Un río recibe el estatus de persona jurídica en Nueva Zelanda

El respeto por los bienes naturales, así como el reconocimiento y el cuidado de la herencia cultural de los pueblos ancestrales, puede ser una buena medida de la madurez y el nivel de desarrollo de un sistema político-social. El mejor ejemplo de esto hoy lo pone Nueva Zelanda, cuyo parlamento ha otorgado el estatus de persona jurídica al río Whanganui, venerado por los maoríes en la Isla Norte. El Parlamento ha aprobado una ley que combina los precedentes legales en Occidente con el misticismo maorí. La iniciativa es pionera en el mundo. Los maoríes, los indígenas de Nueva Zelanda, llevaban 160 años pidiendo el reconocimiento del río como una entidad viva.

“Yo soy el río y el río es yo”, reza un dicho maorí.

El curso de agua es un ser vivo que parte de las montañas y llega hasta el mar, e incluye sus afluentes y el conjunto de elementos físicos y metafísicos que le acompañan, según la nueva legislación. Este estatuto significa que los intereses de su curso de agua serán defendidos en los procesos judiciales por un abogado que represente a la tribu maorí y por otro abogado representando al gobierno del país.

Es la primera vez que un río recibe este estatuto, si bien Nueva Zelanda reconoció también en 2013 el estatus de “persona jurídica” al Parque Natural Te Urewera, situado en la Isla Norte.  El río Whanganui es el tercer río más largo de Nueva Zelanda, con una longitud de 290 kilómetros.  Los maoríes dicen que el río es sagrado y también que es su antepasado. Desde los años 1930 han pedido al gobierno que sea protegido.

Los maoríes también han reclamado el reconocimiento de los derechos del río desde 1870, por lo que el decreto del Parlamento neozelandés supone un reconocimiento de la conexión espiritual entre la tribu iwi y su ancestral río, según el gobierno. La tribu iwi ha recibido también unos 52 millones de euros en concepto de gastos procesales después de un largo maratón judicial, así como una suma adicional de 30 millones de dólares neozelandeses para mejorar el curso del río.

“Sé que la reacción inicial de algunos será [pensar] que es bastante extraño dar personalidad legal a un recurso natural, pero no es más extraño que una fundación familiar, una compañía u otro tipo de sociedad”, ha afirmado Chris Finlayson, ministro para la Negociación de Tratados.

Con información de El País e Investigación y Desarrollo

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