“Nuestra voz también cuenta”: Las mujeres de Pichátaro se organizan desde abajo

Mujeres de todas las edades van entrando por la puerta de la escuela primaria de la comunidad de Pichátaro, en la Meseta Purhépecha de Michoacán. Llevan consigo sus rebozos tradicionales para soportar el viento mañanero del domingo frio de junio. Mientras en la plaza comunitaria, un pequeño tianguis se alista para poner en venta ropa usada, sombreros, verduras, frutas, plantas y el clásico puesto de carnitas, mientras una bocina avisa a lxs comunerxs sobre las ofertas del día.

En el patio de la escuela, ya están instaladas las sillas y tablones para las comuneras que participarán en el “Primer foro y taller de convivencia sana: Aprendamos juntas” organizado por un pequeño grupo de mujeres jóvenes que se han movilizado con el objetivo de provocar reflexiones y trabajo colectivo desde los espacios de mujeres de la comunidad. Ellas también son originarias de Pichátaro y estudian la carrera de gestión y gobiernos locales en la Universidad Indígena Intercultural de Michoacán (UIIM), asentada en esta comunidad purhépecha. Algunas, incluso, son hijas de representantes de barrios, elegidxs apenas hace unos meses, en asamblea general de esta comunidad, la cual desde hace dos años impulsa su propio proceso de elección popular sin la maña de los partidos políticos.

La tenencia de Pichátaro se suma a la lucha de los pueblos indígenas por su caminar hacia la libre determinación y elección comunitaria de sus autoridades políticas. A principios de 2015, esta pequeña tenencia perteneciente al municipio de Tingambato, solicitó ante el gobierno estatal “la asignación de los recursos públicos que les corresponde proporcionalmente para que sean administrados de manera directa por la autoridad que designe la Asamblea General. Esta petición se desprende de los conflictos que desde hace tiempo tiene la comunidad con las administraciones del municipio de Tingambato, por el manejo y aplicación discrecional, desigual y discriminador que se traduce en un rezago evidente de la comunidad” [1].

Según el Colectivo Emancipaciones, que actualmente acompaña el proceso jurídico de Cherán y Pichátaro, explica que “el día 29 de septiembre se interpuso el Juicio para la Protección de los Derechos Políticos-Electorales del ciudadano para la defensa del derecho de libre determinación y autogobierno de la comunidad Purépecha de San Francisco Pichátaro, ante la Sala Regional de Toluca, V Circunscripción del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. En este juicio se solicita se ordene al Ayuntamiento de Tingambato entregar los recursos públicos proporcionales a la autoridad local que designe la Asamblea General. Días después, dicho Juicio fue atraído por la Sala Superior del TEPJF, máximo tribunal en materia de derechos políticos del Estado Mexicano” [2]. De esto resulta una nueva grieta en el sistema político mexicano, a partir de la autogestión de los recursos de acuerdo a las decisiones del pueblo.

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El transcurso de ese año estuvo marcado por sus exigencias ante funcionarios del Estado para reclamar sus derechos políticos, visitando instancias gubernamentales, enviando oficios y realizando acciones de protesta, como el significativo bloqueo de instalación de casillas electorales en la comunidad el 7 de junio de ese año. Fue hasta el 1 de septiembre que logran instalar su Concejo Comunal, donde dos mujeres son elegidas para formar parte de este cuerpo colegiado de gobierno, además de integrarse un concejo de las mujeres, con participación activa de las comuneras de los 7 barrios de la tenencia.

De esto último, nace la inquietud por espacios donde las mujeres compartan su sentipensar sobre el proceso de la comunidad, razón por la que se desarrolla el foro-taller de convivencia sana. Allí, en el patio de la escuela, alrededor de 70 mujeres y otros tantos niñxs, escucharon atentas dos pláticas interesantes. Una de ellas la impartió una integrante del Concejo de los Barrios de la vecina comunidad de Cherán, la maestra Gloria, quien presentó una charla titulada “La lucha de la mujer por la comunidad de Cherán”. Allí compartió su ejemplo de participación en la lucha y de cómo se ha abierto poco a poco la brecha para que las mujeres puedan participar en todos los espacios de organización y representación de la comunidad de Cherán [3], además de enfatizar la importancia de su presencia en las asambleas (donde muchas veces son mayoría), en las fogatas (como primer momento de organización), en las fiestas y actualmente en la administración de gobierno comunal. Resaltó el papel de las mujeres en la lucha por la defensa del territorio, porque, como señala Gloria: “la mujer sabe y reconoce el territorio, sus árboles, sus animales, sus plantas, tiene una relación distinta con la tierra”. Este proceso para reconocer como sujeto social a las mujeres no ha sido fácil en las comunidades, pues aún abunda el machismo y la dominación masculina, concluyó.

Después de escuchar la experiencia de Cherán, las mujeres de Pichátaro tomaron la palabra para entrar en diálogo. Primero fueron las esposas de los representantes de barrio y de bienes comunales, quienes señalaron las dificultades que han tenido para continuar los trabajos del programa de igualdad, el cual han impulsado desde el concejo de las mujeres. Su trabajo busca la igualdad sustantiva, basado en 4 ejes que contemplan desde la familia, la comunidad, hasta la prevención de la violencia. Con esto intentan que su voz sea escuchada y que los hombres respeten su participación en cualquier espacio, “aunque no sea costumbre ir a las asambleas hay que ir, como yo que fui y nadie me prohibió entrar y decirles que me faltaba el agua”, comento la esposa del representante de uno de los barrios. También mencionaron la importancia de una agenda como mujeres indígenas, buscando la respuesta al “qué queremos y cómo le hacemos”.

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Una madre de familia tomó la palabra en el público para decir que sí era posible participar como mujeres, que su voz también cuenta y que sólo habría que vencer el miedo: “hay que decir las cosas aunque nos equivoquemos”, resaltó. Otra madre de familia también tomó la palabra para expresar su inconformidad respecto al alcoholismo persistente en la comunidad, lo que merma la organización y el trabajo colectivo, pues dijo: “cuando los hombres van a la faena, se emborrachan y pierden toda la tarde y hasta la mañana siguiente. Por eso, nosotras mejor vamos y hacemos la faena rápido, porque tenemos otras cosas que hacer.”

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Expresando sus opiniones con confianza recíproca, lograron coincidir en que había mucho trabajo por hacer para que su voz fuera realmente escuchada. Allí se miraron, se escucharon, convivieron y aplaudieron con entusiasmo cada participación. Se miraron al espejo con empatía. Al final, la joven mujer integrante del Concejo Comunal (que es la única, debido a que la otra compañera abandonó el cargo por asuntos personales) tomó la palabra para agradecer al colectivo de mujeres que organizaron el foro-taller y aprovechó el momento para repartir hojas de papel, donde les pidió a las asistentes que anotarán qué actividades les gustaría que se organizarán desde los espacios de mujeres, para poder darle continuidad a la reflexión y a las redes de mujeres.

Así concluyó la reflexión colectiva para pasar al trabajo en los 5 talleres: Chaquira, deshilado, dos agujas, listón e insecticida orgánico. Las compañeras se dividieron en sus respectivos espacios con sus materiales para los talleres, los cuales habían sido preparados por el colectivo de mujeres jóvenes, mientras los niñxs también acompañaban los talleres. Luego vino el pozole, el agua de jamaica y las risas.

Aunque aparentemente no se rompan los esquemas de género y opresión masculina en las comunidades, el espacio de autonomía y lucha por la libre determinación es un parteaguas donde brotan experiencias de mujeres que participan con mayor presencia política y hacen valer sus derechos como sujetas de la historia. En un momento histórico donde el Concejo Indígena de Gobierno (CIG) está promoviendo una propuesta anticapitalista de organizar las resistencias y rebeldías desde abajo para hacer que retiemble en sus centros la tierra [4], por medio de la vocería de Marichuy, mujer nahua de Tuxpan, Jalisco, me parece que llego la hora [5] para que desde distintas geografías, las mujeres se encuentren y subviertan este sistema capitalista, racista y patriarcal.

Nota del Colectivo Alterius para Tercera Vía.

Referencias:

[1] Alejandra González y Víctor Alfonzo Zertuche (2015), “¡Arriba Pichátaro! La comunidad en lucha por su libre determinación y autogobierno”, publicado en Michoacán 3.0. Disponible en: http://michoacantrespuntocero.com/arriba-pichataro-la-comunidad-en-lucha-por-su-libre-determinacion-y-autogobierno/

[2] Para darle seguimiento al caso, véase el portal del Colectivo Emancipaciones. Disponible en: https://colectivoemancipaciones.org/

[3] Véase el documental “Cherán K´eri”, DocsDF (2015). Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=Kjo6KNxLZio

[4] Congreso Nacional Indígena (2016), “Que retiemble en sus centros la tierra”, publicado en Enlace Zapatista. Disponible en: http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2016/10/14/que-retiemble-en-sus-centros-la-tierra/

[5] Congreso Nacional Indígena (2017), “Llego la hora”, publicado en Enlace Zapatista. Disponible en: http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2017/05/28/llego-la-hora-cni-ezln/


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