Karen Uhlenbeck hace historia al ser la primera ganadora del Premio Abel, considerado ‘El Nobel de las Matemáticas’

El Premio Abel, por ponerlo de manera simple pero no precisa, es considerado el Nobel de las matemáticas, por su importancia y rigor entre la comunidad científica. Aunque surgió en 2002, tardó 17 años en tener su primera mujer ganadora, en una hazaña relevante en temas de inclusión pero también un tanto penosa para la organización que opera el galardón, ya que pasaron 19 hombres antes de la primera matemática premiada.

Más allá del tema contextual, Karen Uhlenbeck (de 76 años) es la primera mujer en obtener el Abel luego de haber iniciado en la academia durante los sesenta en medio del machismo que todavía en estos tiempos prevalece. Esto fue lo que dijo la matemática a El País acerca de esta victoria tanto práctica como simbólica:

“Pertenezco a la primera generación de mujeres que podían esperar una progresión profesional. Quizá no igual que los hombres, pero las puertas ya no estaban cerradas. En las décadas de 1960 y 1970, cuando se eliminaron las barreras legales para avanzar, esperábamos que las mujeres y las minorías entrarían por las puertas y ocuparían el lugar que les corresponde, al menos en el mundo académico. Quedó demostrado que no era tan fácil, pero se ha conseguido un progreso tremendo, al menos para las mujeres. Las jóvenes matemáticas de hoy son un grupo de talento impresionante y diverso. Espero haber contribuido, a mi manera, junto a otras personas, a abrir estas puertas cerradas y a mantenerlas abiertas de par en par”.

En la comunidad científica, Uhlenbeck es conocida por su teoría alrededor de la matemática predictiva que está inspirada en las burbujas que genera el jabón. Leemos en CNN:  La delgada superficie de una burbuja de jabón es el ejemplo perfecto de una superficie mínima, asegura la ganadora del premio Abel 2019.

Posdata

Escribe Javier Sampedro lo siguiente, para entender la magnitud del Abel y el trabajo de Uhlenbeck, en las páginas de opinión de El País:

Es muy difícil para nosotros, los cerebros del montón, imaginar en qué consiste el trabajo de Uhlenbeck o de cualquier otro supermatemático. Tendríamos que estudiar durante años solo para entenderlo, no hablemos ya de practicar ese pináculo del pensamiento humano, una cumbre que solo está al alcance de gente con un gran talento, y que está dispuesta a sacrificar su vida y su sosiego para encontrar el santo grial de las verdades inmutables. Esa es Uhlenbeck: una gran matemática como cualquier otro. 

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