No hay nada inteligente que decir sobre una matanza

Después de leer Matadero cinco del escritor estadounidense Kurt Vonnegut he tenido horribles pesadillas. Mi lectura de esta confusa y despiadada novela de ciencia ficción fue premonitoria, porque antecedió dos eventos perturbadores. 

Uno de ellos parece estúpido a primera instancia, pero no lo es; el otro es el resultado de una brutalidad indignante, a todas luces una muestra de cómo los intereses económicos y políticos de unos pocos pueden convertir la vida de miles de seres humanos en un infierno.

Los dos son reproducidos a través de un simple video en redes sociales, cada vista es tan dramática como la primera vez. Ambos evidencian el lado más vulnerable del ser humano, pero en dos pulsiones tan opuestas y complementarias como lo son el sexo y la muerte. El deseo y la guerra.

El primero es perturbador en dos niveles de la consciencia humana: erótico y onírico . Se trata del video viral “Hi stranger (Hola extraño)”, creado por Kristen Lepore. El protagonista es un vulnerable humanoide que provoca que confundas tus emociones. Ya saben de qué video hablo:

La simple confusión no es lo más atractivo. Es el grado de interés sexual que puede provocarnos. Esto fue advertido por el análisis de los psicólogos, quienes demostraron que somos capaces de demostrar intereses eróticos más allá de nuestra esencia.

Esto es una cosa que ya sabíamos pero que al advertirlo a través del video nos pone en alerta. Si un mensaje de amor promueve una idea cósmica que tiene raíces en diversos tipos de teorías conspirativas, como la famosa teoría de que somos estudiados por una civilización más evolucionada, y que al estudiarnos, y por el mismo hecho de hacerlo, esos seres que nos observan siente un interés emocional hacia nosotros que se relaciona con el amor y el deseo sexual.

Unos dirán que suena bastante loco, pero esto resulta más perturbador cuando conjuntamos estas emociones con las que nos provoca el siguiente video:

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¿Voy a morir? Y la pregunta también va dirigida a nosotros. Un niño sirio que respiró gas sarín, un poderoso tóxico inventado para neutralizar ejércitos enemigos durante la segunda guerra mundial. Si somos capaces de amar a seres extraterrestres, ¿por qué no somos capaces de amar a nuestros semejantes? La pregunta es retórica. Estados Unidos ha contestado con un bombardeo irracional, estúpido e indignante como son todos los eventos que provocan la muerte.

Tras la lectura sobre los viajes en el tiempo del insano personaje de Matadero cinco, el oftalmólogo Billy Pilgrim, quien presenció el bombardeo de la ciudad de Dresde durante la segunda guerra mundial tras haber sido capturado por los alemanes. Al igual que Kurt Vonnegut, Pilgrim fue testigo de una matanza que causó más muertes que la bomba atómica de Hiroshima, según se narra en el relato. Tras esta lectura, el mundo parece advertirnos que nuestro nivel emocional está en constante prueba. ¿Por los gobiernos, por el capitalismo o por seres extraterrestres?

Con la mente destrozada por los horrores de la guerra, Pilgrim fue víctima de otro atentado más del destino: fue secuestrado por una civilización extraterrestre, los tralfamadorianos. Seres con una capacidad intelectual más desarrollada que los seres humanos. En Tralfamador, Billy pasó encerrado en un zoológico mientras era estudiado por sus anfitriones, todo en un completo acuerdo excento de todo tipo de violencia: al personaje le interesaba también aprender sobre esos extraños seres que lo mantuvieron cautivo.

Los tralfamadorianos advertían el tiempo de una forma determinista . A diferencia de los seres humanos, quienes sólo podemos apreciar el presente como un evento continuo.

Los terrestres son grandes narradores; siempre están explicando por qué determinado acontecimiento ha sido estructurado de tal forma, o cómo puede alcanzarse o evitarse. Yo soy tralfamadoriano, y veo el tiempo en su totalidad de la misma forma que usted puede ver un paisaje de las Montañas Rocosas. Todo el tiempo es todo el tiempo. Nada cambia ni necesita advertencia o explicación. Simplemente es. Tome los momentos como lo que son, momentos, y pronto se dará cuenta de que todos somos, como he dicho anteriormente, insectos prisioneros en ámbar. —Eso me suena como si ustedes no creyeran en el libre albedrío —dijo Billy Pilgrim. —Si no hubiera pasado tanto tiempo estudiando a los terrestres —explicó el tralfamadoriano—, no tendría ni idea de lo que significa ‘libre albedrío’. He visitado treinta y un planetas habitados del universo, y he estudiado informes de otros cien. Sólo en la Tierra se habla de ‘libre albedrío’

Los Tralfamadorianos conocían la forma en que su civilización iba a ser destruida. Lo sería por una acción que ellos mismos provocaron. Los seres humanos también lo sabemos, pero muchos prefieren ignorarlo. Nuestro conocimiento es pasivo.

Kurt Vonnegut tenía una certeza:

Si este libro es tan corto, confuso y discutible, es porque no hay nada inteligente que decir sobre una matanza. Después de una carnicería sólo queda gente muerta que nada dice ni nada desea; todo queda silencioso para siempre. Solamente los pájaros cantan.

¿Y qué dicen los pájaros? Todo lo que se puede decir sobre una matanza; algo así como ‘¿Pío-pío-pi?””

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