Alina Kummerfeldt #VocesVioletas
Alina Kummerfeldt nació en Guatemala en el año 1989 bajo la constelación de Escorpio y el nahual maya Aq’ab’al. Tiene estudios en Ciencias de la Comunicación y cursó el programa de Escritura Narrativa en Casa de Letras, entre otras cosas.
Publicó el libro Carta Cero (Guatemala, 2011) y Trotamundos de Cuerpos (Argentina, 2013). Ha sido incluida en antologías poéticas y su propuesta ha aparecido en distintos medios nacionales e internacionales. Colabora en revistas impresas y digitales con notas y entrevistas a artistas.
Es cofundadora del grupo literario “Vandevaneantes” y participa en el “Colectivo de poetas, por la memoria, la justicia y la verdad”.
Reside en Buenos Aires, Argentina desde hace cinco años, donde se dedica en la actualidad a hacer corte y color en distintos lienzos, entre estos, cabelleras, dibujos y palabras.
Otto René Castillo
◊
Recordé que siempre extrañé el futuro
aún conociendo
su inexistencia
que supe del peso del viento
la fecha
◊◊◊◊de la hoguera
jamás hubieron opciones
el único camino
fue el regreso
◊
Cuando la carne iba desapareciendo
◊◊◊en el fuego
tajaron mis pómulos
desgarraron mi cuello
◊
Grité a cantaros:
¡Lo vale todo este pueblo!
Mi caldera de flores incienso
mirra cuilca romero
Escucha nuestro podcast
miel pom canela
la sangre mi sudor la lengua
◊
Cuando ví la carne
desaparecer
en el fuego
se burlaron de la promesa
de mi verso
me cocieron la boca
me amputaron la voz
◊
Y mis ojos de silencio hablaron ardiendo:
¡A mi nadie me mata
la muerte:
me tiene acostumbrado!
◊
Mi carne
desapareció
en el fuego
me secaron los ojos, calcinaron mi cuerpo
terminaron una ◊◊◊por ◊◊◊una
todas nuestras partes
◊
Less dio rabia escuchar de las cenizas un eco
supieron entonces
que no poseian las armas suficientes
para callar
nuestra poesía
Xocomil
◊
Renazco infinitamente ahora
y puedo observarme desde el otro lado,
el volcán tragando mi sangre
escupiéndola
y fuego,
escucho mi camino de agua
◊
Me hago acá en donde sé lo que quisiera saber
-toda una vida-
y dura nada más que ese momento,
el lago está picado
el movimiento es brusco
lastima mis adentros y entiendo
no queda más que saltar al compás de la barca
para que la caída
◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊sea
◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊más tenue
◊
Aprender que el dolor es sólo otro ritmo
que incomoda
que no existe tal cosa como estar vivo y estar a la vez
cómodo,
huir del dolor es cobardía
hacerlo un hogar
◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊también lo es,
aprender a recibir el dolor como a la alegría
es ser
◊◊el agua
Manuel Acuña
“Acuña fue víctima del hastío, de la nostalgia moral, de esa enfermedad sin nombre que marchita las flores del alma cuando apenas están en capullo” Juan de Dios Peza.
I.
◊
Todos hemos sido
hemos tenido una Rosario,
para regalar muerte o recibirla.
◊
Pero a Manuel,
a Manuel en serio les digo,
lo envenenó entero de noche
su Rosario.
◊
Tibio y doliente en Dolora dejó su retrato
para que encontráramos
su lucida carne de alguna vez.
◊
Tarde, leí su canto,
a destiempo de mi dicha,
a tiempo de mi triste:
¡Ahhh, ya sé porque es!
◊
¡Entonces el amor es verdugo!
aunque sea cianuro,
es quizás, la suerte más grande que un hombre
pueda tener.
◊
“¡Falleció por amor!” dirán los románticos,
“por capricho”, dirán los escépticos,
yo diré
ya borracha de leerlo.
maldita sea, ¡cállense!
para el poeta es lo mismo,
títere de la emoción,
bajo el mando del corazón
se cometen atrocidades.
◊
II.
◊
Tan sólo 24 años teníamos,
ahora que los dos hemos desfallecido
◊◊◊◊◊◊por amor
¿pero acaso hay otra razón
para ser ocaso
alguna forma licita para morir
que no sea amar?
no se puede ninguna labor
sin voraces amar
¿cuál es el pan, qué vino queda
para continuar latiendo
en este círculo embrujado y perpetuo?
◊
Estamos atrapados
en este
interminable
◊◊◊◊◊◊laberinto
◊◊◊◊◊◊◊desmedido
◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊de lo eterno,
aterradora casa de los espejos.
Para combatirlo:
Amooor, amoor, amor,
hechizo placebo.
◊
Qué desvarío nos llevará ahora
al ardor de lo incierto,
Nocturno, tuyo y mío,
Nocturno, entra la luz sumisa,
nos tiembla de estrella el amor,
ojalá, ojalá hubiese elección,
no se escoge al amor
porque no se escoge la vida,
lo que da vigor es tijera con su trueno en dos,
entra por la piel,
siembra su sombra y su sol,
consume su mal y su bien,
ahoga en su orgasmo
y nos acaba.
El día en que Frank me llevo a bailar al cementerio
◊
I.
◊
Frank me decía que era justicia recolectar mandíbulas de perros
cráneos de aves, vértebras féminas,
tomar el té con los muertos
cuidar de ellos
◊
II.
◊
Frank fotografiaba con sus ojos el momento virgen
para que jamás fuese
prostituido en las redes
◊
A la mitad del silencio
en medio del cementerio
casi
no existe el mundo
◊
II.
◊
Frank me decía que le pesaba el ruido y por eso escapaba
a sentarse en las lápidas
a presenciar lo putrefacto como se contempla una flor
o una estrella
◊
Frank me decía que más que la obra
éramos
◊◊◊la edición,
nuestros deshechos,
el basurero de la zona tres
◊
IV.
◊
Era una fiesta de disfraces
◊
Ellos llevaban
facciones de buitres
ansiando
alguna muerte
en aleteos de círculos
◊
Nosotros llevamos
la aburrida máscara
de humanos
No
no volamos
◊
comemos vivas
a las presas
dejamos
en el aire flotando
su sangre
sus intactos huesos
plastificados
listos
para llevarlos
al correcto tacho
de reciclaje
#VocesVioletas es un espacio semanal dedicado a compartir poesía escrita por mujeres de México y Latinoamérica.
2 comentarios
me encantó esta parte de uno de tus poemas, saludos!
“que no existe tal cosa como estar vivo y estar a la vez
cómodo,
huir del dolor es cobardía
hacerlo un hogar
◊◊◊◊◊◊◊◊◊◊también lo es,
aprender a recibir el dolor como a la alegría
es ser
◊◊el agua”
gracias Damian!