Mara Salvatrucha quiere dialogar con el gobierno, consideran su desarticulación
La Mara Salvatrucha o la MS-13 es una organización internacional de pandillas que comenzó su consolidación desde los años 50 en Los Ángeles, California. Casi 70 años después, su poderío abarca países como Canadá, México, Honduras, Italia, España, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Bolivia y Venezuela.
Centroamérica es la región más afectada por la brutalidad de sus crímenes y a finales del 2016 se reunieron con el medio salvadoreño de El Faro para aclarar los rumores sobre una guerra entre las pandillas y el gobierno, pero también para poner sobre la mesa su intención de dialogar con el gobierno.
El primer punto que plantearon para esta negociación es la posibilidad de que el gobierno cree procesos que permitan a los miembros activos salirse de la pandilla en caso de que el gobierno acceda, podrían, incluso discutir la posibilidad de discutir la desarticulación de la pandilla.
“Las FARC lo han hecho(…) ellos después de andar matando gente, de ser terroristas, se van a reinsertar como ciudadanos.”, dijo un vocero de la MS-13 al periódico El Faro ante el cuestionamiento sobre su posible desarticulación. “No podemos partir diciendo que nos vamos a desarmar, todo depende de cómo el gobierno reciba la propuesta y la seriedad que le dé”, añadió, para luego asegurar que la MS-13 ha visto como modélico el proceso que condujo al desmontaje del aparato militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia”.
Las diferencias entre el proceso de paz colombiano y la propuesta de la pandilla difiere desde el propósito de sus organizaciones. A diferencia de la guerrilla colombiana, la Mara es una organización delictiva sin agenda política, sin cohesionantes ideológicos y sin buscar derrocar al gobierno para hacerse del poder.
El periódico salvadoreño presentó la propuesta ante algunos funcionarios gubernamentales. Entre ellos el secretario de Comunicaciones de la Presidencia, Eugenio Chicas, quien dijo que no podía responder si la administración accedería a sentarse a dialogar con pandilleros, porque hasta ahora la decisión es que esa no es una vía para resolver el problema de violencia de pandillas.
Por otro lado, el director de la policía, Howard Cotto, consideró que el gobierno no tenía nada que negociar con las pandillas: “El único ofrecimiento de negociación de ellos es el seguir cometiendo delitos si no negociamos o dejar de cometerlos si negociamos y esa brújula es equivocada … ¿qué ofrecen? ¿dejar de matar o dejar de extorsionar? ¿Y a cambio querés algo? ¡no! Solo déjenlo de hacer”, declaró al periódico.
Los reporteros a cargo de la entrevista resaltaron en su narración el hecho de que las vocerías de la organización han cambiado y con ellas su discurso. Aunque aparentemente los líderes siguen siendo los mismos notaron un cambio drástico en sus planteamientos, de la negación de una posible desarticulación que plantearon hace dos años a un “tal vez”, en esta última ocasión.
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