Nuestro mundo es un instrumento musical
Los antiguos creían que la Tierra estaba rodeada de esferas celestiales, que producían música divina cuando se movían. Vivíamos, por así decirlo, en un enorme instrumento musical. Esto puede sonar tonto, pero la ciencia moderna ha demostrado que en cierta medida esto es cierto. Los satélites que registran las ondas sonoras que resuenan con la magnetosfera de la Tierra -la burbuja magnética que nos protege de la radiación espacial- demuestran que realmente estamos viviendo dentro de un magnífico instrumento musical magnético.
Hay dos cosas clave que controlan cómo suenan las notas de los instrumentos musicales: el tamaño y la forma del instrumento y la velocidad del sonido a lo largo de él. Estos determinan el tono de las notas y el timbre, el carácter o la calidad del sonido, a través de las ondas estacionarias o resonancias que se excitan dentro del instrumento a medida que las ondas sonoras rebotan a su alrededor. Es elegantemente simple, pero explica la rica variedad de sonidos musicales que son posibles.
Lo mismo ocurre en la magnetosfera protectora de la Tierra, que es tallada por el viento solar. Siempre hay algunas ondas de sonido – oscilaciones en la presión que viajan a través del medio en el que están – viajando en el espacio… Bueno, no son exactamente el mismo tipo de ondas de sonido que obtenemos en la Tierra. El espacio está lleno de plasma en lugar de gas normal: un estado diferente de materia formada por partículas cargadas que pueden generar y ser afectadas por campos eléctricos y magnéticos. Este tipo de interacciones pueden dar lugar al equivalente en plasma de las ondas sonoras: las ondas magnetosónicas. Estas también son ondas de presión, pero con algo de magnetismo añadido.
Esas ondas “magnetosónicas” pueden rebotar alrededor de la magnetosfera y a menudo configuran “resonancias”, donde la frecuencia es justa para que estas ondas crezcan y crezcan en energía en lugar de crecer rápidamente. La mayoría de los instrumentos musicales soportan sólo un tipo de resonancia – ya sean las vibraciones de una cuerda como en una guitarra, ondas superficiales en una membrana como en un tambor o sonidos dentro de una cavidad como en una flauta. Sin embargo, la magnetosfera tiene análogos de los tres tipos de resonancia que se encuentran simultáneamente.
Otra diferencia entre los sonidos del instrumento magnético de la Tierra y los que estamos más acostumbrados es cómo cambian en el tiempo. Puedes escuchar una nota unos minutos, horas o incluso escucharla en días distintos y no habrá grandes diferencias en el sonido producido. Por supuesto que de vez en cuando tienes que afinar tu instrumento, pero en términos generales el sonido que produce es bastante estable a lo largo de un buen periodo.
La magnetosfera, por otra parte, está casi siempre cambiando – crece y se encoge en respuesta directa al viento solar siempre fluctuante. Uno podría imaginar que esto debería cambiar las notas de la magnetosfera, dado cómo funciona un instrumento musical. El problema es que no se puede simplemente escuchar cómo cambian las notas porque a menudo no es posible estar seguro de qué provocó las ondas detectadas o qué tipo de resonancia se acumuló, simplemente porque no tenemos satélites colocados en todos los puntos a lo largo de este “Instrumento” escuchando estos sonidos.
Una manera de abordar este problema es calcular cómo todos los diversos tipos de notas deben cambiar usando los modelos computarizados de la magnetosfera bajo diversas condiciones observadas. Este enfoque ha sugerido una cantidad considerable de variabilidad en estas notas; de un 35 hasta un 105 por ciento, que representaría una variación entre cinco semitonos y más de una octava entera. Afortunadamente, estos modelos también han revelado al menos algunos de los factores de control como la densidad del viento solar. Por supuesto, éstos son solamente cálculos y deben ser comprobados, así que hay todavía más trabajo a hacer.
Realmente no podemos escuchar estas ondas magnetosónicas en el espacio – los niveles están muy por debajo del umbral auditivo humano. Pero los satélites pueden captar el sonido y luego podemos amplificarlos para hacerlos audibles.
Pero quizá lo más emocionante de todo esto, es que se ha creado una plataforma para escuchar en línea todo el conjunto de sonidos de la magnetosfera, junto a muchos otros generados por fenómenos del espacio exterior, con la finalidad de tomarlos libremente y crear melodías únicas con dicho material y participar en un concurso de dimensiones globales… ¡Así que no esperes mucho y entra a este sitio web para empezar a tocar el instrumento musical que has habitado toda tu vida!
Con información del Dr. Martin Archer para Phys.org | Edición, traducción y notas del Proyecto Alterius