Camila Charry Noriega #VocesVioletas
#VocesVioletas es un espacio semanal dedicado a compartir poesía escrita por mujeres de México y Latinoamérica.
Camila Charry Noriega (Bogotá, Colombia, 1979). Es profesional en Estudios literarios y maestra en Estética e Historia del arte. Ha publicado los libros Detrás de la bruma (Colombia); El día de hoy (Colombia); Otros ojos (Ecuador); El sol y la carne (España) y Arde Babel (Colombia); este último re-editado en México y Guatemala en el 2018. Es co-editora del fanzine La trenza, que aborda la poesía escrita por mujeres en Colombia. Ha participado en diversos encuentros de poesía y literatura en Colombia, América, Europa y África. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, rumano, polaco, portugués, árabe e italiano.
◊
◊
Lo desaparecido
◊
Ahora que ha bajado la marea
nombramos estos huesos
pulidos por la lengua de la sal.
Son vértebras que el oleaje no sorteó
y brillan sobre la arena calcinada.
◊
Lejos, en el litoral,
la carne flota
resplandece también,
pero su claridad
es la de una flor crepuscular
que aprecia del fondo
la certeza de lo desaparecido.
◊
◊
Apariciones
◊
Qué mueran los dioses, pero no ese temblor de las hojas donde nacen.
◊Nicolás Gómez Dávila
Como signos los dioses,
su voz sin polvo en las palabras
Escucha nuestro podcast
su voluntad que se vacía y reverbera sobre la vegetación
después de la lluvia;
su ardor en el corazón de mi perro que palpita;
en el reverso de un derrumbe
que quiebra la razón de lo dispuesto a caer.
◊
Están los dioses en las cosas más sencillas.
◊
En la tenacidad del sol
que incendia la tarde y muere trágico
sobre la carne y en los ojos.
◊
En el cuerpo que se hunde entre la hierba
agitada por el viento que ondula;
en esa limpia ceremonia
que es abrirse el pecho y pasar
lenta la lengua
hasta que ese tentáculo prodigioso
de las entrañas descosa la canción.
◊
◊
Lección de vida
◊
Un par de moscas
se frotan y copulan contra la luz.
◊
Observamos
fascinados
el deseo en todo lo que existe.
◊
Ayer apenas nacían.
◊
En este instante luminoso
cuando arden
y sus alas se deshacen contra el cristal de la ventana,
sospechamos la vida.
◊
◊
Fuego de los días
◊
De espera en espera consumimos nuestra vida.
Epicuro
◊
Por acá todo es casi fuego a diario,
el perro olfatea en la cocina
las cenizas de la luz;
eso es la desaparición
la ausencia de la lengua sobre el pan,
los ojos que desean lo que se hunde
en el misterio del mundo.
◊
Yo no sé si es bueno nombrar,
yo no sé,
pero a veces
cuando amenaza el fuego lo más elemental,
uno se pregunta si de esa manera debe ser todo.
◊
En la cocina
la tetera canta exasperada
y el olor a hierro quemado es el único vestigio
de un agua seca y reseca,
inexistente
entre el fondo negro de la olla.
◊
Otro día es un cigarro que encuentra entre silbidos
el blanco corazón de la colilla que se ahoga,
allí el fuego es pasado,
certeza limpia.
◊
Así también pasa con el cuerpo
y uno sigue preguntándose
qué lo quemará:
una enfermedad en los pulmones,
un carcinoma,
un balazo, una traición.
◊
Quién sabe qué extraño fuego
acabe esta espera.
◊
◊
La belleza
◊
De lo bello nos conmueve
su feroz manera de palpar
la herida que es el hombre.
◊
Esa es la belleza;
a la intemperie aceptar de ojos abiertos
la vastedad de lo que llega.
Voluntad ciega que nos eleva fuera de los signos,
que nos iguala al parto de las cosas
llamadas a durar apenas el instante
en que se duelen pero cantan.
◊
♦