La importancia del sexo en la selección natural
Durante casi 100 años, los biólogos han discutido acerca de cómo la selección natural puede funcionar. Si la naturaleza selecciona a los individuos con los mejores genes ¿Por qué no todos los organismos son iguales? ¿Qué mantiene la variación genética sobre la que actúa la selección natural, la variación genética que finalmente ha llevado a la espectacular diversidad de la vida en la Tierra hoy? Los hallazgos recientes realizados en la Universidad de Uppsala sugieren que la respuesta podría ser el sexo.
La teoría genética evolutiva muestra que la variación genética se puede mantener cuando la selección favorece diferentes versiones de los mismos genes en hombres y mujeres, un resultado inevitable de tener sexos separados. Es decir, para muchos genes, puede que no haya una versión “mejor” universalmente, sino que una es la mejor para los machos y la otra para las hembras. Esto se conoce como variación genética sexualmente antagónica, pero solo se puede mantener bajo un conjunto limitado de condiciones, lo que limita su prevalencia en la naturaleza. Sin embargo, un nuevo estudio realizado por el Dr. Karl Grieshop y el Profesor Göran Arnqvist, publicado en PLoS Biology, puede cambiar esta opinión.
“Una de las formas más simples para la selección antagónica sexual para mantener la variación genética en fitness es a través de la inversión de dominancia sexo-específica, donde ninguna de las versiones de un gen es siempre dominante o recesiva, sino que la versión que beneficia a un sexo dado también es dominante para ese sexo en específico. Entonces, si una versión dada de un gen es dominante o recesiva dependerá de en qué sexo se encuentre”, dice el Dr. Karl Grieshop.
Grieshop y Arnqvist ahora han proporcionado la primera evidencia sobre este fenómeno. Usando un panel de cepas genéticas de una población de escarabajos de semillas que Grieshop estudió a lo largo de su doctorado, y analizando cruces entre estas cepas, pudieron determinar qué cepas tenían una variación genética que era dominante para las otras. Además, podrían hacer esto con respecto a la aptitud masculina y la aptitud femenina por separado. Cuando clasificaron las cepas según su predominio relativo una sobre otra, encontraron que las cepas que tienden a ser dominantes sobre otras cepas con respecto a la aptitud masculina también tendían a ser recesivas a otras cepas con respecto a la aptitud femenina, y viceversa.
Por lo tanto, si la variación genética para la condición física en cada una de sus cepas fue dominante o recesiva a la de otras cepas dependió, de manera opuesta, de si estaba en un macho o en una hembra. El patrón sugiere que la inversión de dominancia específica del sexo para la condición física es un fenómeno fuerte y común en todo el genoma en su población de estudio.
- Texto original en inglés publicado por Phys.org.
- Artículo de investigación publicado en PLoS Biology.
- Traducción y edición del Colectivo Alterius.