La participación de los científicos mexicanos es crucial para la gran ciencia europea
La revista Nature Physics publicó el artículo Enhanced production of multi-strange hadrons in high multiplicity proton-proton collisions en su edición de abril 2017, donde documenta los resultados del experimento en el que trabajaron científicos mexicanos que recrearon un plasma de quarks y gluones, estado de la materia en que se encontraría el universo 10 microsegundos después de la explosión del Big Bang. El descubrimiento ocurrió gracias al choque de protones de muy alta energía.
Entre los investigadores participantes, se encuentran Gerardo Herrera Corral, del Departamento de Física del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), e Ildefonso León Monzón, de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), además de académicos y estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
El artículo en Nature Physics integra el trabajo del experto en electrónica, el doctor Carlos Duarte Galván, cuya contribución consiste en el desarrollo de tarjetas electrónicas para los detectores creados por investigadores y estudiantes de la UAS y del Cinvestav del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
“Un proyecto de esta magnitud involucra gente de diversas áreas. El doctor Ildefonso León, por ejemplo, es físico y su trabajo está enfocado en el diseño de los detectores, que son los que localizan las partículas que se reportaron en Nature. Lo interesante es que son partículas muy extremas, que no se ven muy seguido. Como ingeniero, mi trabajo es el desarrollo de los sistemas electrónicos que se encargan de adquirir los datos de los sensores”, comentó.
El experimento se encontró con un problema principal: debían diseñar tarjetas electrónicas de acuerdo con las necesidades del experimento, pues los equipos comerciales no resolvían las necesidades del grupo de investigación.
“Los experimentos requieren de trabajo a la medida. El grupo tiene que diseñarlas. Hay equipos disponibles, pero al final requiere mucho del diseño el grupo de trabajo. Se requiere de electrónica muy fina”, explicó.
Fue en ese momento cuando investigadores sinaloenses en el CERN involucraron a Duarte Galván, comentaron que contaban con el sistema, pero requerían ingenieros electrónicos para la operación del sistema.
“Dijeron: ‘Necesitamos a alguien especializado, que nos apoye cuando estamos echando a andar un experimento y el sistema está adquiriendo datos’. Si hay algún evento, hay que solucionarlo. Se trata de un trabajo a la medida y eso implica mucho, mucho trabajo”, comentó.
“Cuando empezó la colaboración, participaban universidades e investigadores de México y también de otros países, que en ese momento apoyaron con el diseño electrónico. Tuvimos que verlo de la siguiente manera: tienen sensores que detectan las partículas que se desprenden de las colisiones en el acelerador, pero antes de llegar a tener los datos en una computadora, tienen que pasar por sistemas electrónicos bastante complejos, muy finos”, comentó.
Las tarjetas que desarrolla el equipo sinaloense permiten el procesamiento de datos. Debido a que se trata de aplicaciones específicas, sería prácticamente imposible e incluso muy costoso cubrir las necesidades con equipos comerciales. “Se gastaría mucho o se tendrían muchos problemas de integración por incompatibilidad en las tarjetas. Cuando haces el diseño, siempre lo haces de acuerdo a la necesidad. Los proyectos que queremos hacer, gran parte los podemos realizar nosotros, a la medida y mucho más baratos”, explicó.
Con información de Agencia CONACYT.