El grandioso circo más pequeño del mundo, en Manizales, Colombia

¿Qué tan fácil es para el circo trasladarse de lo marginal de un barrio bravo a los espacios urbanos culturalmente bien aceptados y habitualmente transitados por la vida estudiantil?

Por Alejandro Velázquez*

En septiembre del 2016, la ciudad de Manizales, capital del departamento de Caldas, Colombia, estaba bifurcada por el voto a favor o en contra de la amnistía para las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La tensión y las expectativas estaban latentes en cada conversación y en el arte satírico, como Golo Volador de Malditasea Producciones Clown, quien ridiculizó sin tapujos a los líderes de las dos facciones.

Otras expresiones clown como compañía Burbuja Producciones que dieron un respiro y que dejaron la siguiente incógnita: ¿Qué tan fácil es para el circo trasladarse de lo marginal de un barrio bravo a los espacios urbanos culturalmente bien aceptados y habitualmente transitados por la vida estudiantil? Una loable característica del Festival Internacional de Manizales del 2016 fue la apertura a que compañías jóvenes como Burbuja Producciones llegaran a barrios como la Linda, sumamente peligrosos, y otros escenarios más transcurridos, como El circo más pequeño del mundo, una obra que se presentó el 4 de septiembre en el famoso Cable, ubicado en Avenida Santander, una de las dos arterias principales de la ciudad de Manizales.

A las cuatro horas de una engañosa tarde despejada, El circo más pequeño del mundo celebró su segunda función en dicho Festival y pocos minutos antes de iniciar se vio amenazado bajo la sombra de un aguacero. Aun cuando una primera llovizna creó estragos, porque la gente se empezó a replegar al no hallar un tejado para resguardarse, los tres clowns de este pequeño circo, Dominik, Cirilo y Maxirilin, improvisaron un acto, usando la lluvia como un objeto lúdico, que había sorprendido a los amantes de lo espontáneo cuando el clown Dominik danzaba con el trapeador, y después siendo el suelo mojado un juguete y aliado para Cirilo en su monociclo, que potenciaba la dificultad y el suspenso.

Fotos: Alejandro Velázquez

El trabajo en equipo logró reunir a una gran cantidad de espectadores, admirados por la destreza ante la adversidad de las condiciones climatológicas, pero además de sumar el vértigo causado por las acrobacias, el ánimo de los espectadores mejoró gracias al vaivén de comedia de acción y la actividad del público. Las transiciones entre cada número fluían tanto que no se distinguían y cada personaje estaba matizado por cualidades: como Cirilo, el de las acrobacias más arriesgadas, Dominik, el más irreverente con los espectadores (incluso pedaleando la mini bicicleta se atrevía a quitarles los paraguas), y Maxirilin, el de la actitud más infantil, el que mejor representaba el oxímoron de lo grandilocuente pequeño y quien establecía un vínculo entre los espectadores de menor edad, invitados a formar parte de su juego.

El circo más pequeño fue una ironía desde la misma pequeña carpa de la cual salían una gran cantidad inesperada de objetos; su concepto estético dejó en claro que había un oxímoron lo grandiosamente pequeño. Este concepto más tarde se volvió una reflexión en casa de Lino Leison Cardona Rincón y Ana Pardo, productores de la compañía, pues Lino pensó que el clown del más pequeño vive en un mundo vasto de retos, buscando obstáculos cada vez más grandes, pero, al final, sin perder un pie en la Tierra, sabiendo que solamente es un pequeño clown en un mundo aún difícil de atisbar.

El circo de lo grandilocuentemente pequeño es lo que La Burbuja Producciones hibridó, juntando clown, técnicas de payasos y acrobacias, abasteciendo de manera colectiva un mosaico fluido en un concepto estético de su oxímoron. A su vez el concepto es resultado de la investigación de tres padres de familia que viven diariamente con niños de cuatro a cinco años, como el pequeño Joaquín Cardona Rincón, quien tenía grandes destrezas a su edad siendo ya parte del espectáculo. De manera semejante a la vía investigativa de Jacques Coupeau, los payasos de esta compañía manizaleña se retroalimentaban de observar a diario el comportamiento de sus hijos en sus juegos y convivios, prestando atención a la facilidad de romper barreras en conversaciones. Justamente una de las proezas del Circo más pequeño del mundo fue que pudo unir a la gente, a pesar de las condiciones climatológicas, bajo una estrecha masa de paraguas, que se protegía del frío, sin importar las diferencias políticas entre los partidarios de la amnistía o los que la rechazaban totalmente.

 

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Compañía La Burbuja Producciones:

Contacto

Producción:

Lino Jeison Cardona Rincón: Maxirilin

Jonhatan Rodríguez González: Dominik

Joaquín Cardona Rincón,

Camilo Andrés Romero Suarez: Cirilo

Técnico de sonido y producción: Ana María Pardo Cardona.

 


*Alejandro Velázquez es, antes que nada, espontáneo, criticón y malo para escoger su calzado. Luego, escribe crítica teatral en un proyecto llamado Licras desde que se tituló de la Maestría en Artes Escénicas de la Universidad Veracruzana, donde investigó la variante escénica llamada la impro en la Ciudad de México; antes colaboró para medios digitales como Entretenia, Teatro Mexicano y Ciudad de Frente, mientras trabajaba como profesor de teatro a nivel secundaria; antes estudió la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras, donde decidió dedicarse al teatro.

Contacto con Licras:

Twitter: @LicrasLab


Correo electrónico: nostrovostro123@gmail.com

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