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◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊ Xen Xen Vilu, que duerme en las entrañas de la tierra, también en forma de culebra de largas alas anaranjadas como las nubes errantes, busque lomadas donde aliviarse casi a la altura del inmenso sol. Y para salvar a los hombres y a las mujeres que caen a las aguas conviértalos en hermosos peces…
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Mil veces los hombres y las mujeres claman repitiendo un acto sagrado. El único digno de considerarse real.
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de Corral de piedra, inédito, 2018.
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I
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Sólo los caballos
caminan
por la calle
en punta del agua,
cerca del mediodía.
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Un milico viejo
requisa
al único ser vivo
que había
en la plaza
y sale en bicicleta.
—Acá también
el país crece—.
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Los vecinos
toman mates
en la vereda
o dentro
de sus casas.
Ventanas
puertas abiertas
detrás
de los alambrados
de las tranqueras;
son parcos
de palabras
saludan
con las manos
con la cara
como si fuéramos
viejos amigos
que volvemos
al pueblo.
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Los paisanitos
pavonean
sus boinas chatas
facones en
los cinturones
pura danza
de apareamiento
destrezas criollas
saltando
la cuneta
para lavarse
las manos
y sentarse
en un palenque
a tomar
fernet preparado.
Uno mira
mis pantaloncillos
amarillos.
Se pone colorado
cuando lo miro
a los ojos.
Me causa gracia,
son puro vigor,
parece.
Lo ignoro:
hemos perdido algo
salvaje,
más primitivo.
No me erotizan
la mente.
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de Punta del agua, inédito, 2018.
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cortaba el zonda
la avenida
la otra tarde
el cuerpo de un pichón
tibio aún
caído del nido
entonces pensé en
la hembra de su especie
inmediatamente
naturalmente
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cuando lo encontré
aún respiraba
el pajarito dibujaba
movimientos en las baldosas
calientes de la vereda
inclinada lo tomé
con mis manos
era blando casi informe
y traslúcido
lo acosté sobre la tierra
—como se alza a un bebé
de la cuna
después de la siesta—
y le improvisé
una cama de hojas
a los pies de un árbol
para darle lo único
que estaba a mi alcance
el final digno o lo que
yo concibo como dignidad
no devolverlo a la realidad
de ser un hijo
abandonado por sus padres
el mínimo gesto de humanidad
que quisiera recibir
alguna vez
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lloré un poco
quizás por mis propios asuntos
atados ahora a la muerte del ave
a la imagen de todas
las aves muertas
que guardo en la memoria
◊
*
temporada de pájaros
como niños acaso
en situación de calle…
una forma estética de nombrarlo
yo les escribo poemas
a los pájaros
porque no tendría monedas
que regalarles
a todos los niños
aún así los miro
a los ojos fijo
no les bajo la mirada
que es lo más horizontal
que tengo a mi alcance
el gesto de humanidad
la estupidez
de la alabanza por la vida.
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inédito, 2019.
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