Kyra Galván #VocesVioletas
#VocesVioletas es un espacio semanal dedicado a compartir poesía escrita por mujeres de México y Latinoamérica.
Kyra Galván (Ciudad de México, 1956) es poeta, novelista, fotógrafa, traductora, economista y periodista mexicana.
Estudió Economía en la UNAM y ha realizado estudios en Literatura, Poesía, Fotografía e Historia del Arte. En 1980 ganó el primer lugar en el concurso de Poesía Joven “Elías Nandino” con el libro: Un pequeño moretón en la piel de nadie. Dos años más tarde, obtuvo la beca del Centro Mexicano de Escritores, A. C.; ahí tuvo como maestros a los escritores Juan Rulfo, Francisco Monterde, Carlos Montemayor, y Héctor Azar. De 1987 a 1989 vivió en Tokio, Japón y desde entonces ha radicado también en Londres, Inglaterra, de 1990 a 1999, colaborando con el periódico EL UNIVERSAL como corresponsal cultural.
Ha traducido poesía de Ana Ajmátova, de Dylan Thomas y otros autores. Su poesía ha sido seleccionada en más de 17 compilaciones nacionales y extranjeras. Ha publicado siete libros de poesía y cuatro novelas.
A continuación presentamos una breve selección de su obra poética.
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Ante la tumba de Dylan Thomas
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BUSCAMOS la famosa cruz blanca, de madera.
Sencilla, no sabemos, si por tu propia voluntad
o porque todo el mundo cree
que los poetas somos seres sencillos y humildes por naturaleza,
pero no estaba.
La habían quitado para poder enterrar a tu esposa,
que te sobrevivió más de cuarenta años,
no sabemos si lamentándose o feliz de la vida,
pero quien finalmente te alcanza en el mundo radiante
de los huesos blanquísimos.
Una vez más podrán hacer el amor.
Ojalá de verdad, de muertos, no cuente la edad
porque tú le llevas ventaja a la pobre, cabrón.
Y aquí, a los pies de tu sepulcro o de vuestro sepulcro,
miro las verdes colinas de Gales, tu paisaje siemprevivo
y me pregunto cómo llegaste a ser tan buen poeta,
tan alejado del mundo, pero tan cercano al mar.
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Quizá eso fue lo único que te hizo entender
las profundidades de la naturaleza humana,
eso, o el observar el vuelo de las aves marinas.
Y quiero decirte que estuve en tu casa y lloré.
Lloré porque sabía que un día estaría en Laugharne.
No sabía que sería finales de agosto ni que llevaría
a mis hijas ni que andaría de la greña con Arturo,
pero lloré porque tu voz de poeta siempre ha llegado
a mi alma, aunque algunos digan que eras un borracho,
que lo eras, por supuesto,
pero eso nunca te quitó lo poeta.
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Yo he venido a rendirte homenaje
pero en este momento, sólo quiero hablarte de miserias.
De cómo el amor se hunde en los órganos
y los hace sangrar, porque nosotros no queremos dejar
de amar o quizá simplemente, de estar.
Y los idilios más apasionados se ensucian
con las palabras ligeras del insulto
y el matrimonio y la convivencia,
provocan silencios lisos que se prolongan
entre los pensamientos largos y los cortos,
y parecen durar toda la vida.
Yo que nací siendo visible
y me he pasado la vida tratando de ser invisible,
empantanada entre el ser y el no ser,
queriendo ser buena madre y lastimando,
deseando amar a los que se me mueren,
dando a destiempo con la torpeza de un reloj descompuesto.
Nadie está exento del dolor en ninguna situación, Dylan,
ni de la culpa que no sirve para nada,
sino para hacernos más lentos, más torpes.
Yo he venido a tu tumba a decir una oración para ti,
pero en este momento no puedo, las lágrimas me ahogan
y sólo quiero que me regales un poco de magia
antes de que la escarcha pinte mi pelo con sus dedos blancos
y mis octubres todos, sean de un hielo definitivo,
antes, comparte conmigo tu secreto.
¿Fue sólo el mar helado y el canto de los cuervos?
¿O las colinas verdes o el frío de la vejez que se acercaba?
Imbuye en mí, tu sangre. Háblame, Dylan, háblame.
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(Del libro Netzahualcóyotl recorre las islas)
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Mil años
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Aún me cuesta trabajo
dejar el departamento vacío de Minami Magome,
en Tokio.
La acción se prolonga interminable en el vacío.
En el espacio de mi corazón
hay una estancia sin muebles
que solloza.
Un arreglo floral de bienvenida.
La ilusión de mil años que se quedaron tirados
en un piso polvoriento.
Notas delicadas tocadas en un piano que nunca existió,
acompañadas de un violín que entonaba como un ángel:
melodía de libélulas alborotadas.
Mil años de crisantemos bordados en oro.
Qué difícil dejar el Hotel Imperial.
Último reducto de una historia de amor.
Tokio y su recuerdo, duelen,
y la vida entre kanjis arde nostálgica
sobre una llamarada de juventud en toda su gloria.
Tanta impotencia por no saber leer.
Lánguida lucha por la lengua.
El bosón de Higgs es una realidad.
Ha sido descubierto y confirmado
y asegura que el tiempo simultáneo existe:
o sea, que puedo ser hoy la que fui y seguir siendo la que seré.
Paradoja del tiempo cruzado:
mis piernas jóvenes caminan por el subterráneo
y aún sin conocerte te recuerdo.
Te amo y no te amo.
Te deseo y te aborrezco
porque dejaste una huella que aún no se marca.
Fui de carne y hueso en Akitsu Shima.
Le recé a Kannon sama en un santuario en Kamakura
y diez mil samurái cruzaron mi llanura estéril
llevando suntuosos regalos
y castigos innombrables.
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Hoy, adentro de mi corazón,
los cerezos florecen inmutables
en un instante que es presente continuo
y en mi memoria se construye un acuario de olores
que hace de mis ojos: peces
que nadan en las aguas del tiempo:
yo dejando una habitación vacía que no conozco
porque la viví en la memoria
de un país en el que moraré
mil años.
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Polo
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A PESAR de todo,
de su historia y sus mil maravillas
qué poco sabemos de Marco Polo.
De su alma.
Del estado de su conciencia.
De la magnitud de sus pecados.
Venecia se conserva aún
como bastión mágico en el cálido sopor del atardecer.
Un perro negro,
diabólico y de ojos brillantes,
nos impide todo avance
hacia la ruinosa y olvidada casa
que alguna vez habitó el amigo y servidor del Kublai Khan.
No quiero pensar qué clase de pacto lo recuerda
después de siete siglos,
pues todavía alguno que otro entrometido
es fiel y eficientemente ahuyentado
hacia las sombras intrincadas
de la Venecia nocturna.
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(De Netzahuacóyotl recorre las islas)
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Virginia
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Woolf! Woolf! Woolf!
¿Dónde está la loba de las letras?
¿Dónde la loca de la casa?
¿Por dónde trasiega la víctima
del abuso familiar?
El libre flujo de la conciencia
es el río donde nos hundimos
con las piedras del ahogado en el bolsillo,
las cartas de adiós censuradas
la constelación de palabras que palpitan.
Por las calles de Bloomsbury,
Virginia visita los parques enrejados
investiga los párpados luminiscentes
de las mariposas
descubre la aterciopelada suavidad del liquen
pero no logra entender la multitud
de fractales
que sin detenerse moldean
su vida-helecho.
Una espora, una tarde
demencialmente luminosa
y el impulso de la muerte
líquida
fluye
por sus venas
sin poderse detener.
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Yocasta
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¿Qué será de ti en este infierno de silencio?
Quisiste escapar del destino, salvar al hijo recién nacido…
Y lo amaste con el cuerpo, con la boca, con el sexo.
Con pasión desatada,
como vendaval y naufragio.
Con complacencia última a tu vanidad de mujer:
fuiste amada por su elástica juventud,
sin saberlo, sin sospecharlo.
No pudiste dejarlo apartado de tus pechos.
Desliza la cuerda por tu cuello de cisne.
Tu crimen perdurará por la eternidad.
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2 comentarios
Poeta por un llamado pasional, Kyra Galván nos da en estos poemas una muestra más lírica de su poesía. Se intuye una libertad en el fluir de la emoción. Intensidad y pasión por el momento en que se existe y nada más. Gracias por publicar una muestra tan hermosa de Kyra Galván!!
Hace muchos años leí un poema de Kyrap publicado en un folleto no era libro recuerdo que lo guarde y lo leía de vez en cuando hablaba del amor en tiemp de conflicto recuerdo frases aisladas “Estoy en un Puente sobre aguas turbulentas, movimientos telúricos ocurren en mi alma o algo así con el paso de los años extravié el folleto y me encantaría volver a leer el poema, había otro sobre la mujer y lasa características de las que tenía su hombre amado.